POR EL GATO SECO.
DESPOJAN A UN MATRIMONIO
Fernando Salvador Ramírez, lo echaron de su casa a patadas, dice que tiene los comprobantes de cómo fue pagando su terreno, que ahora los dirigentes de la famosa Antorcha Campesina se lo quitaron y lo expulsaron de la organización y la colonia.
Su esposa Natalia Tapia enseña su carnet médico de su hijo, donde muestra que está enfermo del corazón, y requiere una operación de volada, pero con qué ojos divina tuerta, ya habló con la representante pero se hace la loca, y dice que no los conoce.
La Antorcha Campesina les quitó su terreno que ya pagaron, en la colonia Jorge Obispo de Pachuca. El supuesto apoyo que ofrecen los dirigentes de la Antorcha son puros cuentos: “Mi esposa y yo adquirimos, hace 8 años, un terreno de 120 metros cuadrados en la colonia que ya les dijimos, a través de la organización.
“Lo fuimos pagando con mucho sacrificio, y ahora resulta que a Chuchita la bolsearon, y ya vendieron el predio a otra persona, que nos pide que nos salgamos, porque si no lo hacemos por la buena, nos sacan a madrazos.
Dicen los dirigentes de la antorcha que son vecinos del gobernador, porque viven afuera del palacio de gobierno, y esperan que les hagan algo para sacarlo y meterse, no importa que tengan mucha seguridad”.
Esto fue lo que nos dijo Fernando Salvador y su vieja Natalia Tapia, que dejaron su patria chica, que es Ixmiquilpan, para venirse a marchas, plantones, mentándole la madre el gobierno, y desvelos, juntándose con gente que no cumple su palabra.
Señalan directamente a Daniel García y Julio Aquino, que son los dirigentes y representantes de la colonia, son los que le andan oliendo las patas a Guadalupe Orona. Explicaron los quejosos que ante la necesidad de contar con una vivienda en Pachuca, desde hace 8 años, “nos acercamos a la mencionada organización, teníamos fe que la Antorcha Campesina ayudaba a la gente pobre, ahora lo comprobamos que la ayuda pero a morir.
Expuso Fernando, que uno de sus tres menores hijos, de 8 años de edad, le salió defectuoso, está enfermo de la molleja, “teníamos que traerlo contantemente a Pachuca para su atención en el Hospital General, había necesidad de quedarnos, a veces nos dormíamos donde cayera, porque no teníamos recursos para pagar un hotel.
“Eso nos motivó a esforzarnos, y buscamos la manera de meternos a un grupo como La Antorcha, sin saber que resultaron hojaldras, adquirimos un terreno en módicos pagos, en el que construí un cuarto rustico, como las casas que entrega Infonavit, sin aplanados, sin pisos, y estaba de la patada, pero nos servía de vivienda.
“Nos la vendieron en 18 mil pesos, con la condición de que se apoyara con diferentes cuotas anuales, que servirían para la introducción de servicios públicos y gastos, era obligada participación en mítines y plantones, marchas, y echarles trompetillas al gobierno, a quienes no asisten a los desmadres les quitan los terrenos, esa es la consigna de los dirigentes Antorchitas.
“Por eso nosotros estuvimos al pie del cañón, cumpliendo con lo que nos pedían, durante varios años, pero también tenemos los boucher de depósito bancario, de los cuales comprobamos el pago de 14 a 18 mil pesos, que era el costo del terreno y la cuota reglamentaria.
“Pero hubo un momento que tuvimos el santo de espaldas, se nos hacía muy difícil asistir a los plantones, a las marchas a que éramos convocados, por el riesgo de exponer a la salud de nuestro hijo, que está muy enfermo, ante las inclemencias del tiempo, que hace calor, frio y llueve.
“Eso fue el pretexto de los encargados de la colonia, Daniel García y Julio Aquino, quienes nos anticiparon que dejáramos el terreno. No pensábamos que fueran tan desagraciados, pero de momento se cumplió la amenaza, de la noche a la mañana, cuando regresamos a nuestra vivienda, descubrimos que ya habían dado en la madre al candado, y en el interior del cuarto había cosas que no eran de nosotros.
“Llegó una vieja con cuetes, crema y bata, que se llama Lilia García Anaya, se presentó como la nueva dueña, y nos dijo que nos fuéramos porque le hacíamos mosca, que de cuates nos dejaba unos días más, pero tiene poco que se juntó con su hombre y andan de luna de miel.
