Un Infierno Bonito

EN EL PERSONAJE DE HOY

“EL MIGUELITO KID”

El barrio de la Palma, que se encuentra entre las calles de Simón Bolívar, hay un callejón, muy angosto llamado Manuel Doblado. La gente que vivía por ese rumbo contaba que espantaban, como nadie tenía luz eléctrica, con la luz de la luna, se veía una sombra que no dejaba pasar a los vecinos, ya a algunos se les paraba la molleja por el miedo.
Miguelito Hernández, era un minero de la mina de San Juan Pachuca, que a pesar de ser muy macho en los turnos de noche, cuando estaba a una cuadras para subir el callejón, tomaba  vuelo y a todo lo que le daban las patas subía hecho la chingada, no paraba hasta llegar a su casa, su vieja lo esperaba con la puerta abierta, llegaba muy agitado, sacando la lengua, pero a señas le pedía a su mujer, que le sirviera de cenar.
Era muy bueno para los madrazos, en los pleitos callejeros, nadie le daba el ancho, pues con dos o tres madrazos los dejaba fuera de combate, daba golpes como patada de mula. Lo sabíamos porque cuando madreada a su vieja, la dejaba con la nariz chata y el hocico como el de Memin, parecía que había chocado de frente. Por consejos de su compadre “El Conejo”, se había metido de boxeador, todos lo conocían como “Miguelito Kid”, por las mañanas se le veía en la Arena Afición, dándole de chingadazos al costal, brincando la reata como chapulín o haciendo round de sombra, bañado en sudor, no paraba de darle de golpes a la pera loca, luego, se subía al ring, para aventarse una pelea con su sparring.
Su manager era Juan “El Muerto”, un viejo lobo de mar para el deporte de las orejas de coliflor, tenía poco de que lo desconoció la Comisión de Box y Lucha, porque subió al ring bien borracho y en lugar de agarrar a madrazos a su contrincante, le pego al referí, lo noqueó en el primer asalto, cuando lo corrieron le mentaron la madre, le retiraron la licencia de pugilista, entonces se dedicó a entrenar campeones como a Miguelito Kid, desde abajo del ring le daba instrucciones:
    •    Golpealo, dale la vuelta, tírale arriba, no dejes que te encierre en las cuerdas ¡Chin, lo primero que te digo haces, salte de las cuerdas, no te agaches, pendejo, quiebra la cintura y tira el gancho al hígado!

Cuando no le hacia caso, “El Muerto” se subía al cuadrilátero bien encabronado y lo regañaba.
    •    Escucha bien mis instrucciones, de lo contrario vas a valer madre.

    •    Lo estoy haciendo ya lo tenía ¿O querías que lo hubiera noqueado?

    •    No te chispes, es entrenamiento

    •    Ya me voy a echar un baño y me voy, para dormir un rato porque entro a la mina a las 6 de  la tarde.

El Kid, llegaba a su casa muy cansado, eso era de todos los días,  aparte de trabajar en la mina, se iba a entrenar. Ya tenía problemas con su vieja que le decía:
    •    ¿Por qué llegas a estas horas? Cabrón, si no tienes gata para que te de comer a la hora que quieras.

    •    Vengo de entrenar chinga, no entiendes ¿Eres pendeja de nacimiento o te hiciste con el tiempo?, Mejor me voy a dormir.

    •    Aquí no es mesón, a mi se me hace que tienes otra vieja y por eso ya ni me haces caso.

    •    Es que nosotros los boxeadores,  debemos de conservarnos para tener buena condición física, no creas que es fácil subirse a un ring y aventar de madrazos a lo pendejo, ya mejor cállate el hocico o te lo reviento de un derechazo.

    •    Lo que pasa es que a lo mejor te estás volviendo joto, que casualidad que todos los días, por la mañana, te vas con el señor que le dicen el muerto, a lo mejor se avientan el mañanero.

    •    Ese señor que llamas “El Muerto” fue campeón mundial de peso Welter. Es mi entrenador,  pero que sabes tu de box, el hablar contigo de esas cosas es como si estuviera hablando con un pinche burro.

    •    Es que a mi no me gustan esas chingaderas, además no quiero que seas boxeador y ya. Si de por si estas como mentada de madre, vas a quedar mas feo.

    •    No es, porque a ti te guste, es para callarle el hocico a tu madre, que cada que me ve me echa bronca de que ya estás jorobada de tanta chinga, flaca, que se te cuentan los huesos, que no te doy de tragar. Además a mí, ninguna vieja me dice lo que tengo que hacer.

    •    Eso es lo que tú piensas imbécil, ya también a mi me has llenado el buche de piedritas, y un  día de estos se te va aparecer Juan Diego.

La señora, le dio un jalón de greñas al pobre de Mikey, que hasta sus ojos se le estiraron como de chale.
    •    ¡Suéltame carbona, o no respondo! ¡Que me sueltes con una chingada!

