SE LLEVÓ LA CALACA A UN COMERCIANTE
Regresaba contento de un paseo familiar, y le fue muy mal, pues se lo llevaron de corbata al bajarse de su automóvil por una avería mecánica. Todo pasó en una abrir y cerrar de ojos. Le cayó la huesuda cuando menos lo esperaba. No le dio tiempo de montar en su caballo, eso fue en la carretera México-Tuxpan, a la altura de los baños de la caseta de San Alejo, municipio de Tulancingo.
Vicencio Ortiz Cerón, de 31 años, vecino de Ecatepec, Estado de México, se llamaba el hombre con mala suerte. De acuerdo con el resultado de la autopsia, sufrió traumatismos en el cráneo y el abdomen, que le costaron la vida.
Verónica Sánchez Jiménez, esposa del comerciante ahora finado, dio a conocer que el fin de semana viajaban en un automóvil Courier. Explicó que habían acudido a Jaltepec, Puebla, su patria chica, en plan de paseo y regresaban a su domicilio. Casi llegando a la caseta de San Alejo se les quedó la unidad, ya no quiso jalar. El chofer se bajó a pedir apoyo de una grúa en la caseta de peaje.
Los remolcaran hasta el estacionamiento, afuera de donde se encuentran los sanitarios. Su marido le dijo que aguantara vara, que iba a ver si de chiripa encontraba un mecánico. Ella y sus hijos permanecieron dentro del vehículo. Había pasado mucho tiempo y no regresaba. Después se dio cuenta que estaba una ambulancia cerca del lugar. Le dio un presentimiento y fue a ver de qué se trataba el accidente.
Por un pelito de rana da el changazo al ver que el muerto era su esposo. Le dijeron que al atravesar la carretera no se fijó y lo atropelló un coche que iba a toda velocidad, y no le pudieron ver las placas. La mujer sin dejar de llorar, subiendo y bajando el moco, se comunicó con unos familiares, y les contó lo que había sucedido, que fueron lo más pronto posible a apoyarla en los trámites de ley.
La ahora viuda pidió a las autoridades que por favor investiguen quién fue ese jicotillo que atropelló a su cónyuge. Le dijeron los uniformados que todo indica que el accidente fue imprudencial, pero de todos modos van a hacer la lucha por resolverlo.
NO LE GUSTÓ CÓMO TRATABAN A SU JEFA
No tuvo otra que darle en la madre a su padrastro, mandándolo al valle de las calacas. Un jovenazo de 23 años le sacó el bofe a su padrastro dándole de puñaladas y de pilón, le dio de patadas ante la mirada de su mamá, que le decía que no, y le contestaba “cómo no” y le seguía la tos la gato.
Todo fue por un reclamo que le hizo el muchacho al señor, que le diera buen trato en palabra y obra a su jefecita, porque la trataba muy mal. Cuando vivía su papá le daba cariño, amor y ternura, pero él la trata como sus chanclas viejas. Hubo una discusión y se agarraron a madrazos.
Ezequiel Gómez Maturano era el padrastro, quien se pasó de listo gritándole a la señora Raquel Gómez, su esposa, y le dio una cachetada guajolotera, que se fue de nalgas cayendo y parando las patas. Eso sucedió en la avenida Ex Hacienda de Guadalupe, en este municipio.
En ese momento llegaba su hijo, quien se le fue encima con un cuchillo. Después que le dio su merecido a su padrastro, escapó con rumbo desconocido, pero los agentes investigadores ya le andan pisando los talones.
La señora declaró que se encontraba en su domicilio mirando la televisión, cuando comenzó a discutir con su viejo; el señor era de pocas pulgas y con cualquier cosa se esponjaba. Le decía de insultos, no la bajaba de una vieja babosa. Eso molestó al muchacho, que le dijo que se callara el hocico. Ezequiel le contestó que ya lo tenía hasta la coronilla, y que mejor agarrara su pulguero y se largara de su casa.
El joven, de quien no decimos su nombre para no entorpecer su captura, se le aventó como el valiente con un cuchillo en la mano. Como el padrastro estaba sentado en el sillón, no le dio tiempo de pararse, y le sacó las tripas y le seguía dando por todos lados.
La mujer le suplicaba a su cachorro que hay la dejara, pero éste se hacía el sordito y parece que le daban cuerda, pues su idea era dejar como coladera a Ezequiel, quien ya no se movió. El hijo desobediente se brincó por la ventana y salió corriendo. Hasta el momento no se tiene ninguna pista, pero esperan que la policía lo agarre para que se le quite lo matón.
ESTABA BORRACHO Y NO ENTENDÍA RAZONES
Este tipo se parecía a Gabino Barrera, que no entendía razones andando en la borrachera. Tuvo un alegato con un amigo, y porque le levantó la voz, echó mano a su cintura, sacó una pistola y… reata, le soltó de plomazos. Esto fue en la comunidad de Cuatlalco, municipio de Almoloya.
Llegó la policía a poner orden y detuvieron al tirador, que dijo llamarse Lázaro Ávila, de 50 años, quien desmadró a Napoleón Juárez, de 55 años. Al escuchar los vecinos los disparos y el escándalo, pensaron que ya habían agarrado al “Chapo” porque por la mañana vieron a la Gendarmería Nacional y a los federales. No se atrevieron a salir, y por el miedo de que les fueran a dar un plomazo a ellos por babosos, mejor llamaron a la policía municipal.
Llegaron y rodearon la manzana, pero no había nadie más; sólo la gente que los llamó. Cuando interrogaban al indiciado, llegó uno de los familiares de Napoleón, y les dijo que se lo habían llevado al hospital porque llevaba el pico colgando.
