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UN INFIERNO BONITO

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DEJAN A UN TAXISTA CON LAS NALGAS DE FUERA

Cinco integrantes de una pandilla de ladrones que últimamente se han dedicado a hacerle la guerra a los uniformados, asaltaron a un taxista la madrugada del domingo. Le pidieron una dejada pero en el camino, después de madrearlo, lo dejaron encuerado y se llevaron el taxi Nissan Tsuru blanco.

 

Como pudo el chofer gritaba pidiendo auxilio a los popochas. Sus gritos espantaron a los perros, que no dejaban de ladrar, el viento soplaba, y el chofer caminaba entre un camino de terracería; como iba descalzo hasta el cuello, le picaban las piedras.

Los informes de la Policía Municipal de Pachuca revelaron que en la madrugada, como a la una, les reportaron que se habían robado un coche de sitio, más o menos les dijeron por dónde. Llegaron a la colonia La Loma y encontraron a un hombre en traje de rana, con una mano atrás y la otra adelante, quien les dijo que lo habían asaltado y lo abandonaron en la colonia, llevándose el coche después que le dieron en la madre, le quitaron toda la ropa y sus zapatos nuevos. Los policías le preguntaron que si lo habían violado, y el taxista les dijo rápido, que no, pero se agarraba la cola.

Los uniformados hicieron un operativo de búsqueda y localización que les dio resultado, con los datos que les había dado el taxista. Encontraron el coche, que estaba desvalijado, y capturaron a los delincuentes, que estaban escondidos entre los arbustos. El chafirete los reconoció que ellos habían sido. Los llevaron a la barandilla y dijeron que se llamaban: Javier “H”, César Miguel, Oscar “M”, Eduardo y Raúl Cristóbal “V”, de 16, 18, 19, 17 y 20 años. Fueron pasados a la Coordinación de Investigación para saber si no han asaltado a otros; también pasaron al servicio médico al taxista, para ver si no lo habían violado.

 

UN SEÑOR AFIRMA QUE VIO A UN MUERTO

En este fin de mes de octubre, toda la gente que no olvida a sus muertos, los espera con amor, cariño, andan por donde quiera y algunos que se han adelantado, andan de traviesos presentándoseles a los vivos.

Alfonso Vázquez Hernández, de 50 años, con los pelos parados, muy espantado, mirando para todos lados, y amarillo color plátano, fue sacado de un agujero donde se había caído, y su familia lo llevó al Hospital General.

Presentaba fracturas leves, y raspado. Explicó que se encontraba en las faldas del cerro El Lobo, en Pachuca, juntando leña como las 7 de la noche.

Por esos lugares hay muchos tiros abandonados, que no se ven por las ramas, y para andar por esos lugares, solamente la gente que los conoce. Alfonso es uno de ellos, ya que trabajó en la mina. Vive en el barrio de La Alcantarilla, y todas las tardes sube a cortar algunos nopales, tunas, o traerse leña. Narró que de pronto, sintió que le picaron las costillas, volteó, y no era nadie; le dio escalofrió, y mucho miedo, pues comenzaba a oscurecer, y mejor se regresó a su casa.

Cuando iba bajando el cerro, ya estaba oscureciendo, de pronto se le apareció un esqueleto con pedazos de carne podrida y le salían gusanos y apestaba muy feo. Se le acercó y le extendió los brazos para que lo abrazara; quedo mudo, sintió que le cortaron las patas, y se desmayó, rodando por la pendiente, y cayó en un agujero como de 5 metros. No sabe cuánto tiempo duró sin conocimiento.

Pasaron por ahí unos vecinos de los que vienen de las minas de Real del Monte y salen al barrio de Españita, eran varios, y al pasar por el agujero, se les ocurrió orinarse donde él estaba. Al sentir lo mojado despertó, y les gritó, pidiendo ayuda. Ellos se espantaron y dijeron que era un muerto, le aventaron de piedras y se echaron a correr.

Algunas le pegaron a Alfonso, que siguió pidiendo auxilio, pero nadie le ayudaba. Pasaron las horas, era medianoche, los perros no dejaban de ladrar, y no podía salir de hoyo. Al no llegar a su casa, sus familiares fueron a buscarlo, escucharon sus gritos, y lo sacaron de donde estaba.

Lo llevaron cargando a su domicilio, les juró por la memoria de su jefa, que lo había aventado un muerto al agujero. Su vieja se persigno y lo creyó, porque Alfonso no toma ni es chismoso. Acusó a los que lo orinaron y le aventaron de piedras. El MP le dijo que iba a levantar el acta por accidente, que ellos no pueden encerrar a un muerto para llevarlo a la cárcel, porque lo aventó al agujero; que le iban a decir al administrador del Panteón Municipal que regañe a los que cuidan las tumbas, porque se les escapó un muerto.

 

DIJERON QUE LES ROBARON

Juan de la Cruz Hernández, Andrés de la Cruz Martínez, Silvano Ramírez Carpio y Domingo de la Cruz Hernández, eran empleados de una empresa de la ciudad de México y venían a la Huasteca en un camión, a llevarse un cargamento de nueces. Cuando regresaban de una comunidad de Molango, a pie de carretera, encontraron un centro nocturno, estacionaron el vehículo y se metieron al antro.

