CAMBIABA SU LLANTA PONCHADA, Y BOLAS…
Pasó un camión y se lo llevó de corbata; su esposa fue testigo del accidente. Muchas veces han ocurrido pero no tenemos cuidado en asegurar poniendo unas señales; pero como dice el dicho: “Mal comienza la semana para al que ahorcan el lunes”.
Si vamos corriendo a una velocidad de 80 kilómetros por hora y se poncha una llanta cualquiera, lógicamente el coche se inclina al lado que se bajó y con la velocidad se mueve; si nosotros frenamos de momento, podemos volcarnos. Lo que debemos hacer es agarrar el volante con las dos manos, calmarnos, prender las intermitentes poner la palanca de velocidad en neutral, y mantener la unidad firme hasta que vaya parando poco a poco.
Después vamos a tratar de salirnos de la carretera, poner alguna señal a unos metros atrás, ejemplo, una franela, suéter, chamarra envuelta en una piedra, de preferencia que sea color rojo.
Si llevamos un acompañante, ponerlo a que haga señas a unos 20 metros de donde estemos cambiando la llanta.
La mala suerte estuvo del lado de un chofer porque falleció al ser arrollado por una camioneta cuando cambiaba una llanta que se le poncho, de su coche compacto, ante la mirada desesperada de su esposa, en vez de echarle aguas.
Lo que les cuento sucedió en la moderna autopista México-Querétaro, a la altura del kilometro 80+300, en el municipio de Tepeji del Río, este fin de semana. Las autoridades del municipio se presentaron para dar el banderazo y comenzar las investigaciones para saber qué es lo que pasó, o por qué sucedió, a pesar de que ya les dijimos, que la víctima estaba cambiando una llanta.
Para acabarla de amolar, eran las 7 de la noche cuando a los uniformados les avisaron que habían planchado a un señor en la carretera; al llegar los gendarmes encontraron el cuerpo de un individuo de 65 años de edad, que tenía el nombre de Alberto García, vecino de la colonia Benito Juárez.
Falleció atropellado por una camioneta Nissan gris, placas de circulación del Distrito Federal, cuyo chofer fue asegurado por los policías federales que llegaron al lugar.
Las autoridades comisionadas en Tepeji del Río conocieron que la víctima iba a bordo de su automóvil Chevrolet Corsa gris, con placas de circulación MKP del Estado de México, al que se le ponchó una llanta, por lo que se orilló para cambiarla pero al hacerlo, la camioneta se lo llevó.
A pesar de que los gendarmes querían hacer el milagro de resucitarlo, no pudieron y se fue al valle de las calacas. Los policías y rescatistas solicitaron la presencia del Ministerio Público del municipio para que fuera a hacer las diligencias del levantamiento del cadáver. La mujer del muerto no pudo declarar por una crisis nerviosa, y fue traslada al hospital del mismo lugar.
LO MATARON AMIGOS DE OCASIÓN
Para andar de borracho. Hay que tener mucho cuidado porque algunos cuando ya están tomados, se vuelven locos y golpean a sus mismos compañeros de parranda; por eso hay que saber con quiénes se juntan. Unos amigos lo invitaron a chupar, luego lo secuestraron, les pagaron el rescate y, aun así, lo mataron. Por eso le recomendamos que chupe solo, porque si lo hace con su vieja también salen a madrazos.
Después de que los asesinos andaban a salto de mata, los agentes los agarraron y los pasaron con un juez, y van a tener una condena de 80 años.
Sus propios amigos lo invitaron que se echara un pisto, luego, ya picados, se siguieron de filo, y los invitó a su casa. Se la amanecieron y cuando despertó, por poco se desmaya cuando le dijeron que estaba secuestrado; como casa de seguridad, iban a usar la suya. Lo tuvieron secuestrado varios días, y después de cobrar el rescate a su familia, se lo echaron al plato, para que no los denunciara, porque los conocía.
Seis meses después del crimen, la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo, a través de la Unidad Especializada del Combate al Secuestro, les echó el guante a Martín Mendoza Herrera y Héctor Pereyra Rojas, como responsables del delito de secuestro agravado y homicidio, en la ciudad de Tula de Allende. Los desgraciados se encuentran recluidos en el Cereso, y, de acuerdo con la legislación penal vigente, dijeron que podían alcanzar una pena de 80 años de prisión.
