UNA PERSECUCIÓN DE PELOS
Asaltaron una tienda de pinturas Comex de la colonia San Antonio el Desmonte, que se encuentra al sur de Pachuca; se pelaron a toda velocidad, les agarró la mano el chango, se salieron de la carretera, chocaron y dieron de maromas, uno de los ladrones quedó apachurrado dentro del automóvil y el otro está colgando el pico en el Hospital General de Pachuca.
A esto se le puede llamar ¡Asalto, persecución y muerte! Pero es mejor que lean lo que pasó para que así sepan cómo estuvo la movida. Uno de los dos presuntos asaltantes que participó en el atraco, que se realizó la tarde del viernes, resultó herido al volcarse cuando se pelaban a la Ciudad de México. Duró unos minutos en el hospital y cuando lo iba a revisar el médico se lo llevó la calaca; mientras que su cómplice está internado en calidad de detenido. En la accidentada persecución el policía del municipio de Zapotlán Alejandro Aguilar Gómez, resultó lesionado al intentar obstruir el paso de los que escapaban a toda máquina por la autopista México-Pachuca, a bordo de un automóvil Dodge Chanlleguer color blanco.
De acuerdo con los primeros reportes oficiales, dijeron que como a las 5 de la tarde los sujetos armados con una pistola calibre 25 entraron a la tienda Comex, en la colonia que ya les dije, donde lograron llevarse un botín de 4 mil chuchos al someter a los empleados, que por un pelito se mueren del susto.
Después de robar, los ladrones se subieron a su automóvil y el encargado del negocio dio parte a la policía, en menos que canta un gallo se activó el operativo de localización, búsqueda y persecución de los delincuentes. Un grupo de uniformados, que realizaban su recorrido en la casa de la tercera edad de Santa Matilde, con sus camionetas patrullas salieron como chisguete tras los desconocidos. Como a las 5 y media de la tarde instalaron un punto de revisión y colocaron señalamientos para reducir a un sólo carril la carretera; ante esta situación obligaron a los asaltantes a utilizar el carril confinado al Tuzobús “La maravilla de Pachuca”, y de pronto vieron que un coche circulaba a gran velocidad, el motor zumbaba como avión de propulsión a chorro, y se dieron cuenta los policías que era el que buscaban.
Los uniformados corrieron atrás del veloz automóvil y les ordenaron, con el alto parlante, que se pararan, el chofer los tiró de a locos y siguió su camino. Para esos momentos ya los estaban esperando los policías municipales de Zapotlán, que en su intento de detener a los ladrones atravesaron una patrulla sobre la carretera, sin embargo fueron burlados.
Como lo hemos visto en las películas, los ladrones les echaron el coche encima y fue como el policía, que hace rato les dije, quedó lesionado. Finalmente para ya no hacérselas larga, cuando los ladrones circulaba a la altura del kilómetro 67+400, que se encuentra cerca de la fabrica Dixxi, y de acuerdo con el reporte policíaco, el conductor del automóvil Challenguer perdió el control del volante, se salió del camino y “Madres”, chocó con un árbol y vuelca.
Los tripulantes resultaron heridos de gravedad, la atención médica fue inmediata, en el lugar logran estabilizar a las víctimas y se los llevaron al Hospital General de Pachuca, a pesar de que los médicos se aventaron una lucha a calzón quitado con la pelona, ésta se llevó a uno de ellos, que antes de morir dijo balbuceando que se llamaba Jonathan, y no se entendió su apellido, que de todos modos no lo iban a poner.
Su acompañante, identificado como Salvador Márquez Mirafuentes, vecino de la colonia CTM en Azcapozalco, en la Ciudad de México, logró vivir del madrazo que se dieron, se encuentra muy delicado de salud, según dicen los médicos del nosocomio. Todo lo narrado de lo que sucedió, el Ministerio Público los puso en su carpeta investigadora, por los delitos de asalto y robo.
DICEN QUE SU QUELITE LE DIO 12 PUÑALADAS
No se atrevió a darle otra más porque serían 13, el número de mala suerte. A la señora Virginia González la dejaron como coladera, con agujeros en la cara, cuello y espalda, el asesino fue su marido, la arrastró y la echó en una cisterna. Una huella de un tenis y la sangre embarrada en el piso, junto con las declaraciones de su hijo, a los agentes les cayó el 20 y comenzaron a funcionar.
Por ahí nos contó un pajarito que el homicida se peló de casquete del lugar donde se la echó al plato, en la calle de Viveros de la Loma en Tulancingo, Hidalgo. Los agentes investigadores recibieron una llamada diciéndoles que en el domicilio que les dije había un cuerpo de una mujer en la cisterna, llegaron y se entrevistaron con Marcela González Antonio, de 36 años de edad, hermana de la muerta.
Les señaló donde, la vieron flotando, al sacarla estaba semidesnuda y presentaba varias heridas punzocortantes en diferentes partes del cuerpo. Llegó el Agente del Ministerio Público, después de realizar su inspensión, formó a los peritos y Agentes de la coordinación, a los uniformados, a Protección Civil, y a los bomberos, y juntos dieron el banderazo para el levantamiento del cuerpo y llevarla a que le realizaran la necropsia de ley.
