EL MARIDO GOLPEADOR
La señora Ana Gutiérrez Lara está a punto de tirar la toalla porque su viejo borracho le pone cada madriza, que la deja desfigurada de la cara, como el monstruo de la laguna negra. Siempre anda con anteojos oscuros para que no se le vean los ojos de cotorra, algunos que no la conocen, creen que está como la gallinita ciega, y la ayudan a pasar las calles.
Lo ha demandado ante las autoridades porque no encuentra la puerta, lo ha acusado por violencia familiar, por lesiones, por borracho, por abusivo porque le da para sus tunas. Sus familiares y amigos lo sacan, y otra vez la mula al trigo, se la vuelve a sonar, no sale de las cantinas, parece que su madre lo parió en una de ellas. Una vez una de las vecinas, le dio un remedio que no falla, le dijo que se lo había dado a su viejo, ahora odia el chupe, y parece rana, porque toma pura agua.
Le dijo que son unos polvos de la madre Celestina, que se le echan en la comida sin que se de cuenta. Pero una vez que estaba atarantada de los madrazos que le había dado, se equivoco de remedio y le dio polvos para matar pulgas, que le dio una diarrea de varios días; le dio un hueso grande de aguacate para que se le parara, pero quedó muy flaco. Mejor lo aguantó y se ha acostumbrado a las madrizas, que cuando no le pega ella le reclama.
Viven en la calle de Ocampo, por la cuesta china, cerca de la carretera que va a Real del Monte, ella trabaja en lo que puede, anda como calzón de mujer mala, para arriba y para abajo, lavando y planchando ajeno. El lunes pasado su viejo borracho de nombre Andrés Hernández, se puso bien malo, estaba más amarillo que un chale, sus ojos no tenían brillo, y abría el hocico para tomar aire.
La señora se espantó y le pidió ayuda al juez de barrio, quien llamó al número de emergencia 066, y se lo llevaron en la ambulancia de la Cruz Roja, no le dieron los primeros auxilios porque pensaban que era una cruda mal curada, y lo dejaron internado, en la cama 138 del Hospital General.
Está con ojos de borrego a medio morir. El golpeador de viejas número 1, estaba a punto de estirar la pata. A los médicos se les hizo bolas el engrudo, y no daban qué tenía; le preguntaron a la mujer, qué le había pasado, cómo fue que se enfermó. Ella les platicó, tal y como había pasado, para que no hubiera pez, y lo curaran.
“Andrés llegó a la casa, se desvistió para dormir, y poco después entre sueños, sintió un piquete en una nalga, y se quejó, me dijo, como si le hubieran enterrado un alfiler. Se rascó y siguió durmiendo. Pasaron las horas y cuando me fui a costar, lo vi que estaba sudando, con el hocico abierto”.
La señora se levantó hecha la mocha, y le habló, Andrés la miraba con ojos angustiosos. Fue a despertar a su suegra, y no sabían lo que le pasaba, le pusieron trapos mojados en la cabeza. La señora Anita le quitó las cobijas y vio que de sus calzones salió una arañita atarantada, llamada la viuda negra, que de un manotazo le dio en la madre.
Se lo llevaron al Hospital General, al revisarlo vieron que tenía una nalga más grande que la otra, los médicos lo revisaron bien y le encontraron un piquete. Le preguntaron a la señora si había visto algún animal en su cama, les dijo que una arañita. Los médicos dijeron que de seguro, por los síntomas que llevaba, era un piquete de una araña viuda negra. Por el momento, no tenían el antídoto para contrarrestar el veneno.
Andrés, viendo a la calaca de cerca, le pidió perdón a su señora, lloró con ella, jurándole que estaba arrepentido de las madrizas que le daba. Que lo perdonara por favor.
Pasaron las horas, por fin encontraron el remedio, Andrés se alivió, y se quedó en observación.
Salió del hospital y cuando llegó a su casa, se acostó, Anita le dijo que se esperara a que sacudiera la cama, no fuera estar otra araña. Andrés muy enojado la jaló de las greñas y se la sonó, por descuidada, el por qué no la había sacudido antes. La señora se fue a quejar ante el Ministerio Público, y se lo llevaron a las galeras por pegalon, dijo que era mejor dormir con pulgas que con arañas.
