NO SE LES CREE A LOS POLICÍAS
Hace unos días, los altos mandos pasaron lista delante de los medios de comunicación y de la Comisión de los Derechos Humanos, repitiendo el director de la Policía Estatal que todo aquel uniformado que cometiera abusos contra los ciudadanos sería dados de baja, y les iban a echar unos días en las mazmorras.
Fueron retratados y aplaudidos, por eso les vamos a dedicar esta nota que se llama ¡Abuso Policial! Y dice así: Los policías Estatales se dedican a cazar noctámbulos para extorsionarlos y le dan en la madre al que se les ponga al brinco. Los patrulleros ya instalaron su propio alcoholímetro en diferentes bulevares.
Sus víctimas son jóvenes parejas, y ante la opinión pública narran su pesadilla en el fondo del infierno, donde le vieron las patas al diablo. Con el pretexto de que andan uniformados de la Secretaría de la Seguridad Pública de Hidalgo, por las noches han encontrado su minita de oro, cometiendo una serie de actos ilícitos en la ciudad buscando clientes.
Principalmente a jóvenes que andan por la noche contentos con algunas copas entre pecho y espalda, les piden que se caigan cadáveres con una lana, los amenazan que se los van a llevar a la mazmorra y en ocasiones sacan su pistola y les pegan en la cholla, bajo la mirada de su jefe inmediato.
Para que luego no digan que esto es puro cuento, mandamos a nuestro reportero a investigar, con el peligro que lo madrearan porque siempre se avienta 5 cubas para el frío y la caminera. Les dijo a las víctimas de extorsión que no tuvieran miedo, que le contara todo lo que pasó con todo y mentadas de madre, porque en su periódico no había censura.
Con toda confianza le dijo Balaam León, Paulina Guerrero, Irving Lozada, y Alejandra Guerrero que en la madrugada del sábado sufrieron una marga experiencia y vergüenza, porque fueron víctimas de los ocupantes de las patrullas 00990 y 01066 de la mencionada cooperación.
Que serían alrededor de las 2 de la mañana y regresaban a su domicilio en el fraccionamiento Colosio, después de asistir a una fiesta familiar, cada pareja iba en un coche Chevy, al dar la vuelta al retorno frente a la colonia Punta Azul, a la altura de la farmacia Guadalajara, les cayó el chahuistle, las patrullas con los números que ya les dije detuvieron a Balaam León, conductor de uno de los vehículos, junto con su esposa Paulina Guerrero. Les dijeron que los pararon porque iban en estado de ebriedad, Balaam, con todo respeto, les dijo que sólo en la pachanga se habían tomado una chela él y su mujer. Irving y su esposa al ver que los habían detenido se regresaron a donde estaban los uniformados y a ver qué Pez.
Ellos no habían tomado nada, los uniformados les preguntaron quiénes eran, les dijeron que eran familiares, en ese momento un gendarme de forma prepotente ya había tratado de bajar del coche a Balaam para llevarlo a un alcoholímetro que le dijo que estaba en el Rastro Municipal.
Balaam le mostró sus documentos y se negó a bajarse del vehículo, y el popocha estaba necio, lo jaló varias veces tratando de bajarlo a huevo. Irving, que es una persona calmada, le dijo a los policías que si la bronca era porque decían que estaba borracho, que él se llevaba el coche a su casa.
Pero el gendarme estaba más terco que una mula, y fue entonces que les dijo que porqué lo quería bajar si él no estaba tomado, y si así fuera, ellos tenían que mostrarle que eran parte de los elementos que les permiten “Cazar” automóviles y llevarlos ante un operativo de alcoholímetro que este distante.
Dijeron los declarantes que ante la negativa de Balaam de bajarse del coche, los policías agarraron a Lozada, que él no tenía vela en el entierro, y les aviso que los iba a grabar en su celular por lo que estaban haciendo.
Parece que les picaron la cola a los uniformados por que comenzaron a rebuznar, uno de ellos intentó quitarle el celular a la fuerza y de un manotazo se lo voló quebrándose la pantalla en el suelo. Entre 4 policías agarraron por la fuerza a Irving y lo jalaron a la camioneta, lo golpearon lastimándole la mano y la espalda.
El otro policía, que se quedó con Balaam, metió la mano al auto y le quitó el seguro a la puerta y de nuevo intentó sacarlo, amenazándolo que si no lo hacía por la buena, iba a sacar su matona y lo iba a rellenar de plomo.
Siguieron relatando los jóvenes que Alejandra, al ver que se llevaban a Irving, corrió a ayudarlo gritando que no se lo llevaran, que ellos no habían hecho nada. Lo acorralaron en la patrulla y los gendarmes obligaron a Irving a que borrara las fotos que había tomado.
El policía que estaba con Balaam pidió lo mismo y le dijeron que los iban a dejar que se fueran. Se subieron en la patrulla y se fueron. Se supone que en cada patrulla hay un comandante que es el responsable de lo que pase; ahí tienen los números de las camionetas patrullas para que luego no digan los jefes que a chuchita la bolsearon y ellos ni fueron.
Ante estos condenables hechos, los agraviados anticiparon que pondrán formal denuncia por los delitos de abuso de autoridad, daños y lo que resulte. Lo que los policías querían era sacar una buena mochada, pero se la pelaron.
Esperan la inmediata intervención del capitán Alfredo Ahedo, que es el que dice que sus muchachitos se están portando bien, y que no abusan de su autoridad. El director de Seguridad Pública, Roberto Cordero, que lo sepa para que sean sancionados estos malos elementos.
