Home Un Infierno Bonito UN INFIERNO BONITO

UN INFIERNO BONITO

0

EN PACHUCA ES UN DESMADRE

Todos los conductores manejan como mejor les parece, principalmente los de las colectivas y taxistas; muchos hombres y mujeres traen su celular como si fuera su arete. Pero lo que hay más, son los borrachos que salen de los centros de vicio de mala muerte, como arañas fumigadas, y vaya que tenemos muchos, hasta corredores; aparte hay otros despistados que se meten en sentido contrario, por sus puros calzones, y friegan al que va bien.

 

Los agentes de tránsito hacen su agosto con sus mordidas, dejan ir al que se pasó el alto haciendo la mosca chillar, quitando placas, infraccionando a los que están en doble fila, anotando la hora en que llegaron y la hora en que se van.

En fin, hay de todo, ya veremos cuando llegue el Tuzobús, que Dios los agarre confesados. Hay otros que corren muy veloces por los bulevares, parece que son como pistas de carreras, y otros porque están briagos o locos, pero siempre tendremos accidentes lamentables en Pachuca, Hidalgo “Tierra de Trabajo” donde no hay trabajo.

En esta ocasión les tocó bailar con la calaca a unos automovilistas que corrían con la pata adentro del acelerador en el bulevar Felipe Ángeles, a la altura del Tecnológico de Monterrey donde hubo dos muertos y otro colgando el pico.

Esto que pasó durante los trabajos de balizamiento de la vialidad del Tuzobús, en la madrugada; se produjo un terrible accidente, “fue horrible, fue horrible” porque fallecieron dos de los ocupantes de un automóvil compacto y un tercero que está a punto de colgar el pico.

Lo que les cuento sucedió a las 4:50 de la mañana, con dirección al sur de la ciudad. Según dijeron en su informe los uniformados, que ya tienen callo para estos biznes, una camioneta circulaba a baja velocidad, de la empresa que baliza el Tuzobús, cuando de momento, le llegó por la retaguardia un Renault Clío que bajaba a toda velocidad del distribuidor vial Hidalgo.

Se produjo entonces un fuerte madrazo, que hasta se cimbró el distribuidor. Algunos de los trabajadores se quedaron paralizados, sin saber qué hacer, otros dijeron “vieja el último” y salieron corriendo a ponerse a salvo.

Mientras que Rodrigo Martínez Romero, de 30 años, conductor del Renault Clío rojo, placas de circulación 968- VLZ del Distrito Federal y su copiloto agonizaron breves minutos, y ya no esperaron a la Cruz Roja.

También resultó gravemente herido Jonathan Navia Lozada, de 18 años, quien viajaba en el asiento trasero, y al ser rescatado de entre los fierros retorcidos, llevado de emergencia al Hospital General, donde a ver si no se muere por falta de medicinas.

El vehículo compacto se estrelló contra la camioneta Ram blanca, de tres y media toneladas, placas de circulación KR-75878, propiedad de la empresa “Servire” que le trabaja a la Secretaría de Obras Públicas de Gobierno del Estado.

El responsable de la cuadrilla de trabajadores es José Martínez Cruz, quien dio a conocer a los uniformados que tomaron nota de lo que pasó, que cuando estaban dando mantenimiento a la carretera sucedió la penosa tragedia.

Detalló que iban colocando los cuadros reflejantes (violetas) de la cinta asfáltica, por eso circulaban a baja velocidad, pero con suficientes metros de anulación porque colocaron conos preventivos color naranja. El personal de Protección Civil, rescatistas y bomberos sudaron la gota gorda para liberar a los que estaban apachurrados. Por último, se comentó que los tres que venían en el coche se encontraban alcoholizados.

Por eso circulaban a velocidad inmoderada, no dándoles tiempo de frenar o de pasarse al otro carril, impactándose en la parte de atrás de camioneta. El coche quedó completamente apachurrado, por lo fue necesario arrancar la portezuela con equipo hidráulico para sacar a los cadáveres y al muchacho herido.

Se sabe que se presentó el agente del MP, acompañado de los peritos en criminalística, los agentes de la Coordinación de investigación, un montón de uniformados de los dos bandos, municipal y estatal, así como mucha gente curiosa, que les repartieron banderas y dieron el banderazo para comenzar las investigaciones.

