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UN INFIERNO BONITO

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MISIÓN CUMPLIDA

La violencia familiar nunca termina. En la calle Tabachines de la colonia Campestre Villas del Álamo, perteneciente al municipio de Mineral de la Reforma, el matrimonio formado por Ricardo Hernández y Berenice Trejo era ejemplo. Se llevaban bien pero con el tiempo, al tener varios hijos, él se fue alejando de ella y se consiguió una amante. Como los chismes corren como reguero de pólvora, llegó a sus oídos de la mujer, y tuvieron una bronca.

 

Adriana es una chaparrita muy brava. Se les puso a las patadas. Tuvieron un disgusto muy serio, con reclamaciones, que llegaron a las mentadas de madre, luego a los jalones de greñas, cachetadas y sus derivados. La mujer llorando de rabia, le dijo que se iba a llevar todo lo de la casa y se iba a vivir con su jefa en el Estado de México, junto con sus hijos, para que se quedara solo como un perro.

Ricardo burlándose, le dio uno en el hocico, y le dijo: “Llévate todo, vieja babosa”. La aventó en la cama y se salió riendo. Estaba seguro que su vieja no sería capaz de llevarse sus cosas, pues no tendría a dónde ir. En la noche, sin embargo, cuando llegó de trabajar, vio la puerta abierta y sintió un escalofrió y un sudor en la cola al ver la casa completamente vacía, ya que no le dejó ni la escoba, hasta se llevó al gato. Muy enojado fue a acusarla de robo porque lo dejó con la ropa que traía puesta. En la puerta estaba un recado que rezaba: “Misión Cumplida” y le mentaba la madre.

Preguntó a los vecinos si no habían visto quién se llevó sus cosas. Una señora le contó que cuando él salió a trabajar llegó un camión grande de mudanzas y un coche negro, y comenzaron a cargar dirigidos por su mujer Berenice. Venían una señora gorda, un hombre alto y tres cuates, dos jóvenes y uno maduro. Cargaron todo y se fueron.

Al día siguiente la fue a buscar en casa de su suegra, en Ecatepec, Estado de México, pero se encontró con su suegro y su dos cuñados, que no le dieron tiempo de preguntar por su mujer, pues se le echaron encina partiéndole toda la madre, y lo corretearon a pedradas, y escuchaba los gritos: “Si te volvemos a ver por estos lugares te vamos a matar”.

Su mujer cargó con 2 televisores, 2 videocaseteras, DVD, un modular, una vitrina, camas, ropero, tocador, comedor, licuadora, extractor de jugos, horno de microondas, cuadros y toda su ropa, todo lo estima en más de 100 mil pesos, ya no se atreve a ir a buscarla porque lo amenazaron. Pide a las autoridades que la encuentren y la metan al tambo por ladrona. Dijo que se quedó como el perro de las dos tortas, porque rompió con su quelite para dedicarse a su esposa.

 

SE ECHARON AL PLATO A UN GANADERO

Lo encontraron con un balazo en la cholla, y lo dejaron amarrado, lo envolvieron en una cobija. Los delincuentes son como la cosecha de mujeres, que nunca se acaban. Encontraron su cadáver en un camino de terracería al rancho del Ocote, a la altura de Zacatepec del municipio de Acatlán.

En el asiento de su camioneta Ford Pick up, tipo redilas, estaba el cuerpo de José Asunción Gómez Jiménez, de 57 años de edad, originario del municipio de Atotonilco el Grande. El ganadero era vecino de la comunidad de Los Sabinos, sus familiares lo vieron por última vez la mañana del 18 de noviembre en el rastro de la cabecera donde vivía.

Al saber lo que le pasó, quedaron sorprendidos, por poco dan el mulazo al recibir la noticia. Les dijeron a los agentes investigadores que su carnal no tenía problemas con nadie, era muy buena gente, querido del pueblo y de los amigos. Les dijo antes de ir hacer la meme, que al día siguiente, muy temprano, antes de que cantara el gallo, iba ir al rastro a llevar a dos becerros.

Al mediodía llegó una pareja de jóvenes acompañados por una mujer, y les preguntaron por el precio del ganado. Les dijeron que ellos no sabían, cuando llegara su hermano le preguntaran. Poco después que llegó José Asunción, se puso de acuerdo con los señores, les daba un precio, que no estaban de acuerdo, ellos le dijeron que le bajara dos rayitas y en caso de que aceptara, él tenía que ir a dejar a los becerros a un poblado llamado La Grava, para cerrar la operación.

Al día siguiente fue a la casa de Javier y le dijo que en caso que llegaran más clientes, les dijera que lo esperaran, que nada más iba a dejar los animales y se retachaba. Como a la hora que se fue en su camioneta, le habló Javier a su hermano José, para decirle que iban a ir unos compradores, pero no le contestó. Durante la tarde del día 18 estuvieron insistiendo en comunicarse con él, pero no tuvieron respuesta.

Estaba oscuro cuando unos vecinos le fueron avisar, que la camioneta de su hermano estaba estacionada en un lado de la carretera, se asomaron y vieron un bulto de una persona, y hablaron a la policía. Los uniformados llegaron al lugar y descubrieron que se trataba de un muerto.

