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UN INFIERNO BONITO

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LO ENCONTRÓ SU ENAMORADA CON UN PUÑAL

Leonardo Flores Martínez, de 32 años, tiene un local en el mercado Primero de Mayo de Pachuca, donde vende chiles y tomates. Todos los días María de los Ángeles Mejía, una indita bonita, muy bien rellenita de todo a todo, le iba a barrer y a limpiar su changarro, y él le daba una lana. Ella se enamoró perdidamente de él, haciendo un amor en silencio.

 

Ella se ponía un vestido corto y amplio, y cada que hacía la limpieza se agachaba con el fin de que le viera la cola, pero Leonardo ni la pelaba; después de que terminaba, le pagaba y le daba una propina, aunque ella quería que le diera para sus tunas. Con el tiempo, se hicieron muy buenos amigos, la mujer en lugar de barrer, se ponía a platicar de amor.

Poco a poco le iba aventando el calzón a Leonardo, porque le gustaba, y ella quería que le propusiera ser su novio, o de lleno que le pidiera la torta, pero no se animaba. Cuando ya entraban al tema, no faltaba un cliente que los interrumpía. Un día a Leonardo, lo fue a visitar un amigo, platicaban muy contentos, se sonrían y se tomaban de la mano, y se decían secretos en la orejita.

María fue más temprano y con la con fianza, entró al negocio y se quedó de una pieza al ver que el amigo le había bajado los pantalones hasta las rodillas a su patrón, y le estaba agarrando las nalgas. Al verlos se le pararon los pelos del espinazo, se puso celosa de su amigo de Leonardo, lo corrió a ver a su madre, y a él lo puso como lazo de cochino, diciéndole que era un joto cochino marrano.

Le gritó que nunca se imaginaba que le gustaran los hombres. Leonardo le contestó que a ella qué le importaba, que no se metiera en sus asuntos, que únicamente era la que le barría el local. La muchacha despechada, le mentó la madre, le dijo que se la iba a pagar, que se iba arrepentir, ella quería ser su novia, que casi se le encueraba y él, se hacía disimulado. Leonardo le dijo que no le gustaba porque tenía las patas flacas y la cola gorda, además está cacariza. La mujer salió echando chispas, luego le llamó por celular y le dijo: “Vas a ver, hijo de toda tu madre, no te la vas acabar, te tengo una sorpresa” y le colgó.

A los pocos días le llego un citatorio a Leonardo, de la Junta de Conciliación y Arbitraje, por una demanda de despido injustificado, exigiéndole una indemnización por 25 mil pesos. Se presentó ante las autoridades de trabajo y les dijo que la María únicamente le había barrido su changarro como un mes, y además no trabaja con él, y le ganó el pleito.

Como no le hicieron caso, la mujer lo esperó a que saliera de su local, acompañada de seis cuates, y le dijo que si no le pagaba el dinero que le correspondía lo iban a madrear. Con el dedo le enseñaba a sus amigos, y ellos le mostraban el puño cerrado.

Por las moscas, el dueño fue a poner una demanda en contra de María, por amenazas, y dijo que si le rompen la madre, ella tiene la culpa. Siempre buscó la forma para que le diera para sus tunas, pero a él no le gustan las viejas, le gustan los hombres, que eso no es un delito, que es un deleite.

 

ESTOS YA NI LA AMUELAN

Benito Martínez Hernández, de 20 años, permaneció por muchos días desaparecido, sus familiares y amigos los buscaron hasta debajo de las piedras, la policía peinó los cerros con el fin de encontrarlo. Los días pasaban y estaban muy angustiados por saber qué le había pasado. Pero el fin de semana, logró su objetivo, lo encontraron pero ya estaba muerto. En todo su cuerpo le habían amarrado unas grandes piedras para aventarlo a la presa El Tejocotal, que se encuentra en Acaxochitlán, y no flotara.

El asesinato del joven, que vivía en unión libre, para la policía es todo un misterio. Como dijo el Monje Loco: nadie sabe, nadie supo. Dicen los agentes investigadores que está peliagudo su caso, porque en su hogar no tenía broncas, vivía muy feliz con su vieja. Pero vamos a la realidad para que no le digan ni le cuenten, porque a lo mejor le mienten.

Cristina Ortega y María Candelaria Hernández, la concubina y la mamá del ahora occiso, respectivamente, coincidieron en decir que a Benito lo vieron por última vez el viernes 16 de este mes, cuando se despidió para irse a camellar. Salió de su casa que se encuentra en Hutzilingo, Santiago Tepa, pues trabajaba en un restaurante en Apapaxtla. Lo esperaban por la noche pero ya no llegó. Uno de sus hermanos se comunicó con él por celular, y le devolvió la llamada diciéndole en que media hora llegaba a su casa.

Pero no fue así, por lo que toda la familia se puso nerviosa y preocupada, pidiéndole al todo poderoso que lo regresara con bien. Pasaron la horas y por la madrugada, implantaron un operativo familiar, y salieron a buscarlo por distintas partes, incluyendo delegaciones de tecolotes, hospitales, pero fallaron y no tuvieron éxito.

