UNA POSADA SIN FIN
Una fusta decembrina terminó con una pelea de todos contra todos, haciendo una batalla campal. Algunos utilizaron las manos, otros, piedras, palos, en fin, se dieron hasta por debajo de la lengua.
La trifulca fue en el famoso barrio del Arbolito, muy arriba, junto a una mina, la familia que los invitó es de mucha tradición y todos tenían que rezar, cantar sus cánticos navideños, haciendo doble fila con una velita en la mano y cantando “el ora pronobis”, pero como siempre, no falta un pelo en la sopa, a uno de los invitados le pisaron un callo, cuando estaban quebrando la piñata.
El sujeto, que era de pocas pulgas, agarró al chavo de las greñas y le dio de cachetadas guajoloteras, recargándolo en la pared, se escucharon unos gritos que llegaron a las orejas de uno de los familiares, al asomarse vio que le estaban dando a uno de sus hijos, dio la voz de alarma y sus compadres salieron armados con armas aztecas (piedras) y sobre el muerto, la corona; en menos de lo que canta un gallo, lo habían dejado para el arrastre, lo jalaron de las patas y lo aventaron a la calle cerrando el zaguán, como la puerta negra.
Poco después llegaron una docena de personas, que capitaneaba la vieja del madreado, con toda su raza y echándole montón tiraron la puerta y empezó el descontón, salieron los de adentro y se armó la pelea, caían, se levantan y no dejaban de tirar golpes, en lugar de los cánticos eclesiásticos se escuchaban mentadas de madre y groserías de camionero, las mamás le tapaban los oídos a los niños; terminaron llamando a la policía, que llegó con sus escopetas listas para dar en el blanco, porque la cosa estaba de la patada, pero también entre todos, les dieron en la madre a algunos policías, les bajaban la cachucha para que no viera y les daban duro.
Cuando sintieron lo duro, los entrometidos tocaron retirada y sólo dejaron a la familia, para que diera la declaración del por qué fue la pelea, de los demás nadie sabe, nadie supo quién fue el que echó a perder la posada, los policías los persiguieron, pero escaparon, les echaron a los perros y se retacharon, todos escapando del lugar.
Una señora les dijo a los uniformados donde vivía el agitador, rodearon la casa y “El Comandante Pistolas” tocó varias veces la puerta, salió un señor alto y gordo, estaba en camiseta, calzones y descalzo; zurro a los policías diciéndoles, “Ni en mi propia casa puedo descansar, señor yo entro a las 6 de la mañana a trabajar y ustedes están como cuchillito de palo, si gustan pasar, háganlo, pero no está en su chiquero, toque como se debe”.
Los policías pidieron entrar, porque la señora insistió que él era el dueño de la casa donde se metieron los que cometieron los destrozos y echaron a perder la posada, al final el comandante dijo que no era necesario, pero si veían algún grupo de escándalo llamaran al 911 y se fueron. Poco después del percance, de debajo de la cama y del patio salieron todos los desmadrosos a seguir chupando.
LOS POLICÍAS ENCUENTRAN A UNA RELIGIOSA
Los gendarmes de la policía Estatal encontraron a una religiosa, la andaban buscando por cielo, mar y tierra los policías de México y la localizaron por los bulevares Rojo Gómez y San Javier en Pachuca, sus jefes están contentos, les dijeron que se aventaron un six.
Pero vamos a ver qué pex, porque nunca encuentran nada.
Una misionera católica de San Salvador apareció en esta ciudad, luego de que se la habían robado en la ciudad de México, según se sabe, los sujetos al verla, la sometieron mientras ella manejaba su coche particular.
Pachuca se ha convertido en una zona de venta de mujeres jóvenes buenas y bonitas. Pero esta vez se la pelaron, la religiosa a la que rescataron tiene 27 años de edad y fue auxiliada de chiripada, por los gendarmes de Pachuca, al verlos, les gritó para que le echaran la mano, porque se la habían robado de la capital mexicana. Aunque ya había pedido auxilio a varios vecinos, la tiraban de loca. La llevaron ante el jefe mayor del Ministerio Público, y allá les soltó la sopa. Les contó que la noche del sábado, cuando iba manejando su automóvil, por una calle de la ciudad de México, donde había muchos señores con sombrero muy grande, que ella pensó que eran panaderos con canasto.
De momento se le atravesó un individuo y para no llevárselo de corbata tuvo que frenar y varios hombres le abrieron la puerta del automóvil y le dieron a oler algo tóxico, que en un dos por tres perdió el sentido, horas después se encontraba a bordo de su unidad y se dio cuenta de que varios hombres la habían secuestrado, la llevaron a un tienda, ella se hizo la dormida y cuando se bajaron la dejaron sola y lo primero que hizo fue escapárseles.
Dijo que caminó por varias calles con los brazos abiertos, esperando que alguien la ayudara, pero todos pensaban que estaba loca y se cambiaban de banqueta, hasta que Dios le ayudó y encontró a unos popochas que iban en una patrulla, que por un pelito se la llevan de corbata; les pidió ayuda, ellos la trasladaron ante el diablo mayor del Ministerio Público, pero antes de hacer su denuncia, se reservó este derecho, ellos se movilizaron a avisar y la entregaron a una autoridad eclesiástica, en este caso con el Arzobispo de Tulancingo. Y ya no supimos más.
LOS VECINOS GOLPEAN A UN DELINCUENTE
Todo esto que les cuento, pasó en Mineral de la Reforma, un sujeto fue golpeado pateado madreado y lo iban a matar, pero lo salvó la campana, ya lo tenían en cuerdas cuando llegó la policía y les pidió que se lo entregaran, que no se comprometieran, porque se lo iban a cobrar como nuevo.
De acuerdo a lo que les estoy contando de lo que pasó, al lugar al que llegaron los policías, en varias calles aledañas, había cartelones en donde se leía “Ladrón ya te fichamos, si te encontramos robando, te vamos a matar. No importa quién seas, te vamos a partir la madre y lo que quede lo entregamos a la policía.” De acuero con la versión que dieron los habitantes de la colonia Los Tuzos, a los oficiales dijeron que ya lo traían en la olla y lo andaban vigilando, porque antes había robado a varios vecinos y le valieron gorro las cartulinas.
Los policías habían subido ya al ladrón a la camioneta, sin embargo dos vecinos, que parecían locos, se subieron y le dieron de patadas, hasta que los bajaron los gendarmes, les pidieron calma, mientras estaban alegando, un señor de más de 40 años, se subió y lo estaba ahorcando, ya el ladrón tenía la lengua de fuera, y bajaron al señor, amenazándolo, la consigna fue para todos ellos, pues los policías dijeron que iban a quedar detenidos, porque el supuesto ladrón ya no lloraba, sólo pujaba.
Los vecinos entregaron a los uniformados al sospechoso, mismo que fue trasladado a las galeras; dijeron los policías que lo van a dejar que se vaya porque ninguno puso una queja de robo y asi no lo pueden tener, lo mandaron al hospital, el médico dijo que estaba todo desmadrado y que iba a levantar el acta porque se les puede morir.
Comentó que tenía la lengua hasta fuera de tanto que lo ahorcaron, las nalgas todas hinchadas de las patadas, más aparte las costillas quebradas y se le cayó el cuajo.