UN DESMADRE EN EL FELIPE ÁNGELES
Y eso que todavía no comienza a funcionar el juguetito de Gobierno del Estado, el que va a dejar historia, el Tuzobús. En el mencionado bulevar se incrementó el número de accidentes automovilísticos. El martes hubo varios choques, ante la indignación de los conductores.
“No respetan los carriles confinados”. A 5 días en que entre a funcionar el monstruo de 7 cabezas en la capital del Estado, el número de accidentes se ha incrementado sobre el Felipe Ángeles, debido al desmadre de muchos conductores, del servicio público y particulares, que se empeñan en circular en los carriles confinados, las reducidas vías son muy angostas, y es muy lenta la circulación.
Dicen algunos de gran conocimiento, que la policía municipal, que promueve la cultura en la prevención del delito, primero había de capacitar a los encargados de tránsito, que parece que les pagan por estar parados, mirando todo lo que pasa o para que se den cuenta que hacen falta en muchos retornos.
Como ejemplo, el día martes al mediodía, hubo tres percances sobre el mencionado bulevar, donde se vieron implicados una docenas de automóviles; afortunadamente no hubo lesionados, pero sí daños materiales cuantiosos. El personal de Tránsito y Vialidad que tomó conocimiento de los mismos, dijo que los accidentes han aumentado en los últimos días, por no respetar el carril que será del Tuzobús.
Uno, muy aparatoso, se produjo entre dos vehículos, un particular y otro del servicio público. Ocurrió a la altura de las agencias de automóviles, con dirección al centro, poco antes de la una de la tarde.
Se informó que el responsable del accidente fue el chofer de un coche Nissan Tsuru blanco y verde, de los chapulines, de nombre Cándido Pérez, de 60 años de edad.
También se vio implicado un automóvil Peugeot 307, color gris, matrícula MTF-3244 tripulado por Alberto Martínez, que está mirando la procesión y no se inca, y manejaba con gran velocidad, en el carril confinado. Y después la camioneta Nissan estaquitas roja y blanco, placas HJ-300-44, conducida por Domingo Nieves Barajas, de 44 años, unidad que resultó dañada del lado izquierdo.
Otro choque por alcance, ocurrió en el mismo bulevar, solo que fue metros atrás que los primeros; en este se vieron implicados un Volkswagen sedán blanco, placas LUN-4611 y una Ford Rangel, tipo up, con placas HH-80-360, las cuales resultaron afectadas en la colisión.
LO CACHARON EN LA MOVIDA
A un ladrón lo agarraron los vecinos de San Agustín Tlaxiaca. Llegaron los uniformados para llevárselo, de momento salieron los familiares armados con piedras, palos, y a patín y madrazo, se enfrentaron a la policía, pedían su libertad o, de lo contario, ellos eran los que iban a pagar el pato.
Se soltaron los madrazos, las mujeres andaban entre las bolas de los uniformados, que se cubrían la cholla, pero no soltaban al ratón; les dieron de palos por el lomo, el comandante quiso calmarlos diciendo que nada más lo llevaban como presentación, pero lo tiraron de a loco, y siguieron dándoles duro.
Cipriano García Vargas es el acusado del robo, y también se llevaron a tres de sus familiares por golpear a los gendarmes, les dieron hasta con la cubeta; a un policía lo dejaron chimuelo. Se calmaron cuando un uniformado dijo que ya habían mandado a traer a la Gendarmería Nacional de Osorio.
De acuerdo con la información policíaca, dijeron que eran las 8 y feria de la anoche cuando el comandante de guardia de la policía municipal recibió el aviso de que estaba un hombre dentro de una vivienda. Le explicaron que habían regresado de misa, en el momento escucharon ruidos y vieron que era un ladrón.
Los oficiales montaron en su caballo (perdón) en su camioneta patrulla, y salieron como alma que lleva el diablo, anunciando con el altoparlante: “Háganse, piojos, que hay les va el peine”. Como iban haciendo un ruido de todos los diablos, al llegar, el ratón escapó del lugar con varios objetos que se había conejeado.
