UN INFIERNO BONITO

POR EL GATO SECO

SE LA EMPINARON LOS FEDERALES

Dijo que hace 6 años le quitaron su predio y a la fecha le han dado pura madre, la engañaron como a un chino; dice que fue la víctima de unos desgraciados que le dijeron que eran agricultores de San Quintín, que los estaban explotando, y supieron por otras fuentes de información que Hidalgo es Tierra de trabajo y por eso se vinieron.

 

Porque allá siembran uvas y les sale puro chile. Le dijeron que iban hacer su negocio por su cuenta porque además de agricultores, son unos expertos para ordeñar que le ganan a Liconsa, pero esos mendigos no le dijeron que ordeñaban ductos clandestinos de Pemex. Ellos ya habían recorrido el terreno y sabían que por ahí pasaba el ducto que va a Guanajuato.

La señora llora y grita como si estuviera pariendo chayotes, pide ayuda a los 4 fantásticos, solicitando su intervención a Peña, Osorio, Olvera, y a Cienfuegos para que la escuchen, porque le llegó la federal y le quitaron dos predios donde encontraron que ordeñaban a Pemex, más que sus directores.

Subiendo y bajando el moco, platicó que todo comenzó el cuatro de marzo del año 2009, una pesadilla que sufrió en las puertas del infierno, que jura haberle visto la cola al diablo cuando llegaron los federales y le dijeron que se la llevarían, ya que habían detectado una toma clandestina en su rancho, que se encuentra en la comunidad de Xolistitla, municipio de Epazoyucan Hidalgo.

“Quedaron aseguradas mis propiedades bajo el resguardo de la Procuraduría General de la República, con sede en Hidalgo. Me pusieron en medio de varios policías federales, haciendo dos filas y atrás varios soldados, pensé que me iban a violar, y a mis 77 años de edad no les iba aguantar a todos. Me llevaron a una casita que tengo muy abajo del trigal y me interrogaron, me dijeron que me iban a quitar mis tierras.

Sentí que me cortaron la patas, me han partido la madre porque no he recibido rentas y ya no tengo para el pipirin”.

“Les he comprobado que no tengo vela en el entierro, soy la dueña del predio pero se los renté a unos agricultores que venían de lejos, tengo el contrato de arrendamiento así que no hay Pez. Quedó como fiadora una señora encopetada, oliendo a mucho perfume y bien nalgona, se llamaba Martha Virginia Castro y su viejo, Roberto Alonso López; así como las copias de sus credenciales del INE. Les enseñé las escrituras de cuando compré el terreno en el año de 1990, soy una persona que voy a la cuarta edad”.

“Ya no me puedo agachar, camino como la cucaracha, dicen mis parientes que me hace falta marihuana que fumar. Donde me paro dejo polilla, no podía hacerme cargo del trabajo del rancho, apenas puedo con mi alma, mucho menos de tener contacto con la Delincuencia Organizada, Dios me libre”.

“Recuerdo lo que les pasó a 200 policías de Pachuca, se los llevaron presos en diferentes Estados de la República sólo por un testigo protegido que los señaló, dijo que eran delincuentes los policías de la municipal, y el único honrado era el capitán Terán, que lo dejaron libre, ahora anda jodiendo a los del trasporte”.

“Mi pecado fue rentar las tierras sin imaginar qué tipo de personas eran los inquilinos, y a mí fue a la que me fregaron. Se veían gente de paz, muy buenas personas, se dedicaban a engordar al ganado, así como a las gallinas ponedoras; que a como está el huevo, hubieran ganado más”.

“Pero lo que es la vida, me dijeron que eran ordeñadores, pensé que de vacas y no de Pemex. Por más que les expliqué a los federales, no me hicieron caso, colocaron sellos en el predio y prohibieron la entrada hasta que encontraran al responsable de robar la gasolina de los ductos que pasan por el lugar; tiene ya 4 años y no han agarrado a ninguno”.

Dijo la señora que la mala suerte la persigue, porque después de un año tuvo otro gran problema en otra de sus propiedades. Con mucho trabajo construyó varios locales comerciales en el boulevard Santa Catarina, a la altura del lugar que se le conoce como los órganos, ejidal de Santa julia en Pachuca,

También se la empinaron los de la Procuraduría, “Este caso es igualito que el primero; cosas de la vida como dice Sánchez Azuara. Un día me llegó un ingeniero de Pemex y me dijo que le diera 18 mil pesos o de lo contrario iba a tirar unos locales que había levantado. Me dijo que tenía la sospecha que por ahí se estaban conejeando la gasolina, le dije que no mame, que no puede ser posible que dos burros mueran de la misma enfermedad, ya me habían fregado el terreno de Epazoyucan y querían hacer lo mismo con este”.