El médico legista contó uno por uno los agujeros y fueron doce, dijo que la causa de la muerte fue que la señora Virginia se ahogó en la cisterna. Al comenzar su trabajo, los agentes investigadores encontraron el piso ensangrentado y una huella de zapato tenis, del número 26, también dijo el niño de 8 años, de nombre Juan Joel, que su jefa andaba con un hombre, que le había dicho que era su tío. Llegó a la casa desde el sábado como a las tres de la tarde, pasaron la tarde juntos y el domingo fueron a una fiesta, también dijo que su tío se quedó en el domicilio hasta el lunes y como a las 7 de la noche salió muy rápido, que apenas le alcanzó a ver la cola.
También Elba Sánchez Aparicio y Leónides Aparicio Sánchez, de 76 y 32 años de edad respectivamente, fueron presentadas ante el Ministerio Público, señalan a las mujeres como responsables de la muerte de Virginia González, debido a que Elba Sandoval había amenazado de muerte a la víctima porque mantenía una relación con su esposo Víctor Sandoval Luna, de 72 años de edad. Esta es la primera investigación donde enredan todo, y poco a poco tiene que desenredar la madeja, para que estemos enterados de lo que pasó y quién se la echó. Por lo mientras hay que aguantar vara, y compre el Diario Plaza Juárez, que es el único que le cuenta la historia de casa día.
UN ENFERMO VIVE EN LA CALLE
Un enfermo se la pasa tirado en la calle, todo el mundo lo ve, nadie lo ayuda. No sabemos cómo se llama, no se le puede preguntar porque se queda mirando feo, listo para soltar el madrazo, está acostado en la banqueta en la calle de Calzada de Veracruz.
Tiene que aguantar las inclemencias del tiempo, sin que las autoridades le echen la mano, lleva buen de tiempo acostado, sentado, parado en el cemento, tapado con una cobija. Camina derecho como si estuviera tieso, pasan patrullas pero ni lo pelan. Duerme en la calle, come con la ayuda de lo que le dan las personas. Una señora que le dio su jorongo, para que no vaya a quedar tieso con estos fríos, le preguntó que si no tenía casa, le contestó que antes estaba en la banqueta de Fernández de Lizardi, pero lo corrieron de ahí los uniformados y cambió de domicilio, sigue durmiendo en su cama de piedra, a la luz de los luceros, dijo que el destino lo había tratado muy mal. El hombre se ve enfermo, está amarillo, tiene la mirada triste y al hablar llora, comenta que ya no siente las patas por el frío, y le duele la cola de lo duro del cemento.
Por ahí pasó un señor, dijo que aproximadamente dos semanas atrás notaron que el señor estaba enroscado como perro en el quicio de su puerta, con la ropa que llevaba puesta, le regalaron una cobija y hablaron por teléfono a distintas instituciones como a la Cruz Roja, a lo bomberos, al 066, pero ninguno se lo llevó. Algunos señores lo conocen y comentaron que la mayor parte de su vida de Tirso trabajó como cargador en la central de abastos, y por cargar huacales llenos de fruta y costales de maíz se le hicieron las patas planas, y ya no pudo trabajar.
Eso lo certificó Tirso, que titiritando de frío, le sonaban los dientes como castañuelas, cubriéndose el cuello con un trapo como bufanda, dijo que al cargar un costal de 100 kilos se le fracturó el cuadril y se le hizo la cola como de pato.
Les ha contado que la gente dice que es un borracho, jura y perjura que no es cierto, desde hace muchos años no toma ni una sola copa de vino. Tampoco se ha casado, no ha estado con ninguna mujer, que es virgen, no tiene a donde ir, por eso vive en la banqueta. Comentó que el señor de la cantina le da chance de ir al baño, pero un vecino vigilante no lo pierde de vista, en 15 días no se ha levantado, por eso huele a rayos donde está acostado. No sabemos hasta cuando lo van ayudar las autoridades, ojala y sea pronto porque si no se va ir al valle de las calacas, y luego anden buscando al que lo mató.
ESTABA BORRACHO Y MARIGUANO
Un borracho que estaba hasta las chanclas y grifo, se le cansó el caballo y se quedó dormido frente a un restauran adentro de un automóvil Pontiac. Los uniformados que pasaron por el lugar encontraron el coche, con placas 868 MPW, del Distrito Federal.
Los uniformados de la dirección de Seguridad de Tula de Allende, Hidalgo, se asomaron y vieron a un tipo que dormía a pierna suelta recargado en el asiento del chofer con el hocico abierto, como roncaba como león enojado y tenía la cabeza de lado, le tocaron la ventanilla y despertó. Dijo que se llamaba Carlos Hugo Garnica Castillo, de 22 años de edad, les dijo a los gendarmes que estaba descansando pero despedía un olor a borracho y a petate quemado. Revisaron la unidad y encontraron una bolsa de plástico de 8 gramos de marihuana y una pipa de vidrio.
Les dijo que no sabe quién se la aventó, pero que él no le hace a la hierba. Los uniformados cumplieron con su deber y lo llevaron ante el Ministerio Público de la Federación para que sea investigado, porque por ahí les dijo un pajarito que era el que surtía de mota a los de la Refinería.
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