El comandante que se había ido con la finta, le preguntó: “¿Dónde está el Chapo?”. Le contestó que se escapó de la cárcel de Almoloya, pero de Juárez, en el Estado de México, el sábado por la noche.
A quien se llevaron fue a su primo Napoleón, tras haber discutido con Lázaro por la propiedad de unos animales. Se calentaron, y Lázaro, que se las da de muy, muy, sacó su pistola y… bolas, le disparó en el corazón, pero como estaba pedo, le pegó en la barriga.
De inmediato iniciaron un operativo de localización y búsqueda, y por un camino que va hacia el cerro encontraron a Lázaro, quien portaba un revólver Smith & Wesson, calibre 32. Como estaba tirado de borracho, le dijeron: “Levántate Lázaro, y acompáñanos”. Lázaro se levantó, y lo esposaron y se lo llevaron ante el MP.
MOTOCICLETA CONTRA COCHE
El encontronazo, entre una camioneta y una motocicleta, estuvo de la patada; quien sacó la peor parte fue el piloto de la segunda unidad, quedando hospitalizado. El hecho ocurrió en el distribuidor vial Miguel Hidalgo, en los carriles con dirección al centro de Pachuca, el martes a las 11 de la mañana.
En el lugar que se le conoce como corte de circulación, colisionaron aparatosamente, una motocicleta Jaca, color negro, con placas de circulación 85705, tripulada por Germán Castro Vargas, de 47 años; y una lujosa camioneta Ford Explorer azul, HMM-3747 conducida por César Urbina Sánchez.
La motocicleta salía de Plaza Galerías y la camioneta venía de Plaza del Valle. El motociclista salió volando como el hombre bala, y cayó de ranazo en el asfalto, quedando inconsciente a pesar de que llevaba casco de protección. Su potente caballo de acero quedó hecho charamusca, bajo la camioneta.
De inmediato acudió mucha gente, a ver qué pez y en qué podían ayudar tanto al motociclista como al de la camioneta, que agarró pichón. Al lugar llegaron los uniformados, que los echaron atrás porque ellos se iban a hacer cargo de los heridos. También estuvieron presentes los socorristas de la Cruz Roja y los de Protección civil, ahora no se trajeron a los Bomberos.
Se informó que el lesionado responde al nombre de Germán Castro Vargas, quien fue trasladado al Hospital General de Pachuca; la camioneta y lo que quedó de la motocicleta, se los llevaron al corralón, en tanto se deslindan responsabilidades. Comentaron que el que tuvo la culpa fue el motociclista, pero el peritaje revelará quién tiene la razón.
ACUSAN DE ABUSO DE AUTORIDAD A FUNCIONARIOS
Esto es en Tula. Funcionarios de la presidencia municipal, del área de Reglamentos, a una comerciante le quitaron su caseta donde vendía refrescos, y casi la sacaron a patadas. Fueron acusados públicamente por integrantes de la Coordinadora Ciudadana de Tula, que condena esta acción.
Dijeron que no se pasen de listos porque se les va a presentar el diablo encuerado a las 12 de la noche, en un callejón sin salida. La agraviada dijo que los empleados del ayuntamiento se presentaron el martes en el puente Zaragoza, que comunica a la Unidad Habitacional de Pemex, en el primer cuadro de la ciudad, donde pretendieron retirar una caseta instalada en ese sitio, misma que fue clausurada semanas atrás, junto con otros puestos que están en ese sitio.
Pero se pasaron de vivos, porque rompieron el candado, sacaron la mercancía y lo demás lo aventaron a la calle. Poco después le avisaron a la dueña del changarro, quien llegó corriendo, echando madres, a ver qué pez. Se puso como jitomate, y lloraba apretando los puños, con palabras cortantes, pedía que le dieran una explicación, por qué habían tirado su mercancía y se llevaban otra.
Los del ayuntamiento estaban como mudos, no hablaban, parece que les había comido la lengua un ratón. Más tarde, ya calmada, la agraviada mujer, dijo que los del ayuntamiento le argumentaron que la empresa Coca-cola les dio autorización de retirar la caseta, porque ellos se lo pidieron; sin embargo los méndigos nunca mostraron ningún documento de que esto fuera cierto.
Les dijeron que los comercios de esa zona están dentro de terrenos federales, y ellos no cuentan con los permisos correspondientes. A todos los sorprendió la actitud de los funcionarios, que les dijeron que no mamen. Ese no es el modo de llegar, violar los candados y llevarse parte de la mercancía.
Expresó la quejosa que ella no está cometiendo ningún delito, o es que le llaman delito ganarse la vida honradamente. Esto fue lo que dijo la mujer: “Podrían ser muy funcionarios los infelices, y tener toda la razón, porque según los güeyes, tienen la ley de su lado para retirar los puestos; pero en este caso fueron unos hijos desobedientes.
“Por la forma en que me tiraron las cosas, de cuates las hubieran dejado en el suelo y yo las hubiera recogido, y no tener pérdidas, porque éstos ya me dejaron en la quiebra”.
Comentó uno de los comerciantes: “No podemos tolerar más a dichos funcionarios municipales, porque un día que nos agarren de malas, se los va a cargar el payaso, porque ellos están comiendo de nuestros impuestos, y deben agradecerlo como si fuéramos su padre, porque lo que hacen es tratar a la gente mal y con groserías. Ojalá el presidente municipal se faje los calzones y no deje que le vean la cara estos tipos abusivos; si lo que buscan es una mordida, mañana los espero con mi perro”. El que habló se llama Luis Alberto Ramos Marín, quien presenció el desalojo y se quiso meter, pero le echaron a los informados y que se lo llevan al bote por agitador.
gatoseco98@yahoo.com.mx.