Con esto que pasó está demostrado una vez más que los llamados alcoholímetros, como los retenes de seguridad nocturna en diferentes puntos de la ciudad, sólo sirven para extorsionar, no sólo a los ebrios automovilistas, también a pacíficos ciudadanos que han tenido mala suerte de toparse con los malos elementos que andan correteando la chuleta, queriendo sacar mordida.
Dijo nuestro reportero que él vio todo desde la barrera, si no, aparte de madrearlo le hubieran quitado su cámara; él les vuelve a dar los números de las camionetas de la policía estatal, 00990 y 01066.
LO CORRETEABA LA POLICÍA
Un ladrón de automóviles corría, se cayó a un barranco de 10 metros de profundidad y se murió, su cómplice fue aprehendido. Un ladrón tuvo una muerte espantosa, cuando era perseguido por los uniformados de la policía de Tulancingo y se fue de cholla a una barranca.
Esto sucedió en la madrugada, su cómplice se entregó con la gendarmería en las orillas de la carretera federal México-Tuxpan. El director de seguridad dio a conocer que a las doce de la noche, del viernes pasado, el dueño de un Volkswagen Sedan del año del caldo, color rojo, reportó que se lo acaban de robar.
Dijo que el mini auto estaba estacionado en las calles 21 de marzo y Mártires de Chicago, en la colonia Francisco I. Madero, de volada el jefe policíaco dio la orden que formaran un operativo de búsqueda. Les dio resultado, sobre la carretera federal vieron que circulaba el coche robado y lo llevaban dos tipos, los patrulleros lo emparejaron y les marcaron el alto, el chofer del auto robado le metió la pata y salió echo la mocha, comenzó la persecución de película.
Entre las poblaciones de San Vida y San Alejo, los individuos se bajaron del coche y se echaron a correr, queriendo escapárseles a los cuicos bajo la oscuridad de la madrugada, en ese seguimiento uno de los ladrones gritó a todo pulmón, se había ido de cabeza a una barranca de más de 10 metros de profundidad. Llamaron al cuerpo de rescatistas para que sacaran a ese güey de la barranca, y cuando llegaron los socorristas de la Cruz Roja se dieron cuenta que estaba muerto. Los preventivos pescaron a su cómplice, que dijo llamarse Carlos, de 32 años de edad, vecino de la colonia la Santadora, en Huachinango, Puebla.
Declaró que junto con su cuachala, llegó a Tulancingo y se robaron el bocho; cuando les cayó la policía se jugaron el cuero echando unas carreritas, pero luego lo abandonaron y corrieron juntos, no veía nada, todo estaba en tinieblas y de momento escuchó un grito de su amigo que se le enchinó el cuero, y se quedó parado.
Llegaron los uniformados y lo apañaron pero su amigo se había ido de filo a un barranco, les dijo que les diera chance de ir a buscar a su familia para avisarle de lo que pasó, le contestó el comandante que mejor les dijera dónde vive, y ellos se encargarían de buscar a sus familiares, para que vayan al Ministerio Público a identificarlo y les entreguen el cadáver para que le den sepultura.
EL CHOFER DE UNA COLECTIVA FUE MADREADO
Reportaron los de la gendarmería que se salvó por un pelito de rana, porque 3 delincuentes fingieron ser pasajeros y lo golpearon salvajemente para robarlo, le quitaron la unidad de la ruta Napoteco- Centro, de Tulancingo, Hidalgo.
El agraviado vivió una horrible pesadilla, entre los tres le echaron bola dándole hasta debajo de la lengua, se lo llevaron en la cajuela y se salvó de chiripa, porque fue abandonado, y cuando lo encontraron los gendarmes avisaron a la Cruz roja, les dijeron que estaba más muerto que vivo.
Estaba abandonado en Acaxochitlán, lo aventaron en un hoyo, que nada más sacaba las patas. Estando unas horas inconsciente, los médicos del hospital general lo dejaron más o menos, y comenzó a contar su aventura a los del Ministerio Público. Dijo que hacía su recorrido como lo hace siempre, eran las 8 de la noche con 30 minutos, al llegar a la colonia Napoteco notó que sólo llevaba 3 pasajeros, pero no le dio importancia.
Estando en la calle 43, se acomodó para estacionarse, uno de los sujetos le llegó por la retaguardia y le apretó el pescuezo, mientras que el otro, con una franela, le tapó los ojos y le preguntó “¿qué te pongo cruz o cuernos?” Lo pasaron a la parte de atrás, y uno de los ladrones se brincó adelante tomando el volante y la feria que llevaba en la marimba, y salieron a toda velocidad.
Durante el trayendo le iban pegando y lo amenazaron de que lo iban a matar, les dijo que no lo hicieran porque tenía un chorro de chavos, no le hicieron caso y le daban donde cayera. Dijo que no sabía por dónde andaba pero brincaba mucho y pensó que era una carretera de terracería.
Luego lo aventaron, que cayó de cabeza y ahí quedó abandonado a su suerte. Estaba bañado en sangre, le salía de todos lados, como pudo se quitó la venda de los ojos, y como estaba todo sangrado parecía diablo, llegó a un puesto donde venden tortas y al verlo el dueño dijo “Ave María Purísima” y se echó a correr.
Después avisaron a la policía y lo llevaron al Hospital, pero no sabe quiénes fueron. Le preguntó uno de los policías que si no andaba de “Sancho”, dijo que no porque es más fiel que un perro; ya la policía investiga.
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