Logró saltar la barda y corrió como loco, pero los agentes lo siguieron sin perderlo de vista, hasta detenerlo. Llevaba productos de la casa que se había robado, como ropa, bolsa, tubos de cobre, artículos para la decoración de las uñas largas, cosméticos, tenazas para el cabello, una plancha secadora, zapatos tenis deportivos. ¿Tantas cosas? Es que las llevaba en un costal cargando en el lomo, parecía Santa Claus.
En el momento en que los uniformados estaban haciéndole rueda a Cipriano diciéndole que se entregara, llegaron aproximadamente unas 15 personas y bolas, que se les avientan a los uniformados, tumbándolos con todo y carabina; les llovieron madrazos, patadas, golpes, rasguños, jalones de greñas, que los pobres uniformados ya no querían queso sino salir de la ratonera.
Todos dijeron que eran familiares y antes de que cargaran con ellos, se los iba a cargar la grosería. No dejaban de tirar golpes, parece que les daban cuerda; los uniformados ya no sentían lo duro sino lo tupido. Varios de los familiares del ladrón les querían quitar las escopetas; uno de los policías les dijo que no les fueron a romper el uniforme porque les daban uno cada dos años.
Les quitaron los radios de comunicación para que no llamaran a sus hermanos los de Actopan y Pachuca, pero como las noticias vuelan, llegaron varias camionetas de uniformados desmadrando a quien se les pusiera enfrente, y todos se echaron a correr, dejando morir solo a Cipriano García, de 46 años, vecinos del mismo barrio. No soltaron de las greñas a los tres agresores de los gendarmes.
Los uniformados los esposaron y los aventaron a la batea, y salieron del pueblo a todo lo que daban, para ponerlos ante el Ministerio Público de Actopan, Hidalgo, adonde les dieron para adentro y quedaron encerrados los cuatro.
LE DIERON UN PLOMAZO EN EL COCO
Ejecutaron a un hombre, aparentemente de oficio mesero. Le soltaron un balazo en la cholla, luego de torturarlo, lo ataron de pies y manos y le vendaron los ojos, antes de morir pensó que iba a quebrar la piñata.
El horroroso cuadro fue descubierto cerca de la iglesia de la comunidad de Tepojaco del municipio de Tizayuca. Las autoridades, tomaron cartas en el asunto y explicaron que mediante una llamada al C-4, supieron que en la calle de Cuitláhuac de la mencionada comunidad, se encontraba un hombre muerto.
Según dijeron que tiene entre 35 a 40 años de edad, quien hasta el momento permanece en calidad de desconocido, vestía camisa blanca, corbata negra, cinturón, zapatos tipo bota del mismo color. Los policías y los agentes de la Coordinación de Investigación dieron parte al MP, que acompañado con sus gentes, dieron el banderazo para comenzar las investigaciones.
BAILÓ OTRO ORDEÑADOR
Pero este canijo andaba armado con una carabina 30-30, para hacerle frente a los que se les presentaran; también le quitaron una camioneta. Por lo pronto, es uno menos, y ya se los cargó el payaso, porque lo más bajo, y eso si son cuates del juez, son 10 años de cárcel, y pagar miles de pesos por lo que se conejearon.
Por el probable delito de robo de hidrocarburos, para no decir gasolina, los uniformados le cayeron la madrugada de ayer, sin darle chance de que agarrara su arma.
También le fueron asegurados dos camionetas, con 5 mil litros de gasolina. Se conoció que los elementos uniformados recibieron una pitazo del C4, reportándose la presencia de dos camionetas sobre el camino de terracería Teocalco-Santa Ana Ahuehuepan, municipio de Tula de Allende.
El tipo que cuidaba las camionetas y estaba armado, dijo que se llama Julio César, de 29 años, originario de Tepetitlán, Estado de México; estaba como centinela y en las manos tenía una arma larga, de las que se conoce como escopeta, calibre 22 la que le quitaron porque no tenía permiso para matar.
Estaba junto a dos camionetas, Dodge, tipo Pick up, con un contenedor de mil litros, hasta el tope, y estaba conectada la manguera a unos 10 metros, del ducto de Petróleos Mexicanos. La otra camioneta es de tres toneladas, con 4 contenedores llenos, de mil litros cada uno. Se lo llevaron ante el MP Federal, mientras que las unidades serán custodiadas en un corralón especial.
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