SE LE APARECIÓ EL DIABLO ENCUERADO
Eran cerca de las 9 de la mañana, el señor Ignacio Meza Echeverría llegó como siempre a su oficina, él ocupa el puesto como titular de Secretaría de Comunicaciones y transportes (SCT) delegación de Hidalgo, cuando se acababa de sentar en su escritorio, se abrieron las puertas al público; entonces llegaron más de 400 vecinos de la comunidad de “Humedades”, municipio de Ixmiquilpan, se quedaron afuera, no los dejó pasar el vigilante que les apuntaba con su arma.
En grupo le explicó que venían a buscar al titular, a quien señalaban de incumplimiento de una obra pública, ahí se quedaron haciendo mucho escándalo, pidiendo que saliera el que buscaban o de lo contrario entrarían por él, se juntó mucha gente curiosa, entre ellos los reporteros que estaban listos para sacar sus notas de información, ahí permanecieron hasta el mediodía, pero al ver que no salía, los agitadores entraron a la de a huevo. Comenzó el desmadre al escuchar el “Vamos por él”.
El policía al verlos, se volvió ojo de hormiga, los reporteros, que en ese momento cubrían los hechos, se metieron entre la bola de agitadores y salieron golpeados y sin cámara fotográfica, sacaron de las greñas al titular y a patín y madrazo se llevaron al frente de los manifestantes a Meza y le dieron una cartulina que decía que él no había cumplido lo prometido a los vecinos de “Humedades”; tenían la idea de llevarlo desde el bulevar Felipe Ángeles hasta la Ciudad de México caminando.
En el camino lo hacían caminar aprisa, dándole de empujones, los uniformados municipales entraron muy salsas, pero los aventaron, que hasta se caían y recibían patadas donde les cayeran, mejor los escoltaban desde lejos.
El funcionario les dijo que se había cansado de llevar la cartulina, que mejor uno de ellos lo hiciera y él lo seguía a donde quisieran. pero no le hicieron caso y lo obligaron a enseñar la cartulina que decía que él era un incumplido, que la moviera para arriba y abajo y que marchara como un soldado, se enojó y los tiro de a locos, a cambio recibía patadas en las nalgas y tuvo que hacer repetidas veces lo que le ordenaban. Cuando se enteraron los policías estatales entraron al ruedo a calmar a la chusma que marchaba a paso veloz, pero al ver que eran muchos indios rebeldes, mejor los dejaron y le dieron ánimos al delegado para que levantara el cartel, antes de que lo desmadraran.
De momento se armó la gresca y golpearon a varios civiles, la pelea fue en contra de un reportero que se les puso al brinco y le llovieron golpes en todo el cuerpo y jalones de greñas, muchos lo rodearon y le dieron pamba loca y a los demás compañeros reporteros desde los lados, les decían de cosas a los temibles pueblerinos: ”Déjenlos Indios sátiros, mendigos”; a ellos los corretearon con palos y “vieja el último”, corrieron y mejor ya no le entraron.
Pasó el tiempo, el funcionario se notaba triste, cansado y sin ilusiones, con un pañuelo se limpiaba la cholla, el calor estaba como para pelar pollos, les pidió un descanso, no le hicieron caso y le pegaron los aventones, que le daban de golpes, él ya no sentía lo duro sino lo tupido, le hacía señas a los uniformados para que le ayudaran, pero se hacían los disimulados y entre ellos miraban al cielo señalando que hace días por ahí salió un satélite.
Así se lo llevaron; se acercó uno de los cabecillas y le dijo que siguiera adelante, porque si paraba se lo iban a llevar arrastrando, si ya no podía que le echara ganas, porque iban a la Ciudad de México. Así fue como llegaron hasta la carretera México-Pachuca a la altura del Centro de Control, Comando Comunicaciones, Cómputo Coordinación de Inteligencia el grupo de manifestantes, les aventaban sus cremas el agitador Vicente Charrez; se detuvieron, ya que se había alertado a la fuerza estatal que preparara el equipo antimotines, para rescatar a Meza Echeverri y así evitar que lo llevaran a las oficinas centrales de la capital y rajar leña de que el señor no ha cumplido con las obras que se comprometió a hacer.
