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UN INFIERNO BONITO

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SE PERDIÓ UN JOVEN

En el día del abuelo, que es un día muy especial para algunas familias, Don Agustín mandó a su hijo al banco para que le sacara 50 mil pesos, pensaba hacerle una pachanga de pelos a su jefe, que se llama igual que él. Tiene 90 años y el viejito se ha portado muy bien con ellos.

 

Como regalo le había comprado una escopeta de chispa, para que recordara sus tiempos cuando anduvo entre las bolas de Pancho Villa, en la revolución. Eran las 11 de la mañana cuando despertó a su hijo para que fuera al banco, se llama Gustavo, mejor conocido en el bajo mundo como “El Nene”. No trabajaba, dejó la escuela porque de chiquito no le pusieron una medallita para las malas compañías.

Ellos tienen su domicilio en la calle de Nicolás Flores, en la colonia centro de Pachuca. El señor le dijo a su hijo que fuera al banco a sacar dinero, le dio las instrucciones y recomendaciones para que se cuidara de los ladrones, su jefa le echó la bendición.

El muchacho le pidió dinero para el Tuzobús y para una chela, porque andaba medio crudo. Pasaron las horas, eran las dos de la tarde y su hijo no regresaba. La señora se puso un poco angustiada por la tardanza, Don Agustín le dijo que se calmara porque si se fue en el Tuzobús, pues ahí tardan mucho tiempo e iba a regresar tarde.

El reloj del centro de Pachuca sonó a las 5 de la tarde, eso puso nerviosa a la familia, la cual está formada por Martha su esposa, Martha su hija mayor, Juana, María, Gustavo (el perdido) y Pedro, que anda en los Estados Unidos de emigrante.

No le avisaron al abuelito que Gustavo no había regresado, para que no se le fuera a parar la molleja. Todo era un misterio entre los habitantes de la casa. Discretamente formaron un operativo de búsqueda, la señora de Don Agustín y su hija Martha fueron a la Alerta Amber.

Les preguntaron que cuantos años tenía su hijo perdido, dijeron que 22 años, les contestaron que ellos buscan a menores de edad y no a burrotes, que a lo mejor estaba en una cantina. Salieron tristes y desconsolados.

Las hermanas del perdido, Juana y María, fueron a buscarlo casa por casa, casilla por casilla, entre sus amistades. Martha se quedó cuidando al abuelo, no se fuera a caer por andar correteando a la criada.

Por otra parte, tristes, cansados y sin ilusiones, los padres de Gustavo se presentaron ante el Ministerio Público de Seguridad Pública, las nalgas se les durmieron de tanto estar sentados esperando su turno, porque había una gran cola de gente que había ido a levantar sus actas, que parecía el último día para pagar el teléfono.

Eran las 9 de la noche cuando les tocó su turno, le dijeron al señor autoridad que iban a levantar un acta por que su hijo estaba desaparecido. Les preguntaron que desde cuándo, contestaron que desde la mañana, les contestaron que se fueran a descansar, que se presentaran a las 72 horas con acta de nacimiento y una fotografía reciente de la persona desaparecida.

La familia y varios amigos llegaron a casa de Gustavo, porque se había corrido la noticia de que estaba perdido. Cada uno de ellos daba su opinión para encontrarlo. Don Agustín le dijo a su esposa que se fuera a su casa en un taxi, porque él lo iba a buscar en bares, cantinas, en cabarets de mala muerte, y por todo el corredor de las caricias.

La señora le dijo que lo acompañaba porque en lugar de un perdido serían dos. Se pasaron toda la noche, él entraba a los centros de vicio y la señora se quedaba afuera, veces el señor se tardaba porque se aventaba su taco de ojo, más cuando las mujeres bailan en traje de rana.

A pesar de que todos andaban en friega loca buscando al perdido, se estaban comunicando entre ellos por celular. Era ya de madrugada, se reunieron todos para buscar otra forma de encontrarlo. Sacando conclusiones, dijo su hermana mayor que ella había estado cerca del teléfono por si le llamaban los secuestradores, pero no hubo ninguna llamada.

La señora soltó el llanto y les echó mentadas de madre y maldiciones a los secuestradores, dijo que ella tenía unos ahorros por si le pedían dinero por el rescate. El señor le dijo que no mamara, que los secuestradores pedían más de un melón de pesos.

La madre de Gustavo, el desaparecido, se la pasó todo el tiempo llorando, dando de gritos que espantaba a los perros. Los vecinos le decían que se callara porque no los dejaba dormir, otros atrancaban la puerta pensando que era la llorona.

El señor Agustín pasó toda la noche y parte del día fumando y caminado como león enjaulado, todo era un cuadro de dolor, de tristeza, al no saber de su hijo.

Las mujeres hicieron algo de comer, llevaban más de 24 horas sin probar bocado, los chillidos que daban se confundían con los de sus tripas. Los padres no quisieron comer y todo lo que sobró se lo comió el abuelo. Todo era silencio en la casa, parecía funeraria, de momento tocaron la puerta, las muchachas se asomaron y vieron que era el tío Alberto. Él vivía en Acapulco.

Era hermano de Don Agustín y venía a ver a su padre, les preguntó que por qué estaban tristes, que era un día de felicidad (se refería al “Día del abuelo”), al ver su angustia no se atrevía a preguntar, pensando que a lo mejor se había muerto su papa (o sea el abuelo).

