SE FUE AL OTRO MUNDO
Francisco Ramírez, un hombre de 42 años de edad, decía que la vida no vale nada, y como cuentan que al morirse encuentran una vida a toda madre, un Paraíso lleno de felicidad y mucha tranquilidad al estar lejos de su vieja, el único trabajo que hacen es limpiar las estrellas y barrer las nubes, eso lo animó y quiso irse al otro mundo a ver qué pez.
Para darse valor se chupó un pomo y con una navaja se cortó las venas de las muñecas.
Quedó tirado con la cola para arriba en su domicilio, en Avenida Juárez de la colonia centro de Pachuca. Eran las 7 de la noche, la señora Juana García Pérez, de 50 años, trabaja como su gatigrafa, lo descubrió en un charco de sangre.
Le gritaba espantada a su patrón en la oreja para que abriera los ojos, pero no recibía respuesta, lo quiso parar y se fue de nalgas cayéndole encima; corrió al teléfono y llamó al 066, llegaron de volada los uniformados con la macana en la mano.
Juana les dijo que no era pleito, que su patrón se quería pelar de casquete al otro mundo y tenía las manos cortadas. Subieron hasta el edificio y encontraron al señor inconsciente, lleno de sangre, se lo llevaron al Hospital General donde se confirmó que el señor Francisco se quería salir por la puerta falsa, dándose en la madre solo.
Los policías y médicos no pudieron tomarle declaración por lo borracho que estaba, solo pujaba y hacia los ojos de borrego a medio morir. Juana estaba contenta porque no murió, y que cuando se le baje la peda, en lugar de barrer las nubes, va a barrer la galera de la Policía Municipal, donde se lo van a llevar por atentar contra su propia vida.
ASALTAN POR LAS VENTANAS
Una banda de delincuentes se pasa de lanza y se dedican a asaltar a excursionistas y visitantes que van a las Ventanas, a la Presa del Jaramillo y al Valle de las Ranas. Un grupo de personas que les gusta caminar dentro del monte, entre ellas iba la comerciante Juliana López García, de 37 años de edad, del Estado de México, fue con su familia a admirar bellezas naturales que tenemos en el estado.
Como iba un grupo grande y ella esta gordita, se cansó en la subida mientras los demás se adelantaron unos 100 metros. De momento entre la maleza se movieron las ramas, ella pensó que a lo mejor era el lobo que le salió a Caperucita Roja, pero se quedó de una sola pieza al ver un Nahual que le quiso quitar su bolsa, por el miedo no pudo gritar, la agarró a madres sin soltarla. El Nahual sacó de su cintura un machete, lo levantó para cortarle las manos porque no soltaba la bolsa, la señora se la aventó y se echó a correr a alcanzar al grupo, y les contó lo que le pasó.
Todos se regresaron al lugar a buscar a aquel jicotillo para darle en la madre, no lo encontraron, subieron por el valle de la Ranas y ahí estaba un viejito, le preguntaron dónde podrían encontrar a un policía.
Les dijo que si en Pachuca no hay, menos en el monte. Que se ven muchos el 16 de septiembre en el desfile. Le platicaron lo que pasó y les dijo que no es la primera vez que asaltan, que son muchas. La semana pasada había asaltado a un visitante dejándolo solo en calzones, y no se los quitaron porque estaban agujereados.
Comentó que son 7 los del pueblo de San Miguel Cereso que se dedican a robar, que él los conoce, como señas todos son unos nacos con sombrero viejo, y a uno le faltan los dientes, otro está pelón y otro al caminar arrastra la pata. Los visitantes se regresaron a poner su queja ante el Ministerio Público de Pachuca.
LOS LADRONES SE METEN COMO POR SU CASA
En la calle de la colonia Maestranza, a las 3 de la tarde, habían dejado el zaguán abierto, dentro de la casa se encontraba la familia, la mamá, una hija de 18 años y 2 hijos de 15 y 13 años, y esperaban al papá, Juan José González, para mover bigote.
Cuando llegó el jefe de la casa todos se pusieron de pie, sonriendo le dio un beso a doña María Hernández, a su hija Karla y a sus dos hijos.
Comenzaron a comer como pelones de hospicio. De pronto entraron a la casa 3 ladrones, uno llevaba una pistola, otro un machete y el tercero un cuchillo cebollero. A Juan José, al quererse parar, le apuntaron con la pistola.
El hombre que llevaba el machete agarró a doña María y se lo puso en el gañote, amenazandola de cortarle la cabeza y les dijeron: “No se muevan porque los matamos”. El tercero corrió hacia la recámara y se escuchaba que buscaba algo, porque tiraba las cosas, de momento entró con ellos, llegó su perro de raza corriente.
Los olfateó y le señalaron la recámara, de momento se escuchó que atacó al que estaba adentro. La señora le dio un aventón al del machete, que cayó de cola aplastándose las almorranas, Juan José le puso un madrazo al de la pistola, que la soltó y salieron corriendo.
Detrás de ellos iba el perro tirándoles de mordidas en las nalgas. Cerraron la puerta y la atrancaron, la señora les dijo que avisaran a la policía, Juan José dijo que no porque los ladrones dejaron la pistola, el machete y el cuchillo; que se quedaban con la pistola para defenderse, el machete para cortar las ramas, y el cuchillo para pelar las papas.