Después de mirarlos como pidiendo piedad, el funcionario federal fue liberado a las 4 de la tarde con 40 minutos, ellos siguieron su marcha, pero antes de irse, le dijeron que si en este mes no se apura a hacer lo que prometió, van a traer a todo el pueblo y se lo van a llevar arrastrando, toda la marcha se retiró sin dejar de mentarles la madre a las autoridades.
El señor delegado fue atendido por los socorristas de Protección Civil y de la Cruz Roja y fue llevado a un hospital particular, para que lo valoraran, porque aparte de que esos güeyes lo golpearon, más le dolió el susto cuando le dijeron que se lo iban a echar al plato y les dijo esos indios vienen decidido a todo. “Del susto hasta me zurré”, pronunció.
CHUPÓ COMO RECIÉN NACIDO
Un hombre se metió a un bar y estuvo tomando desesperado, como si anduviera en un desierto, se salió sin despedirse de sus cuates, caminó sin rumbo fijo, a unas cuadras encontró cuatro caminos y se siguió de filo en uno, pensando que ese era el mejor, poco después se le cansó el caballo y cayó boca arriba, mirando al cielo, como contando los pocos luceros que salen. Así se quedó, ya era noche, hasta que pasaron unos vecinos de la calle Josefa Ortiz de Domínguez, en el municipio de Tepeapulco. Pensaron que estaba durmiendo la mona.
Pero al ver que no hacía ningún movimiento, llamaron a las autoridades pidiendo auxilio, al número de emergencia 911. Llegaron en menos de lo que canta un gallo, junto con los paramédicos, los bomberos y Protección Civil y por supuesto, con sus hermanos los policías municipales.
Al ver que estaba en posición de firmes y no tenía signos vitales se dieron cuenta que ya había pintado su raya, los vecinos dijeron a los uniformados que ese señor tenía una pena en el alma que no la mata el licor, porque era lo mismo todos los días, a la misma hora, pasaba recargado en la pared, hablando solo y cuando se le terminaba, daba el changazo.
De acuerdo con la información, dijeron los paramédicos que había muerto a causa de una broncoaspiración, pero nadie sabía quién era, así lo dejaron un buen rato para ver si pasaba alguien y lo conocía, por varias horas quedó en exposición, hasta que por la mañana pasó una mujer chaparrita, que les dijo que era su hermano, que se había tirado al vicio por una ingrata, los policías investigadores ya habían levantado un acta, donde decía que vestía pantalón de mezclilla, playera blanca y una chaqueta de color negro y, que era vecino de la colonia los Cerritos.
También se hizo por los elementos de policía de investigación, junto con otros cuates que realizaron el Servicio Forense, el levantamiento del cuerpo y lo entregaron a sus familiares para que ellos pagaran el sepelio, si no, se lo iban a cargan a ellos.
Los familiares les dijeron a los investigadores que había cumplido 50 años y los andaba celebrado, murió muy contento.
EN UNA PACHANGA, HUBO MADRAZOS
Varios jóvenes se juntaron para hacer un convivio y estaban muy contentos tomando, pero nunca falta un pelo en la sopa, ya briagos, se pelearon entre ellos y hubo mucha sangre. Todos contra todos, la bronca estaba de pelos, unos caían, otros se levantaban, hasta que vieron que uno de los invitados lo habían picado con un cuchillo. Los hechos ocurrieron en la comunidad de La Laguna el Cid en Tizayuca, Hidalgo.
Ahí fue donde se juntaron los hombres a chupar, hasta que, al calor de las cubas, sacaron sus trapitos al sol, y se mentaron la madre, se armó una batalla campal, pero a uno de ellos le tocó bailar con la más fea, porque uno de sus compañeros echó mano a su cintura, sacó un puñal y se lo clavó a su rival. Dejándolo tirado, revolcándose en su propia sangre, al verlo uno de ellos dijo “vieja el último” y corrieron como locos.
Las personas que vieron lo que pasó (ya que estaban tomando al aire libre), llamaron a los gendarmes, que llegaron como siempre después del pleito y el herido fue trasladado al Hospital General de Pachuca, donde les dijeron los médicos que estaba muy grave, los policías andan preguntado por los peleoneros, pero todavía no encontraban a ninguno.