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UN INFIERNO BONITO

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SE PELEARON Y SU VIEJA LO AVENTÓ AL BARRANCO

Una pelea a calzón quitado se aventaron dándose hasta debajo de la lengua, pero eso pasó a mayores porque la señora se lo quería echar al plato. Él hombre llegó en la madrugada borracho y oliendo a mujer mala, jurando que se había ido de parranda con unos cuates, pero la mujer no quitaba el dedo del renglón, lo hizo que se bajara el pantalón y le dio de cachetadas al ver que traía los calzones al revés.

 

Como tenían un compromiso con unos compadres, lo salvó la campana, se fueron en el coche y todo el camino, su esposa iba trompuda, no se hablaban, sus pensamientos de ella era desaparecerlo del mapa, por cochino marrano. De momento se le prendió el foco, se le metió la idea de matar a su viejo por borracho e infiel, en una curva ella dio el volantazo, se aventó hacia afuera y lo vio cómo el coche iba echando maromas y cayó en el fondo de un barranco, dándose en toda la madre.

Se había ido a unos 100 metros de profundidad, pero no le tocaba, quedó vivito y coleando, quedando todo desmadrado el coche, hecho caca. Lo que ustedes están leyendo ocurrió en Zacualtipán, la madrugada del lunes pasado. Los gendarmes recibieron una llamada telefónica de un automovilista, quien les dijo que dentro de un coche iba peleando una pareja, de momento ella saltó y lo mandó a un precipicio. Pidió que sacaran a ese buey de la barranca antes de que se pele al valle de las calacas, porque se fue directo al fondo del barranco que está en Tlahuelompa.

Cuando llegaron los cuicos encontraron desmadrado un coche Datsun sedán café, placas de circulación HFX-5979 del Estado de Hidalgo. Junto al automóvil estaba una mujer tirando lágrimas de cocodrilo, y les dijo que iba peleando con su marido cuando, de pronto, se fueron a un barranco, ella logró abrir la puerta y saltar, sólo tenía raspadas las nalgas.

Llegó el cuerpo de salvamento, bajaron con cuerdas y encontraron al chofer todo apachurrado, dentro del coche, se había salvado porque llevaba puesto el cinturón de seguridad. En medio de la oscuridad escucharon los gritos muy fuertes, parece que le estaban apretando el gañote.

Bomberos, Protección Civil y los uniformados bajaron con cuidado para no caer, llegaron al fondo del barranco logrando sacar al lesionado, que estaba desfigurado de la cara, todo lleno de sangre, que parecía porrista de los diablos rojos del Toluca.

Lo llevaron al Hospital Regional y quedó en terapia intensiva, su mujer lloraba dando unos gritos como la llorona, pidiendo a los matasanos que lo salvaran porque si no ella se daba en la madre, pues no podría seguir viviendo sin él. Después de 24 horas recobró el conocimiento y preguntó por su vieja; la buscaron pero ya no estaba, se había pelado de casquete. Dio su declaración ante el agente del MP.

Dijo que iban a ser padrinos de velación de uno de sus sobrinos en el poblado de Zimapán, pero la noche anterior se fue con unos cuates de parranda, llegó a su casa por la tarde y encontró a su vieja que se le había metido el diablo; lo puso como palo de perico. Por el compromiso tuvieron que viajar por la noche para llegar en la madrugada, y todo el camino lo fue zurrando, no le paraba el hocico, parecía merolico.

Le dijo que se callara porque lo estaba sacando de quicio, pero su vieja es muy necia y en un descuido, le torció el volante y se salió al vacío; fue un abrir y cerrar de ojos. Comentó que había visto la calaca de cerca. Se puso a llorar con mucho sentimiento, haciendo pucheros como niño chiquito, que contagio al MP y a su secretario.

Dijo que se llama Juan Sebastián Santiago, comerciante, y se volvió a desmayar. Fue llevado al Seguro Social del municipio de Zacualtipán, mientras que se vieja, que se llama María Alberto Pérez, de 19 años, fue detenida y llevada ante las autoridades por el delito de intento de burricidio y lo que resulte en contra se su marido, que está más muerto que vivo.

 

DEJAN LIBRE AL SACERDOTE

Al salir de la cárcel fue recibido por los feligreses de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe del municipio de Mixquiahuala; entre vivas y alabanzas, lo acompañaron hasta la parroquia. El sacerdote, un anciano alto y gordo, con una sonrisa repartía bendiciones a los fieles, que durante varios días no se movieron del lugar.