Miguel, le tiró un derechazo que la mando de nalgas, la señora, se limpió la sangre y se levantó como fiera.
    •    ¡Ay! Desgraciado.

Se le aventó con las uñas por delante, rasguñando la cara de su viejo peleonero, que le hizo una finta de que le iba aventar un golpe en el estómago, la señora se agacho cubriéndose, el Miguelito, le dio un golpe de conejo en la nuca, que hizo que se fuera agachada hasta que chocó con la pared, dándose un tope, ni las manos metió, cayó sentada y llorando le dijo de cosas:
    •    ¡Maldito cobarde! Te pones muy valiente con una mujer, pero ya le dije a mi papá y  me dijo que si me pegabas, el te iba a romper la madre.

    •    Tú tienes la culpa, pinche vieja pendeja, te pones con Sansón a las patada, me cae que me sacas de onda, el día menos pensado te voy apachurrar el gañote.

Al día siguiente el Mikey castigaba a su mujer con el látigo de su desprecio, no la pelaba, ella estaba de rogona.
    •    Aquí están tus tacos.

Miguel, se la quedó mirando torciendo el hocico y se salió como burro, cuando llegó a la mina, los compañeros se burlaron de él.
    •    Ahora que te pasó Miguelito ¿no se dejó la gata?

    •    No se dejaba pero la agarre a huevo.

Saliendo del trabajo de la mina, muy temprano se dirigió al gimnasio de la Arena Afición,  donde le dijo “El Muerto”:
    •    ¿Qué te paso mi kid?

    •    Tuve una bronca con mi pinche vieja y se me fue como gata.

    •    Ten mucho cuidado, porque una mujer encabronada se avienta a lo loco, aunque le partan la madre, te pudo haber sacado un ojo o dejarte sin bolas de una patada, no creo que puedas entrenar hoy el sudor se te va a meter en los rasguños y te va arder hasta la cola.

Pasaron varios días, meses y años, los sueños de Miguel se le hicieron realidad, subió a pelear, profesionalmente y ganó a los 30 segundos del primer asalto, de un solo madrazo en el hocico noqueo al Cabezotas Peláez, lo dejó mirando al techo, si el referí le hubiera contado mil no se levantaba,
Fue contratado por los dirigentes de Box y lucha para que se presentará a pelear, en la Arena Coliseo, luego en la México, fue sorteado para pelear por el Campeonato Nacional de Peso Gallo, pero antes tenía que vencer a Ray Reyes, un peleador de Pachuca, que tenía mucho punch. Pero los pleitos con su vieja no paraban.
    •    ¡Mira Miguel! Ya me tienes hasta la madre, llegas a la hora que quieres, te vuelves a salir, te pierdes por varias semanas y a mi me sales con la mamadas de que eres un chingon.

    •    Por favor vieja, ya deja de pelear, debes dar gracias  que por mis peleas vivimos como Dios manda, ya no soy minero, compramos una casa en el centro y no te falta nada, tiraste tu morral y ahora usas bolsa de mano, además andas con zapato de tacón, antes te sacaban cayos los huaraches, te encabronabas por que andaba de briago, ahora te encabronas, porque no tomo, lo que pasa es que te gusta estar chingando.

    •    ¡Pues prefiero verte borracho que seas boxeador! Ahora tienes muchas admiradoras y tu fotografía está en todas partes, pero para mi eres un pobre pendejo, vales madre, si quieres aviéntate güey, ya no vas agarrar a la india que decías.

El “Miguelito Kid”  le dio un cachetadón que le volteo la cabeza, un gancho al cuajo que la tiró, le iba a dar una patada pero se arrepintió y mejor le ayudó a que se parara, la mujer salió llorando y fue a la casa de sus padres. El Miguelito, se fue a cumplir su compromiso en la Arena Afición, desde el momento de sonar la campana, la gente comenzó a rugir, estaba en el filo de la butaca, al ver la pelea, las apuestas estaban a favor del Miguelito; De un derechazo mandó a la lona al  Ray, que no se levantó, lo sacaron en hombros los cuates del barrio echándole porras.
Cuando llegó a su casa en la calle de Hidalgo del centro histórico de Pachuca,  no encontró a su vieja, ni a sus chavos, estaba vacía, la recorrió toda con la vista y se rascaba a la cabeza, no entendía nada de lo que había pasado, pensó que como siempre ha habido mucho ladrón lo habían robado.
De pronto entraron su suegro y sus cuatro cuñados armados con bats  y palos, no le dieron tiempo de montar en su caballo, se le aventaron al mismo tiempo a patadas, trompones, agarrándolo a palos, lo dejaron tirado como muerto, llegó la policía y estaba irreconocible se lo llevaron al  Hospital General y ahí estuvo más de un mes internado, dijeron los médicos que se salvó de chiripada, quedo idiota y ahora anda por las calles meneando las manos como queriendo boxear, la gente se olvidó del El Miguelito Kid, valió madre y jamás se supo quienes lo golpearon.

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