Dejaron pasar dos días y sus familiares, se presentaron ante el Ministerio Público de Tulancingo para denunciar la desaparición del mesero. Aseguraron que era un muchacho que no tenía problemas, era como Gasparin el fantasma amistoso, y les pidieron su intervención para que les echaran la mano a buscarlo. El sábado 24 de este mes, lo encontraron en la presa El Tejocotal; tenía amarradas varias piedras en el cuerpo, con lazos, para aventarlo y que no flotara.

Una vez que tuvieron el cadáver a la vista, llegó el MP acompañado de todos sus agentes de la Coordinación de Investigación, peritos en criminalística, y un montón de gendarmes, Protección Civil y los bomberos; dio el banderazo para que se realizaran las diligencias de rigor, y ordenó el traslado del cuerpo al Semefo.

El resultado de la necropsia reveló que murió por asfixia por sumersión forzada, lo cual quedó asentado en la averiguación, y salieron los agentes investigadores, hechos la mocha, para pisarles los talones a los asesinos, y se espera que de un momento a otro les echen el guante y los tengan en la sombra

 

UN RECIÉN NACIDO ESTABA ABANDONADO

En un paraje del municipio de Zacualtipán, en una zona boscosa, un recién nacido fue rescatado luego de que a su desgraciada madre (perdón) luego de que su desconocida madre se le salió el chamaco y lo dejó abandonado a su suerte, ni de mamar le dio. Estaba a la intemperie, con el peligro de que la fauna silvestre se lo papiara.

Un vecino del barrio Loma Bonita, la madrugada del pasado domingo, escuchó un chillido, se espantó, pensó que era un gato, sacó su machete y paso por paso, muy despacio, con el arma en la mano a lo alto, listo para dar el golpe, se percató que era un chavito, y pensó que estaba muerto.

De volada sacó su celular y lo reportó ante las autoridades de Zacualtipán, que un niño recién nacido estaba entre la hierba, tal como había nacido, que no lo agarró porque estas todo morado y le cuelga el cordón umbilical. Llegaron los gendarmes y al revisarlo, se dieron cuenta que estaba vivo. Avisaron con urgencia a Protección Civil, que también fueron acompañados por paramecios de la Cruz Roja, que dijeron que la criatura tenía de 32 a 34 semanas y pesaba dos kilos.

Dentro de la ambulancia lo atendieron dándole masaje cardiaco. Algunas vecinas ayudaron y lo llevaron a su casa y lo bañaron y lo calentaron, pero el niño lloraba, y pensaron que tenía hambre y buscaron alguna señora que estuviera criando para que le diera el pecho. Se trasladó al bebé al Hospital Regional del IMSS, donde fue atendido con urgencia, y en la tarde todos estaban contentos porque había reaccionado satisfactoriamente y se aventó 3 mamilas al hilo.

Dijeron que por lo menos el niño fue abandonado durante de 3 horas y que fue un milagro que se haya salvado, porque estuvo en traje de rana; al menos su madre le hubiera dejado sus calzones para envolverlo. La directora de DIF municipal de Zacualtipán se presentó al nosocomio y estuvo presente sin moverse del lugar, hasta que le avisaron que el chamaquito se había salvado.

Las autoridades judiciales, con los agentes investigadores, andan como candidatos a diputados, tocando de puerta en puerta, para buscar a la persona que lo abandonó, y preguntado y sacando lista de todas las mujeres panzonas que hay en la comunidad, y a la ya no es, será revisada minuciosamente.

 

A UNA NIÑA POR POCO LE VUELAN LA CHOLLA

Quedó herida de un escopetazo que le dio su tío, y se salvó de quedar como el hombre sin cabeza. Dijo su mamá de la chamaquita, que fue un accidente. Nos llamó la atención y realizamos una investigación, a ver si es cierto. Una niña de dos años de edad quedó gravemente herida por una bala de una escopeta calibre 16, que le dio el tío cuando ella jugaba en el patio de su casa.

Esto pasó el martes 20 del presente mes en la comunidad de Tlazintla, municipio de Acaxochitlán. Según dijeron las autoridades, que a las 6 de la tarde del mismo día y mes que ya les dije, el MP de Tulancingo recibió un aviso del Seguro Social, que reportaba el ingreso de una niña con una lesión de bala.

Juan Manuel Saavedra Rosales, el tío de la lesionada, explicó que llegaba en su camioneta en compañía de su hermano, o sea el papá de la niña, y al sacar la encopeta se le atoró y cuando la jaló se disparó, cayendo al suelo la nena, quien jugaba con sus primos.

Dijo Juan Manuel que de inmediato subió a la niña al vehículo y la llevó al IMSS, pero por la gravedad, la trasladaron al Hospital del Niño DIF, en Pachuca.

Declaró Elvira Saavedra Rosales, la madre de la lesionada, que fue un verdadero accidente, y no quiso poner la denuncia para que no fregaran a su cuñado; pero dijeron las autoridades que la tenía que hacer por ley, para ver qué culpabilidad tuvo en el famoso accidente.

Sobre el arma, la mujer expuso que esa escopeta la tienen desde el año del caldo, que era de su suegro quien se la regaló a su cuñado, como un recuerdo cuando anduvo en la revolución entre las bolas de Zapata. Estaba presente cuando al jalarla, le salió el tiro por la culata.

Mandó un afectuoso saludo a mis lectores Beto y Vero de la comunidad de Tecomulco, en el municipio de Cuautepec, de su amigo “El Gato Seco”                

gatoseco98@ yahoo.com.mx