CHUCHO “EL PESCADO”
Una vez, Chucho “El Pescado” regresaba de su trabajo en la mina, eran como las 7 de la noche, al entrar a la vecindad, escuchó los gritos de su vieja, que parecía que estaba pariendo chayotes. “El Pescado” se metió a su casa corriendo, encontró a su mujer arriba de la mesa, abría los ojos desorbitados, no dejaba de gritar. Brincaba, señalando con el dedo.
Le preguntó:
- ¿Qué haces arriba de la mesa?
La señora le contestó:
- ¡Una Rata, se metió debajo de la estufa!
“El Pescado” se empinó para asomarse y se levantó como resorte:
- ¡Ay, en la madre! Parece conejo, bájate y le picas con la escoba y yo la destripo de una patada.
- Me da mucho miedo.
- ¡Nada más le picas!
- ¿Si me muerde?
- ¡No te pasa nada!
La señora se bajó de la mesa temblando, metió el palo de la escoba debajo de la estufa, la rata salió corriendo, la mujer de un brinco se subió a la mesa, mientras que “El Pescado” le aventaba patadas a lo loco, corriendo de un lado a otro, la señora le gritaba:
- ¡Allá va viejo! Se metió en ese cajón.
- Yo cuido que no se salga, ve a decirle a mi compadre que me preste su gato.
- Ese pinche gato no es ratonero, se la pasa todo el día durmiendo y por la noches anda con las gatas y llega en la madrugada.
“El Pescado” con el palo de la escoba le picaba por un lado la rata salía y se metía en otro, su vieja lo guiaba diciéndole donde estaba.
- ¡Se metió debajo de la cama, ya salió, se fue abajo del trastero!
“El Pescado” al correr de un lado a otro, no la podía matar, le dijo a su vieja muy enojado:
- ¡Ya cállate! Me pones nervioso por tus gritos, en lugar de darle en la madre a la rata te voy a dar a ti.
- ¡Allá va!
- Que te calles, ¿Qué no entiendes? ¡Bájate a picarle!
La señora, con mucho miedo, se volvió a bajar, vio a su viejo tan enojado que si no lo obedecía le podía dar una cachetada. Agarró la escoba, le picó debajo del cajón, salió la rata, la señora de un salto se volvió a subir a la mesa:
- ¡Allá va, allá va!
- Pinche rata, ya me cayó gordo, me cae que no se me escapa.
“El Pescado” se metió a su cuarto, sacó un bat, y como si estuviera quebrando la piñata, correteó a la rata aventando madrazos a lo loco, quebró el trastero el cajón, la estufa, vasos, platos, aventó un golpe con el bat justo cuando la rata brincó, entonces le dio a su vieja en el lomo, el golpe sonó como tambora, la señora quedó tirada, haciendo gestos de dolor y la rata se salió por un agujero que tenía la puerta. La señora no dejaba de chillar y se retorcía de dolor.
- ¡Ay! Ya me acabaste de amolar, me duele mucho la espalda.
- Tú tienes la culpa, ¿para qué te atraviesas?
Sobándose, al ver cómo quedaron sus cosas, le reclamó a su viejo:
- Ya le diste en la madre a todos mis muebles, a los platos y a la estufa, ¿dónde te voy a hacer de comer?
- ¡En el patio, saca el bracero, compras carbón y te pones a guisar!
- Para ti todo es fácil, al menos hubieras matado a la rata.
- Ya no me hagas encabronar, tú la espantabas por los gritos que das.
Por ese día no comieron, al estar recogiendo los vidrios y todo lo que se quebró les agarró la noche, al día siguiente “El Pescado” se fue a trabajar, como no le pusieron tacos, en el camino compró tamales, sus compañeros lo criticaron.
- Deberías de pararle las greñas a tu vieja, para que te ponga tacos, a mí se me hace que es huevona.
- No te pongas pendejo, primero investiga, en la casa se metió un rata, por querer matarla le di en la madre a la estufa, no hay donde calentar, pero mañana voy a traer tacos.
“El Pelón” le dijo al “Pescado”:
- ¡Ten cuidado con las ratas, si tienen rabia y te muerden, ya te cargó la calaca, si quieres vamos a decirle a mi primo que te regale cianuro, el trabaja en la Hacienda de Loreto.
- ¿A poco con cianuro se mueren?
- Es un veneno, con que se coman tantito, adiós
- ¿Cómo se usa?
- Es muy fácil, agarras la rata, le abres el hocico, le echas el cianuro y listo.
- ¡No seas mamón, güey! Te estoy hablando en serio!
- ¡Pues no seas pendejo, el veneno se unta en un pan!
