“EL PIOJO”
Ramón “el Piojo” vivía en la vecindad del señor Molina y le gustaba el chupe de a madres, diario iba la cantina.
Un día bajó por el callejón, en el barrio de La Palma, cuando iba a entrar a la cantina “El Relámpago” lo paró en seco “el Bigotes” y le dijo:
• Oye Carnal, te tengo una invitación para que por la tarde vayamos al grupo de Alcohólicos Anónimos.
“El Piojo” se lo quedó mirando muy feo y le contestó:
• No me tientes Satanás, sigue tu camino y no te metas en lo que no te importa. Yo soy el hombre más feliz del mundo chupando, y si dejo de hacerlo me puedo morir de tristeza. Si verdaderamente eres mi amigo, ¿por qué me dices eso? Ya me di cuenta que eres ojete, que no tienes madre, me quieres robar la felicidad, ya te pareces a mi vieja, que diario me está chingue y chingue que deje de tomar.
• ¡No me juzgues mal, hermano, lo único que deseo es que encuentres una vida nueva, llena de felicidad, que vuelvas a nacer y les des cariño y amor a tu familia, para eso debes meterte a la doble A!
• Te lo agradezco mucho, pero nunca voy a dejar de beber, esto es un juramento que le hice a mi jefecita, antes de que se fuera al valle de las Calacas. El vino mató a uno de mis hermanos, lo agarró muy jovencito, apenas tenía 15 años de edad y esa muerte me cae que no se quedará impune, por eso vino que encuentre en mi camino, le pongo en la madre. De mi parte, te felicito que hayas dejado de tomar, si hubieras seguido ya te hubieras acabado todo y no nos hubieras dejado nada.
• Dejé de tomar porque Dios me enseñó el camino de la verdad, ahora soy un hombre muy feliz, puedo reír con mi familia y gritar a todo pulmón dándole gracias al señor. ¡Ándale, sígueme!
• ¡Si no soy perro, cabrón! A tí te pasa como a los teporochos que destruyeron un hogar, mataron de tristeza a sus padres y ahora andan predicando, lo que debes hacer es irte mucho a ver a tu madre, no me saques de quicio, ya sabes que cuando me enojo, desmadro al que me provoque.
“El Piojo” se metió a la cantina muy enojado y pidió un tequila doble por el coraje que le hizo pasar “el Bigotes”, le dijo al cantinero:
• ¿Sabes qué Juanito? Te voy a decir una cosa muy delicada, pero no se lo digas a nadie, el pinche “Bigotes” te anda espantando a los clientes les está echando un sermón para que se vayan Alcohólicos Anónimos.
• Eso no me preocupa, en este barrio hay chupadores de corazón, que prefieren morir hinchados que arrugados.
• ¡Aguas! No te confíes, hace rato cuando entré, estaba parado en el escalón gritando a voz viva, dándoles consejos a los compañeros que para que ya no tomen del veneno que les vendes, también les dijo que los robas cuando los ves borrachos, les cobras el doble. A mí me quiso convencer, pero se la peló, porque Dios me puso en este camino y hay que cumplir su voluntad.
• ¿Qué quieres que haga para que se queden a tomar? No le hagas caso al güey. Aunque, ya me preocupaste.
• Yo te aconsejo que nos invites las de la casa, me cae que luego eres bien marro, desde que te conozco nunca he cortado una flor de tu jardín.
• No mames, pinche “Piojo”, te voy a demostrar que me pongo parejo.
El cantinero se subió al mostrador y les dijo:
• ¡Silencio ranas, que va a cantar el sapo! A todos los que están aquí, por ser mis clientes, sin ver rango ni religión, los invito a que tomen gratis, una hora de lo que quieran, nada más no se amontonen.
Todos los borrachos aprovecharon la oportunidad que don Juan les deba de chupar una hora gratis, se empujaban una tras otra, sin parar, hasta que se emborracharon. “El Piojo” los animaba.
• ¡Vamos a echarle una porra al cantinero, que se oiga, para que se anime y nos dé otra hora gratis!
Juanito, que también le gustaba, se puso hasta la madre dejando sola la cantina, para que los briagos hicieran justicia por su propia mano, chupando gratis. Salieron pero súper briagos, algunos se quedaron tirados en plena calle. “El Piojo” no aguantó el ritmo y se salió como pudo, sin despedirse, agarrándose de la pared para no caer, iba caminado un paso adelante y dos atrás, les mentaba la madre parejo a quienes se le quedaban mirando, al entrar a la vecindad se tropezó y se dio un mulazo, quedó tirado con los brazos en cruz, mirando la luna. Como estaba muy oscuro y no había pasado el carro de la basura, la mayor parte de los vecinos salían a tirarla, dijo Jovita, la mujer del “Bigotes”:
• Voy a tirar la basura, viejo, no me tardo, préstame la lámpara, está muy oscuro.
