UN INFIERNO BONITO

ELLA LE PIDIÓ QUE SE CASARAN Y ÉL LA DESMADRÓ

Llevaban de novios un buen de tiempo, siempre se les veía abrazados, muy pegados dándose de quicos, largos y apasionados, pero tanto va el cántaro al agua hasta que se rompió. La muchacha era aconsejada por su jefa, que se pusiera bien abusada porque los hombres son muy canijos, buscan lo que quieren y después las dejan.

Por las noches se veían cerca de su casa, bajo la mirada de su mamá de la joven de nombre Jessica Juárez. Le daba unos besotes que los dos quedaban suspirando y cuando sentía que sus manos comenzaban a agarrar, la muchacha se le zafaba y le decía mañana, hay nos vemos, se metía corriendo a su casa, dejando al pobre novio como cautín.

Al pasar el tiempo hacían lo mismo, se veían donde había mucha luz y la señora por la ventana, los miraba, se hacía disimulada, pero de rabito de ojo, los tenía muy bien fichados. Un día Rafael, el novio, estaba de suerte, cuando estaban en el abrazo y beso, vio que su futura suegra se quedó dormida y el foco se fundió, y no desaprovecho la ocasión y logró sus propósitos. Se fue muy contento, dejando a su novia feliz, pero luego lloró porque sabía que se le iba a aparecer el diablo.

Para no hacérselas de cuento, al enterarse doña María que su hija había visto las estrellas y ya estaba panzona, junto con su padre, la echaron a la calle, leyéndole la cartilla que era una mala hija, que había abusado de su confianza; al otro mendigo no lo culpan, a quién le dan pan que llore.

La muchacha, triste, cansada y sin ilusiones, fue muy tímida a la casa de Rafael, su novio, que vivía solo; a contarle lo que le había pasado, al muchacho le cayó como patada de mula en los bajos, de mala gana, le dijo que se pasara, que iban a vivir juntos. Pasó el tiempo y nació una niña. Jessica le dijo, le rogo, le suplicó que se de casaran porque la gente murmuraba cada que la veían.

Le dijo “calmantes montes”, que en la primera oportunidad lo hacían.  Ella no podía olvidar las palabras de su padre, que le dijo: “Parece que ya te lo habían advertido, te vas de casa, y cuando estés casada por las 3 leyes, puedes contar con  nuestro apoyo, no sería justo que te regañe ni te pegue, porque ya estas grandecita y sabes lo que hiciste, así que te amuelas, para nosotros eres la vergüenza”. Un día Jessica se puso a buscar las palabras adecuadas para decirle a su pareja que se casaran, porque cada que le decía, parece que le picaban la cola, rebuznaba, y le daba sus madrazos.

Poco después tuvieron una hija, pasaron los días, la bebé tenía nueve meses, y la mujer otra vez estaba panzona. Le volvió a decir que de una vez se unieran en matrimonio.

Los reclamos estaban al día, ella quería casarse con el fin de regresarse a su casa, pero Rafael le decía que primero estaban sus estudios, y diario era lo mismo, hasta que le llenó el buche de piedritas, y como llevaba una escopeta, para no fallar, puso el ojo en la mira y cerró el otro y jaló el gatillo. La señora cayó al suelo, parando las patas. Se la llevó lejos de su casa, la cubrió con ramas y piedras, la dejó y se fue a dormir.

Esta horrible historia ocurrió en la calle de Morelos del municipio de Tepepango. El asesino fue llevado ante el MP con su escopeta que utilizó. Le preguntaron que de dónde había sacado la escopeta, les dijo que se la regaló su abuelito, que él la usó cuando andaba en la Revolución entre las bolas de Zapata.

La gente decía que con este homicidio, el desgraciado de Rafael tenía algo en contra de las mujeres, a sus parejas sentimentales les daba a en la madre, que con ésta iban tres que se aventaba en ese municipio,  por eso vivía como perro. Como las 11 de la mañana con 30 minutos, el agente del Ministerio Público de Tlaxcoapan, tomó conocimiento, que dentro de unas tierras de cultivo se encontraba una joven muerta.

La descubrieron boca abajo, cubierta con piedras y hierbas, vestía pants deportivo color rojo, tenis blancos y un chaleco azul. Los agentes investigadores ya le andaban pisando los talones al asesino para ponerlo en la sombra, le echaron  ganas a la investigación porque la habían asesinado salvajemente, y más que estaba embarazada. Anduvieron preguntando por todos lados por él, casa por casa, casilla por casilla.

