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UN INFIERNO BONITO

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SE ECHARON AL PLATO A UN JOVENCITO

Tenía 16 años de edad. Apenas comenzaba a conocer la vida. Se metió como “El Borras” a los catorrazos, y lo mataron a balazos. Esto no se vale. Pero a veces queremos ser grandes. Un jovencito de 16 primaveras, que según dicen las malas lenguas, quiso entrarle en una bronca de borrachos que estaba dura afuera de su casa, donde se lo echaron sin darle tiempo de decir ni pío.

 

Se metió entre las patas de los caballos, en una espantosa riña donde él fue quien pagó los platos rotos. Hasta el día de ayer, se desconocía la identidad del presunto homicida. Así que tampoco nadie sabía cómo estuvo la movida. El infortunado joven fue llevado con vida al Hospital de Cinta Larga, del municipio de Tezontepec de Aldama, donde después de su ingreso falleció a pesar de que los médicos también se aventaron una lucha a calzón quitado con la calaca, pero les ganó dos al hilo.

El chavo era vecino de la comunidad de Achichilco, perteneciente al municipio que ya les dije, donde ocurrieron los penosos hechos. Hasta el momento sólo se sabía que el ahora occiso participó en la riña, afuera de su domicilio, donde estaba un grupo empinando el codo. Luego salieron a madrazos. También nos dijo un pajarito que él estaba chupando como gente grande, junto con personas mayores.

Nadie sabe, nadie supo, el momento en que se soltaron los golpes entre los borrachos. Sonó un disparo, y fue el adolescente quien cayó parando las patas. De volada se lo llevaron al mencionado nosocomio, donde colgó los tenis. Al llegar el MP al lugar, anotó en su carpeta investigadora cómo estuvieron los violentos hechos.

Uno de los testigos afirma que estaban tomando bien, cuando se le botó la canica a uno de ellos, y fue cuando se armó la batalla campal. Uno de los rijosos sacó a relucir su pistola y tiró a lo loco, dándole al chamaco que estaba entre las bola de los borrachos. Aseguran los agentes de Tula de Allende, que pronto encontrarán al culpable. Ya saben quién es, y le andan pisando los talones para echarle el guante.

 

FUE APORREADA POR COBRAR UNA DEUDA

Elsa Martínez vino de Puebla a cobrarle una deuda a Liliana Saavedra, pero le fue como en feria, porque la droguera y su hija le dieron una madriza, dejándola como el Monstruo de la Laguna Negra, toda descuadrada, con los ojos de rana y el hocico roto, por cobrona. No le valió que trajera como guarura a una amiga. La hija de la deudora tiene 16 años, está chaparrita y flaca, pero le tupe muy bien al madrazo, que parece trompo chillador.

La señora Elsa llegó al fraccionamiento La Colonia, en la calle Mazatlán. Iba confiada de que le pagara una deuda de 10 mil pesos, pero se topó con hueso, porque la mujer que debe negó tal adeudo. Que no le debía nada, que se pintara de colores, antes de que la borrara del mapa. Le dio un empujón, que Elsa cayó de lado, luxándose el hombro derecho, y perdió la fuerza de la mano izquierda.

Gritaba de dolor, pero eso no impidió que Liliana le diera de patadas en la panza. La levantó de los cabellos y le dio de cachetadas guajoloteras. Su amiga Ana Karina, quiso arreglar todo con un diálogo, pero la tiraron de a loca. De momento salió la hija de Liliana y sin decir agua va, le dio la segunda tanda, que la agraviada lloraba y gritaba peor que La Llorona. Le dijo a su amiga que se la llevara o de lo contrario sacaba una pistola y les daba de balazos a las dos, en las patas.

Ana Karina mejor corrió que aquí quedó. Se llevó a su amiga paso a pasito hasta llegar al Hospital General, donde le inmovilizaron el brazo por tres semanas. Dijo al Ministerio Público, que si ha sabido lo que le esperaba, ni viene. Le salió más caro el caldo que las albóndigas. Con la revolcada que le dieron perdió su monedero, donde traía todo el dinero para comer y regresarse junto con su amigocha. Que como no tiene para el hotel, se va a quedar en la Central de Autobuses.

 

SE LE HIZO FÁCIL ASALTAR

Pero no sabe que los uniformados andan como charrascas de zapatero. Se han coordinado con la gente, y en menos que lo cuento, les caen como abonero en quincena. Ya se llevaba como botín, casi mil pesos, cuando lo pescaron.

La víctima en lugar de gritar, se le prendió el foco y marcó al 066 de Seguridad Pública. Fue capturado a unos metros de donde asaltó. No le dieron tiempo de contar lo que se había robado por medio de un atraco.

Enseguida del asalto al repartidor de refrescos, el solitario maleante cayó en manos de los policías municipales de Tulancingo, este fin de semana. Sirvió de mucho el llamado oportuno que les llegó. Sonó la alerta, y todos contra el ratón. Los preventivos no le dieron tiempo de montar en su caballo.

Como a las 4 de la tarde circulaban por la calle 20 de Noviembre, entre Mártires de Río Blanco y Aquiles Serdán, colonia Francisco I. Madero, cuando, de momento, se les acercó un hombre haciéndoles señas con las manos, moviendo los brazos a media calle. Pensaron que les estaba mentado la madre. Se pararon a tiempo, y por un pelito de rana se lo llevan de corbata. Les comunicó que lo habían asaltado, y les señaló a donde iba el ladrón.