Conforme a la investigación realizada dentro de la averiguación previa iniciada en el mes de enero, se supo que la víctima salió de un negocio de internet en Atitalaquia, para verse con los desdichados; con ellos estuvo echándose unas cubetas y se los llevó a su casa, ubicada en la colonia Arboledas del citado municipio.
Posteriormente, con la información de los especialiciados agentes, se supo que en esa casa, que era del que los invitó, se habían puesto de acuerdo para secuestrarlo; lo amarraron de pies y manos, y le cubrieron la boca con cinta canela, dejándolo toda la noche en su misma casa.
Se dio la noticia de que estaba secuestrado por un grupo de gente armada, que era un comando como de 20, y usaban carabinas barbas de chivo, perdón, cuernos de chivo. De acuerdo con las investigaciones, los responsables aprovecharon que eran sus cuates y les podían sacar provecho a sus familiares.
El día 20 de enero del presente año, sus parientes de la víctima recibieron una llamada telefónica por parte de los secuestradores, quienes le pidieron un melón de pesos a cambio de su libertad.
El día 2 de febrero, después de haber presentado la denuncia ante la Procuraduría, la familia de la víctima recibió indicaciones de cómo hacer el pago de 89 mil pesos del rescate; dijeron que le iban a hacer una gran rebaja.
Pero todo se cebaba. Se la habían mascado que los iban agarrar, y la hacían de pez; daban el lugar de entregar la lana y no se presentaban. Así llegamos hasta al 5 de junio, y mediante trabajos de inteligencia, los agentes lograron asegurar a los secuestradores, poniéndolos a disposición del MP. Los responsables dijeron que ellos fueron los que secuestraron a su cuate y quienes cobraron el rescate que les entregó su familia, porque estaban como cuchillito de palo, llame y llame por teléfono.
Lo mató Héctor Pereyra Rojas un día después de que lo secuestraron, con el temor de que los denunciara en razón de que eran amigos.
Podrán alcanzar una pena de 80 años de prisión, por lo cual protestaron pidiéndoles que les bajen, porque ellos también hicieron un baja, pues pedían un melón y lo dejaron en 89 mil varos.
DETIENEN A DOS HOMBRES ARMADOS
Los elementos de la Policía Municipal de Pachuca capturaron a dos sujetos que andaban armados en la colonia ISSSTE. Uno de ellos con pistola en mano, aterrorizaba a todo el que pasaba, mientras que el segundo amagaba a una mujer. Dijeron los uniformados que los dos estaban borrachos.
En el primer caso, y de acuerdo con la policía, este fin de semana los llamaron los vecinos para que fueran de volada a la calle Río Támesis de la mencionada colonia, porque se encontraba un pistolero que alteraba el orden en plena calle, diciendo mentadas y le apuntaba con la pistola al que pasaba, que corría como loco a esconderse.
Los uniformados montaron en su caballo, perdón, montaron a la camioneta patrulla, que arrancó, y al llegar a donde los solicitaron, encontraron a un tipo que estaba de payaso, con pistola en mano, espantando a los vecinos; algunos del susto, ya les había ganado en los calzones.
Al ver que llegaban los uniformados se guardó la pistola en la cintura, caminó aprisa como queriendo correr. Sin embargo, los uniformados ya habían rodeado la calle para que nadie se escapara, y el individuo se encontraba copado. Dijeron las malas lenguas, que sacó la pistola y les apuntó a los policías, pero le llegó un macanazo a medio perro, que la guardó y cayó al suelo.
El pistolero era un hombre grandote, estaba hasta las chanclas, dijo que tenía 39 años de edad, y fue deteniendo por no tener licencia para matar. Le quitaron la pistola 9 milímetros, de la marca Browninng, así como un cargador con cartuchos útiles.
En una segunda acción semejante, sobre el bulevar Felipe Ángeles, junto al paradero de colectivas que está afuera de la clínica del ISSSTE, la policía municipal sorprendió a una pareja alegando, y la persona del sexo masculino tenía un arma en la mano.
Los agentes dijeron que el hombre estaba a un costado de un taxi, quien le gritaba a una mujer que estaba dentro del vehículo, toda espantada, esperando que le diera diera el plomazo.