“Como no se los di, al día siguiente llegó el Ministerio Público, sellaron las puertas y ventanas para que nadie pasara, me dijeron que el que nada debe nada teme y se pusieron a buscar; no encontraron nada, mandaron traer expertos. Descubrieron las mangueras que pasaban por el campo de cultivo anexo de la carretera (Colonias Santa Catarina), donde sacaban el combustible a 250 metros, donde estaban mis locales. Ahí sí hubo un detenido que se llevaron y nunca supe de él”; dijo la señora que juraba por su jefa, por todos sus hijos e hijas, nietas y bisnietas, que ella no tiene nada que ver con la ordeña que hicieron, sólo alquiló el terreno, que la engañaron. Comentó que a lo mujer le entendieron mal cuando la interrogaron, le preguntaron que si ella sabía ordeñar y les contestó que sí, pero las vacas, desde chiquita les sacaba la leche. Por eso pide que le devuelvan sus terrenos y busquen a las personas que se los rentaron, ya que se quedó en la calle por ganarse unos pesos.

 

MANOS ARRIBA PATAS A LA BARRIGA

Con pistola en mano robaron un Oxxo. A plena luz del día tres sujetos asaltaron una sucursal que se encuentra en el Fraccionamiento Rancho San Antonio, de Tizayuca Hidalgo. Se llevaron un botín de mil 300 chuchos. Los ladrones se pelaron rumbo a la ciudad de México, por la autopista.

Comentaron los empleados que al medio día, unos estaban descargando la mercancía mientras otros esperaban clientes. El vigilante de seguridad miraba firmes en la puerta, y la cajera dándose su manita de gato, porque a esa hora no habían entrado ni las moscas, de pronto llegaron tres clientes, echaron mano a su cintura y sacaron una pistola cada uno y les dijeron: “Este es un asalto júntense y nadie se mueva”.

Los empleados levantaron las manos con el miedo de que les dieran en la madre, llegaron con la cajera y antes de que se lo pidieran les entregó el dinero de las ventas del día, sin hacerla de tos, los delincuentes salieron y se subieron en un automóvil Chevrolet tipo Chevy, color blanco.

Los empleados reaccionaron corriendo de un lado para otro, mirando hacia la calle, otros llamaron a la policía. Ya calmados esperaron sentados a la policía, que llegó barriéndose, frenando y rechinando las llantas; con la carabina bajo el brazo, buscando dentro de la tienda, en el baño, en los pasillos y les dijeron los empleados que los ladrones ya se habían ido.

Sin darle tiempo se subieron en la camioneta patrulla, y se fueron sin preguntar por dónde, regresaron después de dos horas preguntándole a la cajera que por dónde se habían ido, por que los buscaron en toda la carretera que va rumbo a Pachuca. Les contestó que se fueron rumbo al Distrito Federal y la zurraron diciéndole que los afectados tienen la obligación de darles los datos para que ellos cumplan con su deber, les contestó que nadie les preguntó nada.

 

CAYÓ UN RATÓN EN MANOS DE LA CHOTA

A un consumado delincuente le andaban pisando los talones, tenía averiguaciones por robo de casa habitación, asalto a mano armada. Fue capturado con una pistola lista para actuar, eso por las denuncia de un vecino vigilante que le dijo a los gendarmes que llevaba una fusca clavada en la cintura.

A los uniformados le sudó la cola, para aventarse a detenerlo, pensaron que a lo mejor era un pistolero del oeste y los podía desmadrar a plomazos, más que iba montado en su caballo de acero y atrás llevaba a un compañero que al verlos aceleraron, pero se les cruzaron cortando cartucho de sus escopetas, y les ordenaron que bajaran de la motocicleta poco a poquito o se los llevaba el Patas de Cabra.

A los motociclistas les valió gorro su orden y salieron a toda velocidad, arrancando en una sola rueda, los alcanzaron y les apuntaron como si los fueran a fusilar. Eso sucedió en Plaza Universidad, del municipio de Mineral de la Reforma. Por medio del radio les habían dicho que dos tipos iban en una motocicleta, color rojo, rumbo al Saucillo.