LA QUIEREN DESPOJAR DE SU PARCELA
Con lágrimas en los ojos y limpiándose a cada rato la nariz, una señora de 82 años, de nombre Raquel Hernández Mendoza, vino a Pachuca a poner su demanda ante el Ministerio Público en contra de su sobrina, Lidia Mendoza. La viejita le echó la maldición del Faraón, porque es mal agradecida, desde que era una bebita la cuido, ella fue la que le limpió la cola, le pagó sus estudios y se hizo cargo desde el momento en que murió su madre, que era su hermana, cuando ella nació.
Pero ahora que la ve que anda arrastrando la cobija, se juntó con un desgraciado que dice ser Psicólogo, aunque asegura la abuelita que es un pájaro nalgón.
Dijo doña Raquel que tiene una parcela en el Municipio de Actopan, es de su propiedad, tiene 7 hectáreas y ella cuenta con el título agrario. Pero su sobrina ya le anda buscando cliente, porque dice que ella es la dueña. Ya mandó a su padrote a fotografiar el terreno, para ponerle precio.
La viejita vive sola, sosteniéndose con la pensión que da el gobierno a todos los ancianitos que pasan de los 65 años. La sobrina la abandonó para irse a vivir con ese tal Psicólogo, de nombre Clemente López, que se está afilando las uñas con el dinero que piensa sacar de la venta del terreno. Ella trató de buscar a un licenciado, le ofreció más dinero para que le volteara bandera al tal Clemente, que es un mantenido.
Le fue a decir a doña Raquel que es mejor que arreglen las cosas por la buena o de lo contrario le van ayudar a morirse, que el terreno le corresponde a Lidia porque le sirvió como gata durante muchos años y no le pagó.
La señora se dirige a todos, que no se dejen engañar por su sobrina que quiere vender el terreno, que se encuentra cerca de la Telesecundaria de Actopan. No le corresponde, ella y su quelite le andan haciendo la lucha de matarla de un coraje.
Pero dice que no se va a poder porque le va a pedir ayuda a un candidato para gobernador que anda prometiendo echarles la mano a todos. Le pide a Dios que le dé fuerzas, aunque sea por poco tiempo, mientras le raja la madre al psicólogo.
LO QUIEREN SACAR DE SU CASA
A Sabas Hernández, desde que lo liquidaron de la mina, le ha ido como en feria, quedó más endrogado que una secretaria de gobierno. El casero está a punto de lanzarlo con todo y vieja, porque no le pagan.
Sabas anda navegando con bandera del fracaso, no encuentra trabajo fijo. El que lo trae loco es el abonero de un refrigerador, a quien se le esconde por semanas.
Su vieja hace todo lo posible por sacar a ese buey de la barranca, organiza tandas, lava y plancha ajeno, todas sus pertenencias están en el empeño. Sabas se siente un verdadero desgraciado por las desgracias que le pasan.
Trabajó en la Presidencia Municipal como barrendero con su carrito, y lo corrieron por chocar con uno de a deveras. Para esconderles a los aboneros se metió de enterrador en el Panteón Municipal, pero se le pegó un muerto que ya se andaba llevando a su vieja, tuvo que buscar una espiritista para que le hiciera limpias y lo regresara al panteón.
Trabajó de chalán con el maestro Jacinto y se cayó del andamio, cuando fue al cerro a buscar unos nopales para que los hicieran en chilito, lo mordió un perro, y para acabarla de amolar se enfermó su niño recién nacido, no sabe qué hacer.
Un día llegó muy enojado uno de los aboneros y le dijo a su vieja: “Dígale a su señor que si mañana no me paga, lo voy a mandar a embargar”, la señora muy triste le contestó: “Ay señor, a mi viejo se le a puesto la cosa dura y yo con mi chiquito malo, pónganse en mi lugar”, el abonero lo tomó como albur y le contestó:
“Ni madre, mejor regreso en la semana ya que este calmado”.
ASALTABA A QUIEN PASABA
Martín Hernández, de 35 años de edad, con domicilio en la calle 21 de marzo de la colonia Cuauhtémoc, es un asaltante de profesión, ex convicto y cliente del CERESO. Los vecinos cada que lo ven cierran sus changarros, se previenen con un palo mientras otros le mientan la madre por ratón.
Roberto Hernández fue a buscar a un compañero de trabajo que le debe una lana, arriba de la escuela Pedro María Anaya. Le pagaron y muy contento caminó por la calle de Sostenes Rocha. Se quedó de baboso a ver a un grupo de perros que estaban en la esquina, de momento sintió un madrazo en la quijada, lo hizo rodar al suelo, luego le dieron una patada en la panza que le sacaron el aire, se revolcaba de dolor. Un hombre desconocido lo levantó de las greñas, le puso el brazo en el cuello apachurrándole el gañote.
Le metió la mano a la bolsa y le sacó 2 mil pesos que le habían pagado, le dio un aventón que dio la maroma. El ladrón se echó a correr rumbo al Cinturón de Seguridad, mientras Roberto se quedó sentado sobándose la cabeza, le salía sangre de la nariz. Para su suerte pasó por ahí una camioneta de la policía, una señora les dijo que habían robado y golpeado a ese pobre hombre, que el ladrón se echó a correr hacia arriba.
Los policías lo alcanzaron a una cuadra antes del Cinturón de Seguridad. Lo bajaron para que Roberto lo reconociera, al verlo dijo que sí, que le devolviera su lana. Los gendarmes lo llevaron a la Policía Municipal, y Martín resultó un Pájaro de Cuenta, tenía varios ingresos al CERESO y dos horas de haber salido de la cárcel. Y lo volvieron a meter.
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