Un Infierno Bonito

MUJER GOLPEADA POR SU PAREJA
Todos dormían, pues era medianoche, en la colonia El Paraíso, de Tulancingo, de momento se escucharon fuertes gritos, que despertaron a todo el vecindario, los perros comenzaron a ladrar y los chavitos se acorrucaban con su jefa, pensando que era la Llorona; se oía que rompían trastos, y varias mentadas de madre.

Eso ya no eran de espanto, y salieron los vecinos a ver qué pasaba. Desde la ventana vieron a su vecina que estaba tirada en el suelo, toda desgreñada, en un charco de sangre, y el marido, parece que estaba echando una cascarita, porque no dejaba de patearla; quisieron entrar pero la puerta estaba atrancada, y nadie podía echarle la mano a la señora, que estaba enroscada, llorando a moco tendido. Solo por la ventana, desde afuera le gritaban: “déjala, güey”; pero entre más le decían, más se la sonaba. Entre varios trataron de abrir de un caballazo, pero la puerta estaba cerrada, como la puerta negra.
Uno de los vecinos echó mano a su cintura y de su bolsa sacó el celular y llamó a los gendarmes, dándoles datos y señas, diciéndole que fueran hechos la mocha, antes de que se la echaran al plato a una señora. En menos que canta un gallo, llegaron varias patrullas y la ambulancia de la Cruz Roja, bajándose los policías de a pedal, de la camioneta agarrándose la pistola. Se abrieron paso entre la gente y les preguntaron qué había pasado. Panchita, la portera, les explico que le habían dado a su vecina una madriza antes de terminar el año, pero no iban a poder entrar porque estaba atrancada la puerta.
El comandante llamó a un gendarme que le decían “El Gorila”, que de un caballazo abrió la puerta de par en par, agarró al golpeador, haciéndole manita de puerco, lo sacaron y lo subieron, dándole sus madrazos al pegalon de mujeres. Los de la Cruz Roja le dieron los primeros auxilios  a la mujer, que si se tardan otro poco, le hubieran dado los últimos auxilios. Pero la señora se montó en su macho y no quiso ir al hospital para que le dieran atención médica.

DENUNCIAN UN SECUESTRO EN LA REFORMA
De inmediato los policías uniformados y vestidos de paisanos, llevándose a los veladores, salieron de volada al lugar donde les habían dado un tip, rodearon toda la colonia, y les dijo el comandante Pistolas que quería vivo al secuestrador. Rodearon toda la colonia Ampliación El Palmar. La gente que los vio pensó que iban por el otro hijo del Chapo.
Pero les voy a contar la historia, tal como fue, para que no se quede picado. La noche del viernes pasado se corrió la noticia de que un hombre fue privado de su libertad, se lo llevaron a punta de madrazos, porque no quería caminar. Dijeron sus parientes a los investigadores que fue a la panadería a comprar unos bolillos, y cuando salió lo apañaron, en el fraccionamiento El Saucillo, Mineral de la Reforma.
Al recibir el reporte, que era un secuestro, toda la policía salió como alma que lleva el diablo; les informaron que dos hombres se lo llevaron en un vehículo gris, se veía que era un coche viejo.
De inmediato formaron la búsqueda regándose por todas partes de la colonia y también a la ciudad de Pachuca, que colinda con esos lugares. Algunos de los policías se quedaron en su casa del secuestrado, esperando alguna llamada o un dato que les dieran del plagiado.
Dijo su mujer, que no dejaba de chillar como sirena de ambulancia, que antes de que llegaron habían recibido una noticia por medio de un teléfono fijo, que tenían secuestrado a su señor, y pedían más de un millón de pesos por liberarlo.
Minutos después de las 9 de la noche, se informó en todas la unidades policiacas, que el plagiado fue encontrado en la calle Río Nilo, de la colonia Ampliación El Palmar. Presentaba algunas heridas en la cholla y un ojo moro, así como el hocico roto, pero estaba vivito y coleando. Le buscaron a ver si tenía agujeros de bala, como les habían informado. Ya para no hacérselas de tos, fue canalizado al Hospital General de Pachuca y luego se lo llevaron a la comandancia de policía para que diera su declaración de cómo estuvo la movida, para iniciar la carpeta de investigación.
Declaró que al salir de la panadería, de momento, sintió un golpe en la cabeza, que vio muchas chispitas y cayó al suelo, sonado su cabeza a bote viejo. Lo metieron a un coche, eran 4 con el chofer, y a cada rato le daban de cachetadas. Luego le sacaron su cartera, en que llevaba más de mil pesos, y el vuelto de los bolillos. Abrieron la puerta y en plena marcha del carro, lo aventaron en ese lugar. No había luz, y caminó aprisa, no le fuera a salir alguna bruja. Caminó entre la oscuridad hasta que a lo lejos vio que había luz, y luego lo cargaron y lo metieron en una ambulancia. Despertó en una cama del hospital, y de ahí se lo llevaron ante un Ministerio Público.

UN HOMBRE DIO EL CHANGAZO
Estaba tirado a media calle, a lo largo, pero nadie lo ayudaba a levantarse porque pensaban que era un borracho que se le cansó el caballo. Un alma caritativa llamó a la policía para que fueran a echarle la mano, porque pensaron que se lo habían echado al plato, pues como estaba boca abajo no sabían si respiraba.
Una señora que vive enfrente de la calle Echavarri, de Tulancingo, avisó a la policía, que estaba un señor tirado, que ella lo vio cuando se tropezó en un bache como los que hay en Pachuca, y se fue de cabeza, y ya no se levantó. Que ella avisó a sus familiares y le dijeron los de ella, regañándola, que por qué aviso, le podían echar la culpa que ella lo había tirado. Llegaron los uniformados, y llamaron a sus hermanos, los de Protección  Civil, para que tomaran nota qué le había pasado al señor, y además era muy noche, las diez y media.
A ojo de buen cubero, dijo el jefe de cuadrilla que mejor llamaran a la Cruz Roja, no vaya a ser el pingo y se les muera y luego digan que ellos lo mataron. Estando en el hospital, dijo el médico que según su cálculo, que nunca falla, es un hombre como de 65 años, que se tropezó y se fue de cabeza al suelo. Por la gravedad del individuo, lo canalizaron; presentaba un traumatismo craneoencefálico por la caída. Nadie sabe más, que lo que dijo la viejita, que lo vio que se tropezó con uno de los muchos baches que hay en ese calle. Y además, ya se me acabó mi plana.
Pero antes de que suceda otra cosa, me dirijo a los lectores del Diario Plaza Juárez donde el director Javier Peralta Sánchez ha formado un pelotón de reporteros que diariamente, muy temprano, recorren la ciudad de Pachuca y otros municipios, así haga calor o frío; al mismo tiempo, aprovecho la oportunidad para desearle muchas, pero muchas felicidades en este año que se va, y que se multipliquen desde el primer día que venga, en compañía de todos sus seres queridos. Y si van a tomar inviten, no sean gachos.

Related posts