Platicaban muy serios, él se atrevió a abrir el dialogo y les preguntó “¿Porqué tienen esa cara? deberían de estar muy contentos, encontré a mi sobrino Gustavo en Acapulco, en la playa del revolcadero. Me dijo que andaba de luna de miel, me presentó a su mujer, grandota bonita y bien buena.”

Al escuchar sus palabras todos se quedaron callados, admirados de lo que les había dicho, le preguntaron que cuándo había sido, les contestó que hace unas horas que venía a Pachuca. El señor Agustín explotó, le contó lo que había pasado. La angustia se volvió coraje, furia, y fueron al Ministerio Público a acusar a su hijo por abuso de confianza, le había robado 50 mil pesos.

Le contaron lo que habían sufrido al agente social, éste mandó a los agentes investigadores a buscarlo, les había dado una pista el tío Alberto por dónde más o menos estaba. Después de algunas horas los trajeron.

Gustavo estaba bronceado y llevaba a la mujer, dijo que ella no tenía vela en el entierro, trabajaba como bailarina en un bar en Pachuca, la invitó a Acapulco y se fue con él.

Agustín le dijo a Gustavo que le devolviera el dinero que le había sobrado, le dijo que no tenía, por el contrario tuvo que vender su anillo y su reloj. Les dijo el señor autoridad que los dos se iban a quedar detenidos, fue ahí cuando la muchacha protestó.

“Qué le pasa, él me dijo que llevaba mucho dinero y me lo enseñó, pasaron dos días y me dijo que ya no tenía. Para poder regresarnos tuve que meterme con unos hombres para sacar lo del pasaje y hotel. Cuando nos íbamos a regresar nos cayó la policía que nos trajo. A ver póngase en mi lugar”.

El agente le dijo que ella estaba libre. El señor Agustín pidió que su hijo se quedara en la cárcel y comentó que su padre (o sea el abuelo) ha perdido el tiempo, se acordaba que el viernes había sido el día del abuelo y espera su fiesta de cada año. Ahora se la van hacer de pez y se lo festejaran para el año que entra.

 

ATROPELLA Y MATA A UN CICLISTA

Muy mala suerte corrió un ciclista al que de pronto le llegó un automóvil por la retaguardia, sonó como claxon. El chofer al ver que estaba muerto se bajó de la unidad, cargó la bicicleta, la metió en la cajuela y se escapó a toda prisa.

Pero no contó con que varios ojos lo miraban a pesar de que era de madrugada, y avisaron a la policía. Los uniformados salieron como tapón de sidra a buscar al responsable, les habían dicho que era un automóvil Honda y lo capturaron cuando se pelaba de casquete al Estado de México.

Dijo que él no había ido, ni sabía el porqué lo detenían, le preguntaron que qué le había pasado al parabrisas y al cofre. Dijo que se había estrellado un pato. Revisaron la cajuela y ahí llevaba la bicicleta, dentro del automóvil Honda tipo Civic. Con placas de circulación 599-VLM del Estado de México.

Iba acompañado de un amigo que le ayudó a atestiguar que se había estrellado un pato. Por eso se lo llevaron, por cómplice.

El reporte de la policía dice que después de que le dio el madrazo, le pasó encima, hizo a un lado el cuerpo que todavía estaba con vida, y se llevó la bicicleta. Lo cual implicará otro delito. Se informó que los hechos fueron en la avenida Juárez, a la altura del Instituto Énfasis del municipio de Tizayuca Hidalgo, a más o menos las 2 de la mañana. De acuerdo con la investigación, el hoy fallecido tenía aproximadamente unos 36 años de edad, se encuentra en calidad de desconocido. Iba dándole duro a los pedales cuando fue atropellado.

Debido a los golpes, el infortunado hombre falleció en el lugar. En el resultado de la necropsia de ley, se reveló como causa de muerte, fractura en la bóveda del cráneo y no alcanzó a decir ni pio.

Lo bueno es que este caso no quedó impune, la policía logró detener al responsable junto a una tienda Soriana.

Los uniformados le dieron a conocer sus derechos, “que tenía derecho a tener el hocico cerrado, cualquier movimiento en falso o mentada de madre, se le cargarían en su cuenta”.

Después se lo llevaron y lo pusieron ante el Ministerio Público, quien determinará su situación jurídica en las próximas horas. Se informó que el muerto iba vestido con pantalón verde, camisa de color blanco, sudadera roja con botas de militar.

Finalmente, la bicicleta y el automóvil fueron remitidas al corralón municipal, mientras se deslindan responsabilidades. Se sabe que el hombre, de que no se puede decir su nombre, tiene 37 años de edad y se encuentra junto con su acompañante en los separos de la policía.

 

ASESINAN A UNA MAESTRA

Fue torturada, la amarraron, y a puro madrazo limpio se la echaron al plato. Este es un misterioso crimen que les va a sudar la pelona a los agentes de la Coordinación de Investigación para resolverlo, porque la cosa está de la patada.

A una joven maestra la mataron en su domicilio. De acuerdo con los primeros reportes de la policía, el jueves de la semana pasada como a las 2 de la tarde, el delegado auxiliar de la comunidad de Ocotillo, municipio de Huasca Hidalgo, fue al primero que alertaron y él se encargó de llevar el chisme a la policía.

El comandante dijo que se trataba de una maestra de inglés con el nombre de Irma Casañas Villegas, de 37 años de edad. Solo eso sabemos, y ya no les digo más porque se llenó mi plana.

gatoseco98@yahoo.com.mx