 

EL CAPITÁN DICE QUE SUS HOMBRES SON CONFIABLES

Tiene mucha fe en todos porque es una sola policía. Sin embargo, los choferes y directiva del transporte público federal aseguran lo contrario, porque en arbitraria acción les exigen la mordida y aparte les dan de madrazos.

Choferes del transporte público federal señalan a los elementos de la Policía Estatal de abuso de autoridad y de mordelones. Para que no haya pez, con todo el valor civil, Néstor Hernández y Martín Muñoz, operadores del transporte público federal, hicieron público señalamiento contra los policías municipales de Singuilucan, como ladrones y golpeadores.

“Que todo el mundo se entere que no es cierto lo que dice el jefe policíaco, que va a terminar con los malos elementos y se va a quedar con policías confiables, pues siempre buscan la forma de darnos en la madre”.

Néstor y Martín narraron que el viernes pasado, como a las 11 de la noche, dejaron aparcado el tráiler que trabajan en la empresa “Transportes Mora”, que se encuentra en el rancho Sangre de Cristo, municipio de Singuilucan.

Caminaron hacia la carretera con el fin de abordar el taxi que habían pedido para que los llevara a su casa. Una vez que llegó la unidad de alquiler donde estaban, eran tres compañeros de ellos y un menor de edad.

En esos momentos pasó una camioneta Frontier gris, con las luces apagadas, en la que iba el velador de la Central de Abastos y el dueño de la bodega. No le dieron importancia. A bordo del taxi, se fueron por el libramiento de Jaltepec, a donde el taxista dejaría a uno de los pasajeros.

A la altura de conocida refaccionaria, dijeron los traileros que el taxi fue interceptado por la patrulla de policía estatal con número 00-770, que circulaba en sentido contrario en la carretera; en seguida llegó otra patrulla, con el número 00-075, así como la camioneta Frontier que habían visto pasar anteriormente.

“Los uniformados, a mentadas de madre y a culatazos, nos bajaron del taxi, nos esposaron a los 5 que íbamos en el taxi, nos esculcaron, nos quitaron las carteras y celulares, abrieron las maletas que llevábamos, en las que encontraron ropa sucia.

“Fuimos maltratados por uno de los oficiales, que parece que se crió en la bragueta de un soldado y le habían de lavar el hocico con creolina, porque nos trató a pura mentada de madre. El velador que viajaba en la camioneta nos señaló de habernos robado cable eléctrico de la Central de Abasto. Cuando quisimos hablar con el velador, que es nuestro amigo, para decirle que no nos echara tierra, los uniformados le gritaron con palabrotas y mentadas, que no hablara, y que se largara antes de que lo desmadraran”.

Uno de los traileros llevaba un chaleco con gorro, y los uniformados le cubrieron la cabeza para que no viera, tanto al acusador como a los policías. Los uniformados revisaron varias veces el taxi, y se dieron cuenta que a uno de los gendarmes se le cayó algo, pero no lograron saber qué era. Enseguida, dijo el uniformado que había encontrado una pastilla, que de seguro era droga. Esposaron al taxista, lo subieron a la unida de alquiler, y se lo llevaron en el mismo vehículo, escoltado por una patrulla.

La otra unidad se quedó con el resto de traileros y ayudantes que estaban en la carretera, y finalmente los dejaron ir; no obstante, a los dos quejosos, un popocha les dijo: “Están señalados por sospechosos, y si sueltan la lana, los volvemos a ver y los detenemos, para que los manden a la grande”.

A tal situación, los choferes la tomaron como amenaza, y tienen miedo, porque en ocasiones, por trabajo, tienen que ir a Singuilucan porque ahí abordan los tracto camiones y los dejan donde trabajan. Afirmaron que los uniformados son unos desgraciados, que les piden dinero y si no se los dan, les quitan lo que llevan, argumentando cualquier cosa; para no infraccionarlos, les piden su mochada, que pasan de miles de pesos.

 

LE QUISO VENDER CHILES AL VERDULERO

Karla Carina Méndez, de 31 años, empleada de una joyería en el municipio de Tepeji del Río, le avisó a su patrona que la habían asaltado y se llevaron más de 50 mil varos en alhajas. La dueña del changarro no lo podía creer porque sabe que en el pueblo hay puro nahual y no se atreven a asaltar a mano armada. Para evitar broncas la mandó a que fuera a poner su denuncia ante el MP, y que ellos se encargaran de agarrar a los asaltatantes.

