Home Un Infierno Bonito Un Infierno Bonito

Un Infierno Bonito

0

¡QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN…!

Porque a lo mejor le mienten. Todo pasó de la noche a la mañana, cuando una inquilina que hacía brujerías, desapareció sin pagar la renta de varios meses de una casa que se encuentra cerca del Cerro del Lobo.

De acuerdo a las diligencias periciales, se investigó que dentro de una casa abandonada fue encontrado un cadáver, que estaba enterrado bajo el piso. Toda la gente que lo miró salió con los pelos parados, corriendo como almas que lleva el diablo. Los gendarmes y ministeriales, temblaban de miedo y por poco les gana en los pantalones.
Dicen algunos de los vecinos, que en la casa donde vivía una señora alta, jorobada, greñuda, que tenía una gran verruga en la nariz y usaba largos vestidos negros (que hacían que pareciera bruja), por las noches, invocaba al diablo, pues los perros no dejaban de ladrar, las madres se acurrucaban con sus hijos, y a los borrachos se les bajaba la borrachera. Algunas mujeres que vivían por el lugar, pertenecientes a las Hijas de María, de la iglesia de San Francisco, rezaban La Magnífica, para que se llevaran al infierno a las almas que andaban penando.
Ellos mismos dieron parte varias veces a la policía, pero así como llegaban, se regresaban, porque les daba miedo entrar a ver qué pasaba o qué había dentro de la casa.
El comandante Pistolas, que es el machín de la corporación, se presentó al lugar y le preguntó a una mujer que estaba cerca de la casa embrujada, que si no notaba algo malo o por qué no tenía miedo a los del más allá, y ella les contestó que no la molestan porque les echaba mentadas de madre.
Así pasó el tiempo, y varias noches, la gente se la pasaba en vela, al escuchar el aullido de un lobo, y el mugir a un toro cuando el torero le da en la madre. Todos los del barrio estaban como cuchillito de palo con la agente del Ministerio Público, para que mandara a investigar qué es lo que pasaba en aquella casa, pues si de día daba miedo pasar, imagínense de noche.
Tanto estaban fregando al comandante, que mandó a dos de sus hombres, que se decía eran muy salsas, de muchos calzones y esto fue lo que nos contaron:
Según las investigaciones, que se hicieron de acuerdo al artículo 2234, según San Lucas: La inquilina, de la noche a la mañana, se fue de la casa sin pagar la renta y al parecer, cavó una tumba y echó adentro a un cristiano. La señora se llamaba María de la Luz, aunque siempre estaba a oscuras.
La mujer dijo a los señores de la justicia que una vez sus hijos se pusieron una briaga de pulque reventado, que les hizo daño, porque los volvió locos, y a un amigo que llevaban, le dieron en toda su madre y lo enterraron.
La mujer, al enterarse, pidió ayuda a los dueños de la casa, pero ellos al ver que hace como tres meses que no pagaba renta, ni tampoco los gastos del agua y la luz, no fueron.
El domingo antepasado, los dueños de la casa fueron a verla para que pagara o le tocaban las golondrinas. Les dijo la mujer que la aguantaran un poco, y los dueños le dieron 10 días más y si no se iba; la sacaban cargando y la aventaban a la calle. Dijeron los vecinos que seguido la visitaban algunos familiares, y desde ese momento, los dueños se pusieron buzos y la estuvieron esperando hasta que descubrieron que en la entrada de los cuartos había una placa de cemento.
Ellos, armándose de valor, le preguntaron a la mujer qué significaba esa plancha que parecía que tapaba una tumba. María de la Luz les contestó que cuando llovía se hacían una lagunas grandes que luego llegaban unos patos, y eso les caía como patada de mula a sus parientes, por eso la puso. Los dueños de la casa le tocaron retirada antes de sacarla a punta de madrazos. La señora, con las manos se tapaba las orejas para no escuchar las mentadas que le estaban echado, y al día siguiente pintó su raya, se fue quién sabe a dónde.
Se dieron cuenta que no conforme con vivir de gorra, se había robado unas puertas y otras chivas, como ventanas y algunos muebles viejos, que tenía la casa. Cuando entraron al cuarto a todos los que iban se les cayeron los calzones, porque encontraron objetos que eran para rituales satánicos, y fotos de la Santa Muerte, de perfil, de lado y de frente, muñecos atravesados con alfileres, huevos en la frente y en la cola. Todo eso estaba dentro de los cuartos, y se olía a loción de 7 machos y de mujer mala, y en otros lugares, a puro caño.
Los policías persignándose, se salieron listos para pelarse de casquete, pero los vecinos les pararon el alto y les dijeron que tenían que investigar qué cosas estaban pasando ahí, porque a una señora le chuparon a su hija y dijeron que fue la bruja que baja del cerro. También, que a don Juan, que era uno de los dueños, le hicieron mal de ojo y se le fue el hocico de lado. Su nieta abortó. Que, de hecho, la gente no pasaba por esos lugares porque decían que a las 12 de la noche salían llamaradas y un olor fuerte a petate, para que después sonaran unas carcajadas, que los hacían cimbrar de pies a cabeza.
Los vecinos dijeron a las autoridades que echaran ojo, centímetro a centímetro a su casa, porque era la señora María de la Luz, muy rara. A veces no saludaba y se pasaba como mula. Los policías consiguieron unos picos y palas y se pusieron a rascar, y por un pelito dan el changazo al encontrar a un hombre que estaba encuerado, enterrado en el fondo de la fosa. Los uniformados se lavaron las manos, llamando al Servicio Médico Forense para que fuera a levantar el acta, junto con el agente del Ministerio Público.
Contrataron a una señora que trabaja del espiritismo, para que les dijera qué es lo que hacía la señora y sus familiares. Les comentó que es un ritual que les gusta hacer a las brujas: encueran a un hombre y luego le dan en la madre, lo echan a la tumba e invocan a satanás, pidiéndole que reciban el alma de un hombre para que se enriquezca de creyentes y él venga a asustar a la dueña de la casa, por sacar del nido a la hermana María de la Luz.
Dijo un agente de Seguridad Estatal, que esto es bronca de los agentes investigadores, pues es un asunto satánico; por lo mientras, iban a clausurar la casa donde se hacían misas negras, limpias y se adoraba a la Santa Niña.