Sin pérdida de tiempo, los guardianes del orden fueron tras él. Les ayudó un vecino, que les dijo que iba un tipo corriendo, y lo tiró. Que a lo mejor había cometido un delito. Le dieron alcance y de volada, lo sometieron, encontrando en su poder 850 pesos que le había quitado al repartidor. Y luego, en medio de los calzones, en la parte de atrás, traía escondido un cuchillo con el que lo amagó.

Puesto a disposición del representante social, dijo llamarse Jesús, de 50 años, vecino de la colonia Guadalupe. Lo pasaron con los agentes de investigación. Al sujeto le encontraron un expediente por el mismo delito, en el año 2014. Estuvo preso más de un año. Después quedó en libertad.

Lo salvó la campana, porque el chofer asaltado no quiso poner denuncia penal. Dijo que devolviéndole el dinero, estaba bien. Ante tal situación, sólo cumpliría con arresto de 36 horas, y lo iban a dejar libre.

 

DOS FAMILIAS SE PELEAN POR UNA TUMBA

José Fidel Vega, de 47 años, vecino de Nezahualcóyotl, Estado de México, llegó el domingo 21, con muchas flores, al Panteón de Azoyatla, para visitar la tumba de su abuelita, como lo hace cada año.

Azoyatla es una comunidad que se encuentra en el municipio de Mineral de la Reforma. Se llevó la sorpresa de su vida, pues la tumba ya no estaba. “Ay, en la madre”. En su lugar había una lápida que decía: “Higinia Delgado”. Preguntó a los sepultureros, adónde se la llevaron. Ya que él pagó para que le rascaran el hoyo a su abuelita. Y no tenían por qué sacarla.

Uno de ellos le dijo que la familia de Higinia Delgado, que estaba enterrada ahí, vivía en la calle Santiago, en la colonia Santiago Jaltepec. Que fuera a ver qué pez. Porque ellos no se pueden meter en esos biznes. Muy enojado, llegó a dicha dirección y preguntó por Antonio Delgado, que era el hijo mayor de doña Higinia. Le dijo que él no estaba enterado de que los diputados hubieran hecho una reforma para sacar a los muertos chilangos. Que por favor sacara a su jefa de esa tumba porque era de su abuelita.

Pero cayó en mal momento. Todos los de la familia tenían fiesta y estaban chupando. Salió un bravucón de nombre Octavio. Le dijo que se fuera mucho a freír chongos. Que no estuviera molestando, porque le iba a rajar la madre. José Fidel se puso en guardia, y se aventaron un callito. Octavio, al sentir un madrazo en el hocico, se enfureció y comenzó a aventar campanazos a lo loco, que el pobre Fidel nada más se agachaba para que no le pasara lo que al perico.

Su hermana de Fidel, que se llama Carmen, se metió a poner paz, y que se la suenan. Doña Sebastiana, la madre de Fidel, agarró una piedra y se la azorrajó en el lomo a Octavio, que no entendía razones. Les dijo que iba a sacar de la tumba a doña Higinia. Le dijeron que estaría bien, pero para meter a Fidel, a doña Sebastiana y a Carmen. Que ahora es la moda meter a una familia en el panteón.

Con la misma piedra le pegó en la choya, recibiendo madrazos donde le cayeran a Fidel. Ya no se acordó de su abuelita. Fue directo al Ministerio Público, a poner su demanda por lesiones, por golpear a su hermana Carmen, y darle un aventón a su jefa Sebastiana, que cayó sentada en un nopal, y está toda espinada de la cola. Y pide que le devuelvan la tumba.

 

TUNDIÓ A UN RULETERO

Un taxista llamado Salvador “N” es muy precavido, y para que no lo asalten por las noches, se lleva a su vieja para que lo acompañe. Pasada la media noche, en la colonia Morelos, le hizo la parada un pasajero que temblaba como perro por el frío. Andaba medio borracho. Le pidió que lo llevara a la colonia Unión Popular. En menos que canta un gallo, llegaron. Muy amable, le dijo que estaban en el número de la casa que le dijo.

El pasajero se bajó del coche. Le preguntó que cuánto le iba a cobrar. El chofer le contestó que 45 pesos. Le dijo que lo esperara un momento, que iba a su casa por el dinero. Lo esperó 10 minutos, y como no salía, le tocó varias veces el claxon. Salió el pasajero muy enojado, con un pedazo de tubo galvanizado, de media pulgada. Golpeó y rompió el cristal de la ventanilla. El chofer recibió 3 tubazos en el brazo y uno en la cholla. Le dijo que si regresaba con la policía o con cualquiera de sus cuates, lo iba a matar.

Blanca Estela Islas, la esposa del ruletero, subió a su marido al coche. Muy preocupada, le limpiaba la sangre. Declaró ante el MP, que se espantó cuando salió el güey con el tubo, y más cuando quebró el vidrio, pues le botaron los pedazos en la cara, sangrando. Luego, cuando golpeó a su viejo, por más que lo quiso proteger, le dio en la madre. Que está segura que el que le pegó fue un loco, porque salió furioso cuando le tocó el claxon. Que es peligroso ser taxista. A su viejo ya no lo va a acompañar. Cada que salga a trabajar, mejor le va a echa la bendición.

gatoseco98@ yahoo.com.mx