Como en las notas anteriores, estuvimos pendientes de lo que pasó y cuál era el destino de un ministro de Dios, llamado Alfredo Campos. Según dijeron, que era acusado por presunta tentativa de violación de una mujer, pero luego dijeron que no, que era de 3 hombres de 44, 20 y un menor de 17 años, que les gustaba rezar por los rincones oscuros por donde entra y sale del agujero el ratón.

Pero salió libre de pecado. Más de 300 feligreses lo recibieron afuera del Cereso de Pachuca. Desde temprana hora llegaron a la capital del Estado con el objeto de hacer presencia, sobre todo exigiendo la libertad del padrecito. Todos se presentaron primero a las puertas de Gobierno del Estado, en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo, el Tribunal Superior de Justica, en la entrada de Cereso. Habían contratado a un ingeniero metalúrgico para que lo sacaran por un túnel de la mina Prosperidad, que pasa a unos cuantos metros del penal, por el Cerro de San Cristóbal, como al “Chapo”.

Dando las tres y cuarto de la tarde, todos callaron, se hincaron rezando en voz baja, con su rosario en la mano, pidiéndole al de arriba que les echara la mano. Un hombre gritó, con una sonrisa de oreja a oreja, que el sacerdote había salido liberado, era libre el padrecito Alfredo. Fue la locura de todos los que estaban afuera, levantando las manos al cielo, dándole gracias al creador por su mano que les dio. Se abrazaron, se les salió el llano de gusto. Había acabado el sufrimiento porque el párroco estaba con ellos.

Se escuchó una voz, “ahora sí vamos a hacer fiesta, a caminar contentos, felices, con el padrecito, enfrente a todos, y con mucho orgullo, sepan que fue inocente, otros curas de algunos municipios se comunicaron, para decirle que ellos también sabían que era inocente como Pepe “el Toro”. Se juntó una porra juvenil, de 50 hombres y mujeres, que gritaban: “A la vio, a la vao. Alavao sea Dios”

Fue hasta las 7 de la tarde cuando se abrieron las rejas y dio un paso a su libertad el cura. Corrían a abrazarlo, a tocarlo y decirle que lo extrañaron mucho, pero sabían que algún día iba a estar de nuevo con ellos. La abogada que es muy joven, está muy bonita y buena, originaria de Progreso, se aventó la defensa para sacarlo libre. Llegando al pueblo hubo una gran fiesta, todos cooperaron para hacer una verbena, baile y bandas de viento. En esta forma cerramos un capítulo de lo que pasó.

 

AGARRAN A UN ROBACHICOS

En la colonia El Cerrito del municipio de Tepeji del Río, hubo una movilización de camionetas patrullas, para darle en la madre a un delincuente que se quería robar a un niño. Lo descubrió la familia, que salieron hechos la moche atrás de él, armados con palos, piedras y herramientas para desmadrarlo.

Se iba a escapar pero se tropezó y cayó de hocico; lo pescaron dándole una madriza, que apenas se podía parar. Dijo uno de los familiares del chamaco, de 3 años, que se encontraba dentro de su domicilio, cuando se escucharon los gritos del menor, que parece que le estaban apretando el gañote, y espantó a los perros.

Entonces vieron a un hombre que salía de la vecindad cargando al niño en la espalda, de burrito, y corriendo. Lo tenían de las greñas y le querían dar en toda la madre por robachicos, porque se han perdido varios niños. Llegaron los uniformados y se metieron a la bola para quitárselo y llevárselo, pero la gente estaba enardecida, gritando que lo iban a matar a pedradas.

Se les escapó a los uniformados, con el deseo de salvar el cuero, se volvió echar a correr y fueron todos tras él. Lo agarraron y le preguntaron cómo se llamaba, y dijo que Pedro Granados García, de 28 años, pero que no se iba a llevar a el niño, que ni siquiera lo agarró, que se metió a la vecindad con la idea de ver qué se robaba, pero al verlo el chamaco chillón, se espantó y comenzó a gritar como loco.

Le dijo que se callara y al no hacerle caso, lo cargó para que dejara de chillar y luego dejarlo en la puerta. Fue cuando sintió un madrazo que lo hizo caer, y luego patadas por todos lados.

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