De inmediato los uniformados se acercaron y le pidieron al güey que se calmara, que si la iba a matar pero que no le gritara. Pero reaccionó en forma agresiva, diciéndoles que a ellos qué les importaba, que quién los había invitado al baile.
Luego le apuntó a uno de los elementos con el arma, que del susto se le pararon los pelos y se le cayó la gorra; por eso, utilizando sus conocimientos de amansa locos, lo calmaron en dos por tres, dándole de madrazos donde más le doliera.
Pero no se quejó, estuvo en pie, y no dejó de apuntarle al comandante. Los policías le hicieron una rueda sin dejar de apuntarle con sus escopetas, y le dijeron que si quería vivir que dejara su pistolita en el suelo y que levantara las manos. Y cuando lo hizo, le echaron bola y lo agarraron.
El sujeto dijo que tenía 18 años de edad, y despedía un tufo que emborrachó a los uniformados que se le acercaron; la pistola que le quitaron era una de calibre 9 milímetros; fue llevado con mucho cuidado, donde uno de los policías le leyó la cartilla referente a la biblia, de no matarás, y otro le dijo cuál era el motivo de que lo llevaran preso.
Se dijo que los dos andaban juntos, armando camorra entre los habitantes de la colonia, porque ahí tenían unas morras que se iban a llevar, pero no dijeron adónde, porque con la bronca que armaron ya no estaba el coche de sitio; no se sabe si lo habían alquilado o era de ellos, a lo mejor lo sabemos en el próximo episodio.
LEVANTAN A DOS EN UN LOTE DE AUTOS
Todo lo que van a leer se trata de un verdadero misterio, porque como dijo el monje loco, nadie sabe, nadie supo. Cuando se encontraban en un lote de automóviles usados, a un costado de la carretera federal México-Tuxpan, dos jóvenes fueron “levantados” por unos 5 sujetos que tenían pistolas y armas largas, y se los llevaron en una camioneta del año del caldo.
Aunque algunos dijeron que los plagiados son empleados, sus familiares comentaron que son los dueños del negocio, por eso hubo un despliegue policíaco.
Pese al hermetismo que hubo, tenemos una fuente dentro de la policía, que informó que como a las 11 de la mañana fue cuando sucedió todo el borlote.
José Delgadillo González y Román Luqueño González, de 21 y 25 años de edad, estaban en el lote de automóviles ubicado en la población de San Alejo, municipio de Tulancingo.
Hasta ahí llegaron en una camioneta Chevrolet vino, y descendieron dos sujetos empuñando las armas de fuego, y bajo amenazas se los llevaron rumbo a Metepec. Los familiares dijeron que ellos de inmediato avisaron a la policía, pero mientras llegaron, se han de haber ido muy lejos, y no saben por dónde.
AGARRARON A CUATRO CUSTODIOS
A los custodios de la penitenciaría se los cargó el payaso, porque los agarraron y acusaron de tráfico de drogas dentro del penal; entre ellos está una mujer. En sorpresiva acción, fueron detenidos, la mañana del pasado jueves, por los agentes de la Coordinación de Investigación, y los pusieron a disposición del MP.
De acuerdo con los primeros reportes policiales, se sabe que los guardias, algunos con más de 10 años de antigüedad laboral, fueron asegurados en las mismas instalaciones del penal, en el momento que entregaban su turno.
Entrevistado el director del Cereso de Pachuca, capitán Noé Vite, comentó que efectivamente, cuatro de los custodios fueron puestos a disposición de las autoridades competentes por estar implicados en tráfico de enervantes.
Dijo que desconocía lo del arresto, y que serán las autoridades, en base a la investigación, quienes determinen sobre lo ocurrido.
Que, apuntó, no se encubría a nadie, y tendrán que asumir sus responsabilidades. De eso han hablado infinidad de veces, al personal de seguridad de custodios. Saben perfectamente, la delicada encomienda que tienen ante la sociedad; por lo tanto, no justificarán actos deshonestos, y mucho menos valerse de la confianza que se les ha brindado, para incurrir en cuestiones ilícitas. Si la deben, que paguen. Muchas veces los tienta el diablo, pero esta vez los agarró.
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