Llegaron a entrevistar a la señora Rebeca Mendoza Aguilar, de 44 años de edad, con domicilio en la calle de Guerrero, colonia Morelos, quien identificó a la víctima. Les dijo que era su sobrina Jessica López Ramírez, que vivía con un méndigo que la violó, y sus padres ya no la quisieron. Dijo que ella estuvo al pendiente porque el desgraciado la maltrataba. Por la mañana la fue a buscar y le dijo el infeliz que se había ido a la casa de sus padres.

Al preguntar por ella, le dijeron su hermano y su cuñada, que no había ido y además no la querían ver hasta que se casara. Les contó que no estaba en su casa, se juntaron y  pidieron ayuda a la policía para su localización. Que su sobrina tenía 2 meses de embarazo y andaba con Rafael Monroy, vecino de la colonia.

En el momento que el Ministerio Público levantó el cadáver, se dieron cuenta que tenía un agujero en el coco, que al parecer era de un arma de fuego. Pusieron a trabajar a los agentes investigadores y desenredaron la madeja.

Los agentes se plantaron como soldados afuera de su casa, hasta que llegó y ahí se lo enchipoclaron. Al ver a los investigadores, no le quedó más remedio de confesar que él se la había echado al plato.

Dijo que como a las 8 y media de la noche discutió con su pareja, quería que se casaran que  porque sus jefes no les parecía que nada más le diera para sus tunas y no se hacía responsable de la niña de meses, y ahora estaba esperando un niño. Rafael dijo que no se casaba porque todavía no terminaba de estudiar. Jessica, enojada, le dijo que entonces se tenía que hacer cargo de la bebé y de los gastos del parto del niño que ya venía en camino, y que por chiva, desde ese momento, le cerraba las piernas.

Sus palabras le cayeron como mentada de madre, llevaba un rifle, calibre 22, que acababa de comprar, y de una vez lo probó soltándole un balazo. Luego ocultó el cadáver pero no pensaba que lo encontraran tan pronto. Se lo llevaron y adentro de la cárcel, le dará tiempo de terminar sus estudios y otra carrera larga, porque por lo menos se va a aventar encerrado unos 30 años.

 

LOS VECINOS DE LA CALLE TAGLE ESTÁN ASUSTADOS

Los  vecinos ya no aguantan a un drogadicto, todas las noches son de pesadilla, parte de la madrugada se pone mafufo se vuelve loco, hace sus desmadres en la calle. Le han avisado a la policía, dijeron que va a los Estados Unidos  a comprar la marihuana y tiene derecho, por ley, de untársela o fumársela.

La calle Antonio Tagle se encuentra entre La Palma y El Arbolito, atraviesa Observatorio y más abajo, Reforma. Dijo el representante del barrio que ya los tiene hasta la madre a todos los vecinos, si no hace nada la policía, ellos harán justicia con su propia mano, lo van a desmadrar a pedradas, como ejemplo a los demás.

Los vecinos no pueden hacer la meme en paz, con el temor de que se les meta a su casa el loco, es un desarrapado, que lo conocen como “El Coqueto”.  

En la madrugada, de las 2 a las 5, comienza a hacer sus panchos, avienta de pedradas a las fachadas de las casas, a las puertas, a las ventanas y a los postes de luz, quebrando los focos. Hace unos días quebró el vidrio de la capilla de la Virgen de Guadalupe, que descalabró a Juan Diego, a pesar de que el vidrio es muy fuerte, le estuvo tirando de piedras hasta que lo hizo cachos.

También golpeó un zaguán de donde vive don Ramón, lo tiró, se metió y se puso a cantar en el patio; de milagro no se metió a una de las viviendas donde vive una mujer con su niño de brazos, si hubiera entrado al bebé lo hubiera matado, a ella se la hubiera echado y luego también la hubiera asesinado.

“La verdad nadie en el barrio se le avienta porque lo hemos visto que es una desgraciado, agarró a un perro, le torció el gañote y cuando estaba muerto, lo agarró de la cola y le dio muchas vueltas y lo aventó, que quebró los vidrios de las ventanas de la casa de los esposos Pascual González y Francisca Ramírez, de 70 y 65años, que salieron furiosos a gritar: ‘Órale, no avienten perros’”.

