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UN INFIERNO BONITO

“EL PIOJO”                                 

Ramón “El Piojo” vivía en el barrio de “La Palma”, cuando iba a entrar a la cantina “El Relámpago”, “El Bigotes” le dijo:

  • Oye carnal, tengo una invitación para que por la tarde vayamos al grupo de alcohólicos anónimos

“El Piojo” se le quedó mirando y le contestó:

  • No me tientes, Satanás, sigue tu camino y no te metas en lo que no te importa. Soy el hombre más feliz del mundo tomando y si dejo de hacerlo, me muero de tristeza. Si verdaderamente eres mi amigo, ¿por qué me dices eso? Me quieres robar la felicidad, ya te pareces a mi vieja, que diario  está como cuchillito de palo, chingue y chingue que deje de tomar.
  • No me juzgues mal. Lo que deseo es que encuentres una vida nueva, llena de felicidad, que vuelvas a nacer, les des cariño y amor a tu familia, debes meterte a la doble a.
  • Te lo agradezco, pero nunca voy a dejar de beber, esto es un juramento que le hice a mi jefecita antes de que se fuera al Valle de las Calacas. El vino mató a uno de mis hermanos, y esa muerte me cae que no se quedará impune, por eso vino que encuentre en mi camino, le pongo en la madre. De mi parte, te felicito que hayas dejado de tomar.
  • Dejé de tomar porque Dios me enseñó el camino de la verdad, ahora soy un hombre feliz, puedo reír con mi familia y gritar a todo pulmón dándole gracias al Señor. ¡Sígueme!
  • ¡Si no soy perro, cabrón! A ti te pasa como a los teporochos, que destruyeron un hogar, mataron de tristeza a sus padres y ahora andan predicando, lo que debes hacer es irte mucho a ver a tu madre, no me saques de quicio.

“El Piojo” se metió a la cantina y pidió un tequila doble por el coraje que le hizo pasar “El Bigotes”, le dijo al cantinero:

  • ¿Sabes qué Juanito “El Bigotes” te anda espantando a los clientes? Les está echando un sermón para que se vayan a alcohólicos anónimos.
  • ¡Eso no me preocupa! En este barrio hay chupadores de corazón, que prefieren morir hinchados que arrugados!
  • ¡No te confíes! Hace rato estaba parado en el escalón, dándoles consejos que ya no tomen del veneno que les vendes.
  • También les dijo que les cobras doble. cuando están borrachos. A mí me quiso convencer, pero se la peló, Dios me puso en este camino y hay que cumplir su voluntad.
  • ¿Qué quieres que haga para que se queden a tomar y no le hagan caso a se güey?
  • Yo te aconsejo que les invites algo, desde que te conozco, nunca he cortado una flor de tu jardín.
  • ¡Pinche “Piojo”! Te voy a demostrar que me pongo parejo.

El cantinero se subió al mostrador y les dijo:

  • A todos los que están aquí, los invito a que tomen gratis una hora, de lo que quieran.

Todos los borrachos aprovecharon la oportunidad que don Juan les daba, se empujaban una tras otra, sin parar, hasta que se emborracharon, “El Piojo” los animaba.

  • ¡Vamos a echarle una porra al cantinero, para que se anime y nos dé otra hora gratis!

Juanito, que también le gustaba, se puso hasta la madre, dejando sola la cantina para que los briagos hicieran justicia por su propia mano. Salieron súper briagos, algunos se quedaron tirados en la calle. “El Piojo” no aguantó el ritmo y se salió. agarrándose de la pared para no caer, caminado un paso adelante y dos atrás. Al entrar a la vecindad, se tropezó y quedó tirado con los brazos en cruz, como estaba muy oscuro y no había pasado el carro de la basura, la mayor parte de los vecinos salió a tirarla, dijo Jovita, la mujer del “Bigotes”:

  • ¡Voy a tirar la basura viejo, préstame la lámpara, está muy oscuro!
  • ¡No seas pendeja, vieja, así te echas de cabeza de que tú fuiste la que tiraste la basura, ve a oscuras!