Pidieron la presencia del agente del MP, y fue cuando los agentes investigadores le quitaron la cobija y descubrieron que se trataba de un hombre que había sido ejecutado. Era ganadero de Atotonilco el Grande. Los investigadores se pusieron la pila y se dedicaron a preguntar, por todos lados, pero no descartaron de que se trataba de un homicidio.

Los agentes informaron que al vendedor de becerros lo encontraron envuelto en una cobija, amarado de las manos y de la patas, con cinta canela, y le dieron un tiro en la cabeza. Una vez que cumplieron con los requisitos de rigor, entregaron el cadáver a sus familiares. Dicen que ya le andan pisando los talones a los que lo asesinaron, y que de un momento a otro les echarán el guante para ponerlos en la sombra.

 

NOTAS CHIRRIS

 

ATRAPAN A UN PAR DE CACOS

Dos presuntos ladones de casas, vecinos del Estado de México, fueron capturados con las manos en la masa, y no les dieron tiempo de montar en su caballo. Son oriundos del Estado de México, y cayeron en manos de los uniformados de Pachuca.

Una denuncia de un vecino vigilante, puso al tiro a los gendarmes y llegaron en el momento en que los tipos habían saqueado una vivienda en la colonia Bulevares de San Francisco. El reporte indica que como a las 11 de la mañana los policías estaban echándose un coyotito, cuando fueron despertados por una llamada en el 066, y les dijeron que en la calle Fray Bartolomé de las Casas se estaba cometiendo un robo.

Los uniformados llegaron barriéndose al lugar, y localizaron en la entrada de la habitación un coche Volkswagen, tipo Beetle, gris, placas del Estado de México, y en el interior estaban dos tipos listos para arrancar.

Los apañaron, y dijeron tener 25 y 29 años, que son del municipio de Tecámac, Estado de México. Al lugar llegó una persona que se identificó como la dueña de la casa, y reconoció los objetos que se encontraban en el interior del coche, en una maleta, y además estaban regadas en todo el camino, varias cosas.

Los pasó a su casa a los uniformados para que con sus propios ojos vieran los daños que ocasionaron estos dos ratones, como la destrucción de las chapas y de los cajones. Llegaron los agente de investigación y los uniformados se llevaron a los jóvenes ladrones.

 

UN CARTERISTA VALIÓ MADRE

Un hábil mete dedos, muy temprano llegó al municipio de Tulancingo para hacer de las suyas, el jueves pasado, pero esta vez le falló, y fue a dar con sus huesos a la cárcel. Al ladrón no le salieron bien las cosas, tal parece que se paró con la pata izquierda, y su vieja no le echó la bendición, porque fue capturado en plena acción.

Se dio a conocer que en la esquina que forman las calles Hidalgo y 21 de Marzo se achicalaron al ladrón porque ya se había ido a quejar un comerciante que pasó junto a él y, de momento, sintió que le acariciaba la pierna, pero era un chaparro que se perdió entre la gente.

Dijo que lo siguió pero se le perdió de vista, y avisó a la policía, que conociendo cómo estaba la movida, buscó a un chaparro cuerpo de perro, greñudo, y lo agarraron. Traía en su poder la cartera del comerciante, así como varios billetes de distintas denominaciones y algunos dólares. Los uniformados le enseñaron la macana, que si no cantaba por la buena, lo hacía por la mala.

Dijo que se llama Evaristo Arroyo, de 53 años de edad, vecino de Cerrada 2 en Apan, que la cartera se le encontró tirada, y el dinero que trae es suyo, producto de su trabajo. Explicó que llegó a Tulancingo a dar un volteón, pero que ya se iba para su lugar de origen cuando lo agarraron. Sin embargo el comerciante dijo que sintió una sobadita en la pierna derecha, a la altura de la bolsa del pantalón, buscó su cartera y vio al chaparro que trataba de esconderse. En su cartera traía dos mil pesos y sus tarjetas de crédito.

Los uniformados se lo llevaron para formular la denuncia y como lo encontraron culpable, se quedó en las mazmorras hasta que no resuelva su situación jurídica, que está del cocol.

 

UN LOCO QUISO SUICIDARSE

Sus gritos llegaron hasta la comandancia de policía, fueron a ver qué pez, y encontraron a un drogadicto que se había pasado, estaba como loco, escandalizando en su domicilio, corría de un lado a otro, no dejándose agarrar, tirando de madrazos a los policías. Llamaron a los bomberos y Cruz Roja porque rompió cristales de las ventanas y le salió bastante sangre, que al ir de un lado a otro parecía que el piso lo habían pintado de rojo.

Se salió al patio, se subió a una árbol con la agilidad de un chango, y amenazaba con aventarse de cholla si se acercaban “que nadie se acerque o me mato, me dan miedo los policías, díganles que se larguen”.

Les mentaba la madre y sus familiares les decían que se portara decente con los señores, pero no les hacía caso, parecía disco rayado. El loco se llama Carlos Sánchez Hernández, de 23 años de edad, vecino de la Avenida del Trabajo, esquina con el callejón de San Juan, en el barrio de Santo Tomás del municipio de Tolcayuca.

Chorreando de sangre y apestando a marihuana, lo subieron a la ambulancia para después llevarlo al bote, por mariguano. Sus familiares, entre ellos su padre, dijeron que no lo podían encerrar porque es uno de los cuatro que la Suprema Corte de Justicia de la Nación autorizó con libertad para fumar marihuana.

gatoseco98@yahoo.com.mx.