“Eso nos cayó como patada de mula en el estómago, y enojado, fui a entrevistarme con la mera dirigente, Guadalupe Orona. Ésta me dijo que iba a revisar mi bronca, porque había muchas parecidas, sin embargo, después nos dijeron que no hay marcha atrás, y que nos fuéramos a echar pulgas a otro lado, porque ya no pertenecemos a la Antorcha Campesina, ni a la colonia Jorge Obispo, les pedimos el dinero que habíamos dado, y dicen que no lo pueden devolver, porque lo pagamos como renta.
“Les dije que no era justo, que habíamos pagado más de 30 mil pesos, además de la cuotas, y siempre estuvimos de revoltosos en los mítines y en las marchas, en lo plantones, pero nos dijeron que ellos no aceptan fallas, y que nosotros fallamos, al no presentarnos este mes y el que pasó, le suplicamos, le dijimos que ellos sabían de nuestro hijo, que estaba enfermo, y nos contestaron que ellos mantienen una lucha a morir en contra del gobierno, así que se salen porque se salen”.
VIEJAS DISFRAZADAS IBAN A ROBAR
Dijeron que trabajaban en la Secretaría de Salud. Se los creyeron porque iban mugrosas del uniforme y greñudas, eran cuatro mujeres con batas blancas, con cubre-bocas y gorras, que nada más se le veían los ojos. Entraron y le dijeron al dueño de una maderería llamada Sierra Verde, que se encuentra en el kilometro 136 de la carretera México-Tuxpan, en la calle principal de Tulancingo:
“¡Rápido, tienen que salir todos un momento!”. El dueño del negocio se quedó asombrado, le preguntó por qué tenían que salirse, y le contestó una de las trabajadoras del Centro de Salud: “Nos mandan a fumigar todos los negocios como estos, porque se ha soltado una plaga de piojos, alacranes, pulgas, cucarachas, liendres y garrapatas”.
Una de ellas, la mas chaparra, tenía en la espalda un tanque pequeño, con manguera, que al apretar un gatillo salía humo que apestaba muy feo, que los hacia toser, algunos de los trabajadores se marearon.
Pero las viejas no contaban que el patrón José Cecilio Isidro Cruz Pineda, ya tenía conocimiento de que en la misma manera habían robado un grupo de viejas chimiscoleras, un establecimiento en Pachuca. El dueño de la maderería le pidió a la que era la que daba órdenes e iba al frente del grupo, que se quitara el cubre-bocas y se identificara, porque andaban buscando los agentes a una trompuda.
La mujer, sin poner atención a lo que le decía el señor, le entregó un gafete a nombre de Sandra López Flores, quien le comentó que lo viera muy bien, que eran de la Secretaría de Salud, y la habían mandando para matar a todos los bichos, y de pilón, terminarían contra el mosco que produce el Dengue, sin costo alguno, y que en 10 días iba a pasar un supervisor para echar ojo de que ellas habían estado; llamó a la fumigadora, le dijo que le echara humo al señor por delante y que se lo pasara doble por atrás.
El señor la paró en seco, le dijo que gracias, que antes de seguir le mostrara algún documento oficial de algún Centro de Salud, le contestó que por el momento no lo traía, pero si estaba desconfiando, le marcaba en el celular para que hablara con su jefe.
Le dijo que estaba bien, que le marcara. La vieja hizo la finta que hablaba y con señas, les dijo a sus compañeras que se salieran y se esfumaron, no les vieron la cola. Cuando el dueño sacaba la cabeza por la puerta, volteando para un lado y otro, llegó su amigo de nombre Sergio Escalante, y le preguntó que a quién buscaba, le dijo que a unas viejas.
El conocido del dueño, dijo que salieron corriendo, que por un pelito se lo llevan de corbata, les dijo que está seguro que ellas robaron en un negocio de Pachuca, dijeron que iban a fumigar y robaron lo que encontraron.
Le explicó cómo había estado el robo, llegaron las cuatro viejas, y le dijo que eran las mismas, porque una de ellas está chaparra y otra tiene las patas chuecas. Le dijeron al encargado que iban a fumigar porque se había soltado en Pachuca una plaga de garrapatas; sacaron a todos y ellas se metieron echando mucho olor, que apestaba muy feo, que hacía vomitar a la agente y a otros los atarantaba.
Cuando terminaron, les dijeron que no fueran a entrar hasta que pasaran 20 minutos, porque ellos se podían afectar; se fueron en un coche sin placas, y después, cuando entraron, se habían robado todo lo de valor de los trabajadores, sus celulares, relojes y sus carteras, porque les dijeron que se metieran a bañar mientras ellas terminaban, que dejaran sus ropas afuera para darles una fumigada, que no le iba a pasar nada porque a los 20 minutos desaparecía el olor y no causaba manchas.