- Te voy agarrar la palabra, la rata está grandota, ayer por querer darle en la madre, daba garrotazos para todos lados, total que quebré todo y no la mate. Estoy preocupado porque le di un golpe a mi vieja en el lomo, que le tronaron los huesos, no dejada de chillar, le dije que fuera a ver a mi suegra, a ver que le echaba, porque del madrazo quedó jorobada. Si se vuelve a meter, vamos a ver a tu primo.
“El pescado” salió del trabajo, llegó a su casa y le preguntó a su señora:
- ¿Cómo te sientes vieja? ¿Ya estás lista para el otro?
- Me duele mucho la espalda, siento que ando cargando algo pesado como “El Pípila”. Pero déjame decirte algo, que te va a hacer respingar, por la mañana se volvió a meter la rata.
- No la amueles, ayúdame a tapar todos los agujeros de la puerta, como los muchachos se duermen en el suelo, no los vaya a morder, ¿Viste de donde salió?
- ¡De la coladera!
- Voy a comprar cemento para taparla, deja a los niños en casa de tu jefa y comemos en la calle.
Regresaron, pasaron por los muchachos y se acostaron, por la noche cuando les estaba agarrando el sueño, escucharon que la rata se había metido otra vez, “El Pescado” le dijo:
- ¡Esta vez le voy a poner en la madre, así tenga que acabar con la casa, sube a los muchachos a la cama, ayúdame a picarle con la escoba!
- ¡Me voy a subir con ellos!
“El pescado” durante horas anduvo correteando a la rata, hasta que se salió por debajo de la puerta!
- ¡Chin! Se me olvidó tapar ahí, pero déjala, pinche rata, mañana le tengo una sorpresa, se va a quedar con las patas para arriba, échame un tiliche para tapar debajo de la puerta, para que no se meta.
- ¿Vas a comprar una ratonera?
- ¡Algo mejor, vamos a dormirnos, estoy muy cansado!
Al día siguiente llegó “el Pescado” a su trabajo, cuando estaban comiendo, le dijo al “Pelón”:
- No se te vaya olvidar que por la tarde vamos a ver a tu primo, para lo del cianuro, esa rata ya nos vio la cara a mi vieja y a mí.
- No te preocupes carnal, este remedio es bueno. Lo que si te digo es que te tienes que poner parejo con mi primo, disparándole un melón.
- ¡Ya dijiste! Si se toma un barril, yo se lo compro.
- A la salida fueron al barrio del Arbolito a ver a Jaime “El Güerejo”
- ¿Qué pasó primo?
- Este es mi mero cuate “El Pescado” el que te dije que en su casa se mete una rata
- ¡Mucho gusto, mi pariente me había dicho del cianuro que quieres, te advierto lo mismo que te dijo él, es muy peligroso, con tantito que se pruebe, mata. Tengo guardado un poco para dárselo a mi suegra, pero la vieja no se come nada, es muy desconfiada.
- Nada más me enseñas a prepararlo, no vaya hacer el diablo y me dé en la madre solo!
- Para evitar broncas, voy a comprar un bolillo y a preparar el cianuro
“El Güerejo” llegó con el bolillo, lo abrió como si fuera hacer una torta, le echo el cianuro y se le dio al “Pescado”
- ¡Guárdalo muy bien!
- ¡Lo voy a envolver en mi servilleta de mis tacos, llegando a la casa lo saco y tiro la servilleta en el caño!
Con mucho cuidado, enredó el bolillo en la servilleta, la metió en su morral y les dijo:
- Vamos a la cantina a echarnos un tlachicotón, por el gusto de que le voy a darle en la madre a la rata.
Comenzaron a tomar, como eran de carrera larga se siguieron, hasta que los corrieron de la cantina. “El Pescado” iba hasta la madre de borracho, como vivía en el barrio del Mosco, en la subida daba un paso para adelante y otro para atrás, hasta que se cayó. Uno de los vecinos le fue avisar a su mujer.
- ¡Señora Juanita, su viejo está tirado en los escalones!
La señora salió a echarle la mano, con muchos trabajos logró meterlo a su casa, lo acostó en la cama, le quitó los zapatos, lo tapó con una cobija, al abrir su morral, sacó la servilleta para ponerle los tacos para el día siguiente, al ver que tenía un bolillo, dijo en voz alta.
- Pobrecito de mi viejo, se acordó de mí, me trajo una torta, me la voy a comer con café.
La señora se lo comió, al día siguiente, como a las 6 de la mañana, “El Pescado” se levantó, vio a su vieja, que estaba tirada en el suelo, muerta. Se puso como loco, dio aviso a las autoridades, se la llevaron para hacerle la necroscopia, encontraron que la habían envenenado.
Se llevaron al “Pescado” al bote, les explicaba que el veneno no era para ella, sino para la rata. No le creyeron, “El Pescado” no está en la pecera, sino que se encuentra en la cárcel, le aventaron 30 años por matar a su vieja.