La mujer, a punto de chillar, declaró ante los agentes investigadores cómo había estado el asalto, pero al hablar se la quedaban mirando fijamente, porque ellos son viejos lobo de mar, y tampoco creían en el atraco.

La mujer les dijo que su patrona la citó a las 7 y media de la mañana en la joyería para que les diera tiempo de ir a votar, cerrando temprano el negocio. Comentó que así lo hicieron, y que, de momento, llegaron un hombre y una mujer preguntando por unas argollas de oro porque se iban a casar, y la dependiente les mostró varios anillos de brillantes. Cuando, de pronto, el hombre sacó una pistola y le dijo: “Manos arriba, patas a la barriga, este es un asalto”.

Aseguró que el hombre le enseñó la pistola y la mujer la jaló de las greñas, y la llevaron al fondo del local; luego la encueraron (perdón), luego la encerraron en el baño y le dijeron que si gritaba le iban a cerrar la boca a cachazos, hasta dejarla trompuda.

Según dijo la empleada, la pareja se apoderó de varias piezas de joyería y escaparon sin dejar rastro. Ella estaba muy asustada, que hasta le había ganado de la chis; pero luego, cuando no escuchó ruido, salió poco a poco de su escondite, asomó la cabeza y miró por todos lados, al ver que no había nadie, salió corriendo como loca, a pedir auxilio.

Llegó la policía y escucharon con atención su versión, pero al revisar la cámara de video vigilancia de un negocio contiguo a la joyería, descubrieron el autorobo, porque nunca llegó nadie a esa hora. Al descubrir a la mujer, se la llevaron detenida y acabó confesando toda la verdad. Quiso bailar la pirinola en la casa del trompo.

 

AGARRRAN A TRES POLLEROS

Pero no de los que venden pollos, sino de los que se dedican a pasar gente al otro lado. Salvadoreños y guatemaltecos vieron frustrado el sueño americano a su paso por tierras hidalguenses, los llevaban a Tamaulipas, pero junto con ellos, fueron agarrados tres de los polleros.

Los hechos ocurrieron en la carretera federal México-Tampico, a la altura de las Tres Huastecas, donde los gendarmes interceptaron tres coches de los llamados metropolitanos, y procedieron a la investigación. De esta forma confirmaron que en el vehículo marca Nissan, modelo 2005, el chofer de nombre Leopoldo, de 32 años, llevaba a cuatro hombres.

Otro de los coches era conducido por Tomás, de 53 años, acompañado de dos viejas y un machín; y en el otro, de la misma marca y año, llevaban a una pareja. Los uniformados se dieron cuenta que estas personas no hablaban igual que ellos, ya que les dijeron que son oriundas de San Salvador y Guatemala. Por su parte, los polleros confesaron que les iban a cobrar a los indocumentados mil 500 pesos por transportarlos y que los iban a dejar en Huejutla para que ahí abordaran otro coche para llegar a Tamaulipas.

 

MATÓ A SU MUJER DE 28 AÑOS

A casi dos años de haberse echado al plato a su mujer, el responsable, Evodio Hernández Coronado, de 41 años, fue capturado y sentenciado a 35 años de prisión por el delito de feminicidio. Se encuentra recluido en el Cereso de Actopan, donde purgará su condena.

Se dijo que, según los antecedentes del cobarde crimen, se echó a su vieja el 4 de agosto del 2013; le tapó con su mano nariz y boca, hasta que dejó de patalear, luego la cargó y se la llevó en un automóvil, sobre el libramiento oriente de Actopan, a la altura de la comunidad de Dajiedhi.

Fue después del inicio de la averiguación previa cuando el personal de la fiscalía de género realizó la indagatoria. Así fue como los sabuesos lo buscaron hasta debajo de las piedras, peinaron todo el monte, hasta lograr pisarle los talones y echarle el guante, llevándolo tras las rejas, donde lloró amargamente de arrepentimiento. El responsable comerciante, de 41 años, confesó haber matado a su mujer porque lo sacó de onda y él es de pocas pulgas. Por lo que no saldrá de la prisión en los próximos 35 años, si es que bien le va.

gatoseco98@yahoo.com.mx