Los viejitos se armaron de valor,  fueron a denunciarlo, a pedir públicamente la intervención de las autoridades municipales, que manden a los granaderos de Fuerza de Tarea, que se sabe que no temen a sus viejas, para que lo vayan a desmadrar y lo saquen de una vecindad que está abandonada, y ahí vive.

Comentaron  al juez del barrio lo que estaba pasando, él dijo que sabía la fórmula para terminar con el loco, contrató a los más salvajes de la pandilla de los “Calcetines” del barrio El Porvenir, para que le dieran una calentadita y se fuera lejos para no volver. Esa noche se escuchó la madriza que según el juez, le iban a dar al “Coqueto” pero resultó al revés, que él se las dio a ellos, y de los “Calcetines” ya no se escucha nada.

Con esto que pasó, los vecinos cada que hablan al 066, les dicen que hay van, pero nunca llegan; ayer estaba sentado el loco, echando solecito, dándose sus toques, por ahí pasó una patrulla y les dijeron a los gendarmes que ese era el escandaloso y desmadroso; le echaron bola y se llevaron. Al rato regresó, se dieron cuenta que ni en la barandilla lo quieren.

Los vecinos piden la intervención de Protección al Delito, al presidente municipal, para que este hombre sea canalizado en alguna institución y le quiten lo loco, o al menos que mande a tirar esas construcciones viejas que están abandonadas, porque ahí se van a meter teporochos y los que andan en el escuadrón de la muerte, y le hacen segunda. Les dan a las autoridades 24 horas para que se lo lleven y si no lo hacen, ellos tomarán justicia con su propia mano. Cuando esté durmiendo lo van a desmadrar.

 

DE BUENA ONDA LO LLEVÓ A SU CASA

Un taxista llamado Salvador Noriega, es muy precavido y para que no lo asalten por las noches, se lleva a su vieja; él trae un Nissan Tsuru de los blanco con verde, conocidos como metropolitanos.

Como saben que faltan días para que los saquen de trabajar por el famoso Tuzobús, recogen a todo el que les hace parada porque no hay pasaje. Pasada de la medianoche en la Colonia Morelos, le hizo una parada un pasajero, le pidió que lo llevara a la colonia Unión Popular, en menos que canta un gallo llegaron, muy amable le dijo que estaban en el número 104.

El pasajero se bajó,  le dijo que cuánto le iba a cobrar, el chofer le contestó que  40 pesos; el pasajero le dijo que lo esperara un momento, iba a su casa por el dinero. Lo esperó 10 minutos y  

como no salía, le tocó varias veces el claxon. Llegó el pasajero  muy enojado, con un pedazo de tubo galvanizado de media pulgada,  golpeó y rompió el cristal del parabrisas. El chofer se bajó y recibió 3 tubazos en el brazo y uno en la cholla. Le dijo que si regresaba con la policía o con cualquiera de sus cuates, lo iba a matar.

Blanca Estela Islas Vázquez, la esposa del taxista, subió a su marido al coche y  muy preocupada, le limpiaba la sangre, y llamó a la policía, que llegó y le dijo que fuera a poner su demanda al Ministerio Público. Dijo la señora en su declaración, que se espantó cuando salió el güey con el tubo, y más cuando quebró el vidrio; luego cuando golpearon a su viejo, por más que lo quiso proteger, le dieron en la madre. Está segura que el que le pegó fue un loco porque salió furioso cuando le tocó el claxon. Que es peligroso ser taxista y a su viejo, ya no lo va acompañar, cada que salga a trabajar mejor le va a echar la bendición para que Dios lo bendiga.

 

NOTA CHIRRIS

 

SIGUEN LOS ABIGEOS

Tiene tiempo que los abigeos andan robando los ranchos, la semana pasada capturaron a tres que eran miembros de una banda, descansan unos días y regresan. Asaltaron el rancho Grande de Singuilucan, y cargaron hasta con el gato, todos los animales se llevaron.

En un  rancho roban dos vacas y un  semental, los abigeos llegaron con ganas, sin tener miedo a la policía, y sabiendo que robar los animales son su minita de oro, hicieron de las suyas desafiando a las autoridades. Ahora fue en la comunidad de La Laguna del municipio de Tulancingo. Los maleantes se apoderaron de dos vacas y un semental.

Fueron denunciados por la señora Rosa Juárez, propietaria de los animales, ante el personal del MP. Dijo que cuando uno de sus trabajadores se disponía a realizar la ordeña se dio cuenta que habían volado las vacas, cuyo precio es de 60 mil pesos.  

gatoseco98@yahoo.com.mx

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