• ¡No seas pendeja, vieja, así te echas de cabeza en el camión recolector!
La señora salió con dos botes y colgándose unas bolsas de basura en la espalda, sin darse cuenta se tropezó con “El Piojo” y cayó encima de él, se levantó echa la chingada y corrió como loca, llegando a su casa, atrancó la puerta. Le preguntó “El Bigotes”:
• ¿Qué te pasó? Pareces chale, vienes toda amarilla.
La señora tomaba aire para poder hablar, señalándole la puerta, le dijo:
• ¡Me tropecé con un muerto!
• ¿Dónde?
• ¡En la entrada de la vecindad!
• ¡A lo mejor es tu imaginación!
• ¡Me cae que no, era un muerto, está tirado, mira cómo tiemblo!
• ¡Híjole! No vayas a tomar agua porque te haces panzona, igual que tu hermana, mejor cómete un bolillo para el susto, pero ya deja de estar temblando, suenan tus huesos como maraca. Mejor vamos a ver quién es.
• ¡Ni madres, está re feo, casi choque de cara con él.
• Vamos a hacer la obra del día vieja, lo ayudamos, a lo mejor no está muerto.
• ¿Y si lo está? Los pinches Tecolotes nos pueden echar la culpa que nosotros lo matamos, mejor ahí que se quede.
“El Bigotes”, como era gente de bien, convenció a su mujer de ir ayudar al que estaba tirado. Le dijo la señora:
• No encuentro la lámpara, mejor vamos a encender un periódico y nos lo llevamos como antorcha, para que veamos bien y no corramos el peligro de que los pinches perros nos desconozcan y nos arranquen un pedazo de nalga.
Prendieron el periódico y se llevaron varios, llegaron a donde estaba tirado el muerto, al verlo, se llevaron una sorpresa.
• Es “el Piojo”, está hasta la madre de borracho, pero si lo dejamos le puede dar una pulmonía, hace un chingo de frío, espérame aquí, voy a avisarle a su vieja que venga por él, mientras, quítale la basura que tiene en el hocico.
“El Bigotes” tocó la puerta de la casa del “Piojo” pero nadie le abrió, eran las 12 de la noche, los perros se espantaron y comenzaron a ladrar, poniéndose las manos como embudo en la boca gritó por una rendija.
• ¡Señora Julia, venga por su viejo, está tirado en la puerta de la vecindad!
Estuvo gritando mucho, los perros no dejaban de ladrar, cuando se iba a regresar con su vieja, escuchó una voz adormilada:
• ¡Gracias señor! Déjelo, al rato que se le pase la peda, se levanta y se viene a dormir!
Le habían quitado toda la basura y le dijo a su marido:
• ¡Mejor vamos a echarle una cubeta de agua y verás cómo se levanta!
• Me parece muy bien, pero es capaz de agarrarnos a madrazos, vete a la casa y trae dos sábanas blancas, nos las ponemos y va a creer que somos fantasmas.
Así lo hicieron, se acomodaron las sábanas a manera de que parecían unas almas en pena, la señora le aventó la cubeta con agua, “el Piojo” se levantó echo la chingada, sacudiéndose como perro mojado, al verlos cubiertos con las sábanas pensó que eran fantasmas y arrancó como loco a su casa, abrió la puerta de un caballazo, tumbó a su vieja de la cama y se metió él con todo y zapatos, cubriéndose la cabeza con las cobijas, la borrachera se le había bajado, su vieja espantada, mirándolo como temblaba de pies a cabeza y que parecía pambazo, le preguntó:
• ¿Qué te pasó?
• Vi a dos fantasmas que me quisieron agarrar, verdad de Dios, yo los vi. Ya no vuelvo a tomar, me contaba mi madrecita que los muertos se llevaban a los borrachos. Yo no quiero que me lleven, de hoy en adelante cualquiera de mis amigos que me invite de chupar le voy a mentar la madre.
La señora dio Gracias a Dios que a su viejo le había caído el 20.
• Bendito sea el creador que te mandó a dos almas del purgatorio para que dejaras de tomar, estaba preocupada porque de tanto abrir el hocico, se te estaba haciendo como de chango.
“El Piojo” por el susto, se enfermó y dejó de tomar, se convirtió en un hombre bueno, llegaba de su trabajo a su casa, no dejaba de contarle a su vieja que lo espantaron por andar de borracho, ella le aconsejó que fuera a buscar al “Bigotes” para que se lo llevara a Alcohólicos Anónimos, y desde ese día, diario van a las juntas y cuando “El Piojo” se sube a la tribuna no se cansa de decir que por andar de borracho le salieron dos fantasmas que se lo querían llevar, por eso dejó de beber, que fue un aviso del más allá porque andaba tocando fondo.