Salieron a buscarlas, les dijeron los vecinos que abordaron un coche color negro, y que se fueron rumbo a la ciudad de México, el dueño de la maderería no se quedó con la curiosidad, y llamó a la Secretaría de Salud para preguntar por la encargada de fumigaciones a domicilio, Sandra López Flores, y le explicó con detalle lo que había pasado, y le dijo que era de la campaña.
Le dijo el trabajador social del Centro de Salud, qué bueno que no lo metieron y que a lo mejor quisieron robarlo, que levantara un acta ante las autoridades, y además con esto alertan a la población, y que esto nada tiene que ver con Salubridad.
UNA MUJER QUE SE FUE CON EL SANCHO
La mujer huyó con su quelite llevándose a dos de sus menores hijos, su esposo anda como loco, pidiendo ayuda de la Alerta Ámber, y le dijeron que a esa clase de viejas las busca la policía para que las metan al bote.
Una mujer que le llegó el amor, se fue con su querido, abandonando a su esposo, llevándose a sus dos pequeños hijos y de pilón, todos los muebles y aparatos, cargó hasta con la escoba; su cornudo esposo Adrián Granados Rosas, de oficio carpintero, la ha buscado hasta por debajo de las piedras, desde hace 8 meses, y no la encuentra.
Se llama Eva Vergara Monroy, y el sancho, Efrén Estrada Tinoco, mejor conocido en el bajo mundo como “El Pájaro”. El agraviado pide a la policía que los agarren. Los han buscado sin resultados, fueron acusados ante el Ministerio Público por privación de la libertad y robo de menores en agravio de Cristian y Patricia Granados Vergara de 3 y 7 años de edad.
El padre de las criaturas, muy preocupado, pidió la colaboración del DIF estatal y de la gendarmería para que los encuentren, desde el mes de marzo no sabe nada de ellos, y el tipo que se la llevó tiene antecedentes negros y también es buscado por el delito de fraude.
Dice que es tiempo que hagan una cacería de brujas y agarren a su vieja para que le devuelva a sus hijos, y para que lo ayuden a encontrarlos, contó su triste historia, así es que pongan mucha atención.
Comento que después de dos años de novios, se casaron por las tres leyes en julio del 2008, y dos años después nació su primera hija y luego llegó a este valle de lágrimas su hijo Cristian.
Su domicilio se encontraba en la calle de Sonora número 104 de la colonia San Bartolo, en Pachuca. Ahí mismo, en la misma vecindad, vivía María Monroy Jarillo, mamá de Eva, todo marchaba como un soldado, un año después, todo comenzó a cambiar, Eva se volvió contestona y muy agresiva “Hasta que descubrí que me andaba poniendo el cuerno con un hijo de todos modos, que se llama Efrén Estrada Tinoco. Desde ahí se quebró una taza y cada quien para su casa.
“Yo me fui a vivir a la casa de mis jefes y ella se quedó con la casa, iba muy seguido, con el permiso de que me dejaran ver a mis hijos, ya que le entraba con una lana para el pipirín. Pasaba gran parte del tiempo con los niños porque la ingrata trabajaba en una farmacia que se encuentra en la avenida Juárez.
“Según ella, decía que salía a las 12 de la noche, muchas ocasiones llegaba borracha y me echaba madres, por su conducta, le llame la atención por el mal ejemplo que le daba a los niños, pero nunca me hizo caso, parece que estaba hablando con una burra.
“Pasó todo el tiempo, hasta que se largó con su amante, sentí que me cortaron la patas, como si me hubieran dado un faul, pero me aguanté como los hombres, mas nunca olvido el 11 de marzo del presente año cuando abandonó su casa para irse con su segundo amor llevándose a mis hijos, dejó vacía la casa.
“Los vecinos me dijeron que como a las 9 de la mañana, llegó una camioneta color negro, con placas de Michoacán y en ella se llevaron los muebles, y me acabaron de enterrar un cuchillo en la molleja, cuando supe que el tal Efrén se fue con mi mujer y mis hijos, por eso estoy que me carga toda la grosería, me dio una puñalada trapera, por eso pido apoyo a toda la población, que me echen la mano y si la ven, llamen al 066. También pido que se investigue a otra vieja que se llama Guadalupe Visuet, que era muy amiga de la traidora, ya que platicando con ella, me dijo que ella sabe con quién están mis hijos, pero me dijo que es cosa que no le importa, que solo me recomendaba que no la buscara más”.
gatoseco98@yahoo.com.mx.