La señora salió con dos botes de basura y se tropezó con “El Piojo”, cayó encima de él y se levantó echa la chingada y corrió como loca, llegando a su casa y atrancando la puerta. Le preguntó “El Bigotes”:

  • ¿Qué te pasó? 

La señora le dijo. 

  • ¡Me tropecé con un muerto!
  • ¿Dónde?
  • ¡En la entrada de la vecindad!
  • A lo mejor es tu imaginación.
  • ¡Me cae que no, era un muerto, está tirado!
  • ¡No  vayas a tomar agua, porque te haces panzona igual que tu jefa, mejor cómete un bolillo para el susto. Ya deja de estar temblando, vamos a ver quién es!
  • ¡Está refeo, choqué de cara con él!
  • Vamos a hacer la obra del día, vieja, lo ayudamos, a lo mejor no está muerto, porque si lo está, los pinches tecolotes nos pueden echar la culpa que nosotros lo matamos.
  • ¡Mejor ahí que se quede!

“El Bigotes” convenció a su mujer de ir ayudar al que estaba tirado. Le dijo la señora:

  • No encuentro la lámpara, vamos a encender un periódico y nos lo llevamos como antorcha, para que veamos bien y no correr el  peligro de que los perros nos desconozcan.

Prendieron el periódico y se llevaron varios golpes, llegaron a donde estaba tirado “el muerto”, al verlo, fue una sorpresa.

  • “Es “El Piojo” está muy borracho, si lo dejamos, le puede dar una pulmonía, hace frío, espérame aquí, voy a avisarle a su vieja que venga por él, mientras quítale la basura que tiene.

“El Bigotes” tocó su puerta de la casa del “Piojo” nadie le abrió, eran las doce de la noche, los perros comenzaron a ladrar, poniéndose las manos como embudo en la boca, gritó por una rendija:

  • ¡Señora Julia, venga por su viejo, está tirado en la puerta de la vecindad.
  • ¡Gracias, señor, déjelo, al rato que se le pase la briaga se levanta y se viene a dormir!

Le dijo doña Jovita:

  • ¡Vamos a echarle una cubeta de agua!
  • Me parece bien, pero es capaz de agarrarnos a madrazos, vete a la casa y trae dos sabanas blancas, nos las ponemos y va a creer que somos fantasmas.

Así lo hicieron, se acomodaron las sábanas a manera de que parecían una alma en pena, la señora le aventó la cubeta con agua, “El Piojo” se levantó echo la chingada, sacudiéndose como perro mojado, al verlos cubiertos con la sábana pensó que eran fantasmas y arrancó como loco a su casa, abrió la puerta de un caballazo,

Tumbó a su vieja de la cama y se metió él, con todo y zapatos, cubriéndose la cabeza con las cobijas, la borrachera se le había bajado, su vieja espantada, mirando cómo temblaba y parecía pambazo, le preguntó:

  • ¿Qué te pasó?
  • Vi a dos fantasmas, me quisieron agarrar, verdad de Dios. Ya no vuelvo a tomar, me contaba mi madrecita que los muertos se llevaban a los borrachos. Yo no quiero que me lleven, de hoy en adelante cualquiera de mis amigos que me invite de chupar le voy a mentar la madre.

La señora dio Gracias a Dios.

  • ¡Bendito sea el creador que te mandó a dos almas del purgatorio para que dejaras de tomar, estaba preocupada porque de tanto abrir el hocico, se te estaba haciendo como de chango!

“El Piojo”, por el susto, dejó de tomar, se convirtió en un hombre bueno, llegaba de su trabajo a su casa, no dejaba de contarle a su vieja, que lo espantaron por andar de borracho, ella le aconsejó que fuera a buscar al “Bigotes” para que se lo llevara a alcohólicos anónimos,  y desde ese día, diario van a las juntas y cuando “El Piojo” se sube a la tribuna no se cansa de decir, que por andar de borracho, le salieron dos fantasmas que se lo querían llevar, por eso dejo de beber. Que fue un aviso del más allá, porque andaba tocando fondo.