Comenzaron a empinar el codo, se les acercaron unas nenas, se hicieron amigos, bailaron y se quedaron con ellas. Al día siguiente no contaban con dinero para la cruda y estaban endrogados, por más de 10 mil pesos de lo que se habían gastado, aparte lo que les tenían que pagar a las viejas. El dueño del bar tenía muy buenas relaciones con el presidente municipal.

Al hacer cuentas, debían en total 20 mil pesos, y como no tenían para pagar, el cantinero se cobró a lo chino quitándoles el cargamento de nueces. Se pusieron de acuerdo y hablaron al dueño de la fábrica diciendo que los habían asaltado. Les dijo que levantaran el acta.

Para hacerla más real y les creyeran, se golpearon entre ellos. Expusieron que por la noche les salió un grupo de indios mugrosos, armados y les quitaron su cargamento de 190 cajas de nueces.

El representante social les dijo que mentían, porque tiene años que los del EZLM ya habían entregado las armas. Insistieron en que fueron asaltados en su camión Nissan, placas KYI del Estado de México, que su patrón es Sergio Fernando Castillo Ramos, de la empresa “Distribuidora de nueces y cacahuates”. Los ladrones los sorprendieron con pistolas, los amarraron de las manos y de las patas, les pusieron un guardia, y le dieron una orden, que si se movían les daban un tiro a media madre.

Siguieron comentado que pasaron la noche sentados, les dieron calambres y se les durmieron las nalgas. El comandante de los ministeriales los interrogó por separado, sacándoles la sopa. Dijeron la verdad, que ellos mismos se habían robado la carga, se las compró un señor que es el dueño del cabaret, en 20 mil pesos, se cobró a lo chino. Si le hubieran dicho a su patrón que las nueces se las comieron Chip y Dale, se los hubiera creído.

 

UN BORRACHO LE LLEGÓ POR LA RETAGUARDIA

Laura Aguirre, de 32 años, pasajera en un taxi, Nissan Tsuru, sufrió el susto de su vida al momento de sentir el madrazo que le dio una camioneta de redilas de 3 y media toneladas. Se le torció el pescuezo y recibió un fuerte golpe en la cholla.

Pedro López Martínez, chofer de la camioneta, trató de pelarse pero no pudo porque iba borracho. El taxista Alberto Rosas resultó ileso, y llamó al 066. El accidente ocurrió en el Puente de Colonias. Se llevaron al borracho, los coches al corralón, y a la pasajera al Hospital General. Uno de tantos curiosos que vieron el accidente, de nombre Luis Ramírez, dentro de su coche Volkswagen, estaba estacionado en el mismo carril, y explicaba con todo detalle a un compañero del taxista, cómo había estado el madrazo. De pronto se escuchó un golpe seco, un coche se le estampó por atrás, y como no tenía puesto el cinturón de seguridad, salió medio cuerpo por el parabrisas.

El que le pegó era un coche Cuttlas, más viejo que su abuelita de quien lo llevaba, quien dejó abandonada la unidad y se metió por Villas de Pachuca. Llegó de nuevo la ambulancia y se llevó al informador, mientras que al Cuttlas se le cayó el eje con todo y llantas, y mejor lo dejaron a un lado de la carretera para que se lo llevara el carro de la basura. La policía fue a buscar al responsable.

 

ASALTADO A PUNTA DE PUÑAL

 

Fernando Juárez Vargas, de 24 años, la tarde del sábado pasado fue a comer en el mercado Miguel Hidalgo que se encuentra a un costado del Benito Juárez, en el centro de Pachuca. De regreso, apenas le estaba haciendo digestión, se subió al puente peatonal que atraviesa el bulevar Nuevo Hidalgo, cuando en las escaleras se le paró enfrente un tipo que llevaba puesta una gorra de gachupín y al pasar, le dio un caballazo.

Fernando se enojo y le dijo que se fijara. El tipo poniéndole un cuchillo en el gañote, le ordenó que no se moviera o se lo echaba, que le entregara todo el dinero que llevaba. Le arrebató su reloj, su teléfono celular, su cartera con sus documentos personales, y 500 pesos. Lo aventó que cayó de cola, y el hampón se echó a correr, metiéndose al mercado. El agraviado fue asomarse pero en cada local veía gente sospechosa, y mejor fue a denunciar.

 

LE ROBARON SU CELULAR

Un tipo esperó el momento para dar el golpe, y cuando lo buscaron, ya había pelado gallo. Sandra Luz González se quejó amargamente, que fueron a convivir en un bar y le volaron su teléfono celular, pero tiene identificado a ladrón.

Explicó que llego al bar “The Horse” que se encuentra en la avenida Pirules, colonia Ampliación Santa Julia, acompañada de su marido y un amigo de él, que se llama Eduardo Vega.

Tras empujarse unas cubetas entre pecho y espalda, decidieron ir al salón de fumadores, donde se aventaron un tabaco; no los acompañó Eduardo, se quedó a esperarlos. Pero ya no lo vieron, se había ido sin despedirse. La quejosa buscó su teléfono y ya no estaba. Les cayó el 20, que la única persona que se lo llevó fue Fernando, que había sido un amigo ocasional de su viejo. En el bar no se hicieron responsables del aparato, les dijeron que para qué invitan amigos rateros. Pide la señora que busquen al que le robó su móvil. Declaró su marido, que hace tiempo le presentaron a dicho individuo y se saludaban amistosamente, pero que esta vez, cuando iban entrando al bar, se les pegó, y le dijo que lo invitaran, que él pagaba lo suyo, porque no le gustaba chupar solo.

gatoseco98@yahoo.com.mx