Dijeron que se llamaban Juan Martínez de la Cruz de 28 años y Pedro Baños González, de los mismos años, quienes se les pusieron al brinco a los gendarmes, aventándoles de madrazos y mentándoles su madre.

Pero no les sirvieron ni para el arranque, les dieron de macanazos en la cholla y cuando estaban atarantados, a uno de ellos lo desarmaron. Se los llevaron con todo y moto ante el Ministerio Público y quedaron encerrados en la mazmorra.

 

SE LLEVABA UNA CAMIONETA NISSAN ROBADA

Eduardo Cortés Herrera de 33 años de edad, cuando iba de pelada en la camioneta robada, le cayeron los azules apuntándole con sus escopetas, muy asustado se bajó con las manos en alto y les ofreció dinero a los policías para que lo dejaran ir, pero los uniformados le dieron un madrazo en el hocico para que ya no hablara.

El detenido, Eduardo Cortés le dijo a la gendarmería que ha participado en tres robos de vehículos en esta ciudad, recibiendo como pago mil chuchos por unidad, pero vamos a ver cómo le hace para robar, no vaya ser el diablo y algún día los dejen a pata.

Se informó que la noche del martes, el C-4 reportó a todas las corporaciones de gendarmes un robo en la colonia Elías Calles, de una camioneta tipo estaquitas color blanco con placas de circulación HL-83950.

De volada se implantó un operativo de búsqueda y localización, y darle en la madre a quien la llevara. En el puente de la colonia Venta Prieta vieron la mencionada camioneta que corría a toda velocidad, le dieron alcance metros adelante, por el altoparlante le indicaron: “Ese de la camioneta oríllese a la orilla”, le fue bajando hasta que se paró, le dijeron que les mostrara los documentos y se comportó de manera agresiva con los uniformados.

“Porqué me paran güeyes, que no ven que llevo prisa, pero esto lo van a pagar, se los juro por Dios que nos mira, se los digo llorando de rabia”; los gendarmes tienen genio y le contestaron “a nosotros no nos amenaces hijo de tu madre”, le sonaron un madrazo con la culata de la escopeta, cayó al suelo y lo pararon de las greñas.

Al ver que estaba perdido, les ofreció a los policías de la municipal la cantidad de 15 mil varos para que lo dejaran ir, que sólo lo esperaran un round mientras hacía una llamada. También les dijo que les dejaba la camioneta, le contestaron que no mame, que esa era robada. Se lo llevaron ante el diablo mayor del Ministerio Público y declaró que fue a la colonia Plutarco Elías Calles, y unos hombres le iban a entregar la camioneta, él la iba a llevar a ciudad Sahagún Hidalgo. Lo pasaron con la Coordinación de Investigación para que los agentes lo investigaran.

 

MORDIERON A UN POLICÍA

María Moreno Zúñiga de 53 años, caminaba como la Patita por la colonia Cuauhtémoc, cuando de pronto se le acercó un joven le arrebató su bolsa, y corrió a todo lo que daba. La señora gritó tan fuerte que espantó al conserje de la escuela Pedro María Anaya, que al cerrar la reja se machucó una mano.

De chiripada pasaban por ahí una pareja de policías, les dijeron que el que iba corriendo no era un atleta, era un ladrón que había robado a la señora que gritaba. Uno de los policías corrió tras él, al llegar al mercado de la colonia Morelos se le aventó agarrándole las patas, cayendo el ladrón de hocico junto con el policía que se raspó la barriga.

Se pararon rápido, el policía fue más veloz, lo agarró muy fuerte del pescuezo, el ladrón le dio una mordida en una mano al policía, quien lo soltó y salió corriendo como diablo, pero lo volvió a alcázar en la calle Colegio Militar, para que no lo volviera a morder le dio con el tolete en la cholla, para atarantarlo.

Llegó su compañero y pidieron la patrulla, lo metieron a huevo, llevándolo a la barandilla de Seguridad Pública. Le dijo al Ministerio Público que se llama Oscar Peña de 25 años, que se había encontrado la bolsa y el policía se la quería quitar.

Cuando estaba de chismoso, llegó la señora, quien reconoció al ladrón, les dijo la cantidad de dinero que traía en la bolsa, la abrieron y tenía mil 300 pesos. Después el acusado confesó que le había dado matanga dijo la changa; amenazó al policía que lo agarró, que cuando salga le va a rajar la madre. El policía con el permiso de sus superiores le dio uno en el hocico para que se callara. Y se fue al Centro de Salud para que lo inyectaran contra la rabia.

gatoseco98@yahoo.com.mx

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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