METÍA DROGA AL PENAL DE PACHUCA
Iba de visita y como los celadores están buzos y a todo el que pasa lo revisan de pies a cabeza, incluyendo la cola, le cayeron en la movida. Arturo Baltasar llevaba ocultas en plantilla de sus zapatos, dos bolsitas de plástico que contenían mariguana, por las cuales le iban a pagar 2 mil 500 pesos. Ya no salió del centro penitenciario, y cambiaron las cosas, pues de visitante, pasó a ser huésped. Confesó que a él lo mandó un tal “Chuqui”.
Un día de mala suerte tuvo, sin duda, Arturo Baltasar, de 27 años, vecino de la colonia Mártires, al poniente de la Bella Airosa. Se formó para esperar la hora de visita a los reos, pero de inmediato sobresalía por su juventud y apariencia de deportista, vistiendo una playera del club América. Pero no sabía que por orden del director del penal, Noé Vite Rivera, los celadores tienen que revisar a todos los visitantes hasta debajo de las uñas.
Muy quitado de la pena, aventando sonrisas, llegó con los celadores, que ya son viejos lobos de mar, para revisarlo, y le dijeron que se bajara los pantalones con todo y calzones, que se empinara, y le vieron muy bien la cola. Le dijeron que se pusiera firmes, que se quitara la playera, lo vieron debajo de los sobacos, en las orejas. Le dijeron que se vistiera. Pasó con otro de los celadores, que le ordenó que se quitara los zapatos; al hacerlo, casi los desarmaron, y descubrieron que en las plantillas llevaba la marihuana.
Le dijeron que se quitara toda la ropa, dejándolo en traje de rana, mientras revisaban minuciosamente en las bolsas de su pantalón, donde llevaba la cantidad de 7 mil pesos. Le ordenaron que se vistiera y ahora, como detenido, se lo llevaron al MP Federal, junto con la droga y el dinero. Les alegaba que le pidió un cuate que es conocido en el bajo mundo como “El Chuqui”, que metiera la droga en su cacles, y le daba dos mil 500 pesos, que aprovechara la hora de visita.
Lo pasaron con los judíos para que soltara la sopa. Arturo les comentó que con frecuencia pasaba al penal para visitar a su cuñado Ambrosio Pérez, que está encerrado acusado por el delito de narcomenudeo; y esto es parte de lo que dijo: “‘El Chuqui’ me estuvo insistiendo que pasara la mariguana y que mi iba a ganar una buena lana, por la necesidad, le agarré la palabra, porque soy casado, sin chamba, tengo que entrarle para el pipirín de dos de mis carnales, me padre se fue con otro vieja y me dejó el paquete, yo le echaba la mano a mi jefa, que también trabajaba, pero se murió hace un año, y me quedé al frente, haciendo maravillas para que comieran, vistieran y fueran a la escuela”.
Explicó a los agentes federales que el día martes 26 de los corrientes, como a las 9 de la mañana, afuera del penal le entregaron la mota y le dijeron que la metiera en sus zapatos y le dieron una playera deportiva con el escudo del América, que esa era la señal para que lo identificaran, un cuate lo estaría esperando, y ahí mismo le soltaban el dinero. Pero le falló el plan, pues dijo que cuando pasaba de vez en cuando, sólo le revisan la cola, nunca le dijeron que se quitara los zapatos; pero esta vez pasó una revisión hasta en las orejas, y casi desarmaron sus papos, donde había escondido la yerba.
“Sentí que me mocharon las patas cuando me dijeron que me quitara los zapatos y se los entregara, los olieron, y uno de ellos, con un cuchillo, les levantó la tapa de la plantilla, y era donde había escondido la droga, nunca me imaginé que ya habían reforzado las medidas de seguridad. Se me fueron las patas, y ahora no sé qué será de mi familia”.
Con este hombre que fue descubierto, el que se paró el cuello fue el director del penal, Noé Vite Rivera, que caminaba como pato para un lado y otro, esperando que lo entrevistaran varios de los reporteros de diferentes diarios, porque la noticia se corrió como reguero de pólvora. Y esto fue lo que dijo en una rueda de prensa:
“Estamos conscientes que muchas veces pagan justos por pecadores, pero es la forma de combatir el tráfico de enervantes y de otros objetos prohibidos en el interior del reclusorio. Como ya comentó el joven que llevaba la mariguana dentro de sus zapatos, hay quienes perforan las veladores, jabones, pasta de dientes y los rellenan con la drogas. También la tratan de meterla por la cola, en la vagina, dentro de los utensilios donde el traen sus alimentos, pero ya están preparados los celadores.
“Aquí en el penal es la lucha diaria del ingenio de los visitantes, pero estamos en guardia para que no entre ni un solo gramo de droga, además queremos demostrar el trabajo a nuestro querido capitán, que luego nos caen como mentada (perdón), nos caen de improviso en la madrugada, para revisar las celdas de los reclusos, pero esta vez se han ido en blanco, porque nosotros estamos buzos caperuzos, y no dejamos pasar el aire.
“Además garantizamos la disciplina, orden, la paz en el penal, esa es nuestra verdadera misión y para ello estamos trabajando, con resultados como lo que le pasó al joven que quiso burla la vigilancia”. Siguió hablando pero los reporteros se fueron a buscar otra nota, y al ver que estaba solo, se fue a su oficina.
SE CAYÓ DE BARDA DE 6 METROS
Agustín Hernández Zamora llegó al Hospital General de Pachuca con el hocico abierto (perdón), con la cabeza abierta, y sin conocimiento. Los médicos tuvieron que echarle candela para que no se lo llevara la calaca, porque estaba clavando el pico. Aparte de llevar la cholla como calabaza, tenía golpes en todo el cuerpo, estaba raspado, parece que lo había arrastrado un caballo de lado, de frente y de cola; con unas costillas rotas y la pata izquierda quebrada.
Dos días estuvo en terapia intensiva, ningún familiar fue a preguntar por él, no sabían lo que le había pasado, únicamente que lo llevó la Cruz Roja. Un vecino vigilante reportó que estaba tirado en el patio de una casa. El día de ayer recobró el conocimiento y le contó al agente del Ministerio Público, que el día 23 de mayo, junto con su compadre Juan Mares “El Pelón” se fueron a echar unas cubas a la cantina El Reloj de Arena.
Se picaron y terminaron en un bar de mala muerte, donde ya encarrerado el gato, les valió madre y se siguieron chupando hasta que se les acabó el dinero. Todavía borracho, llegó de madrugada a su casa, en la calle Amado Nervo de la colonia Morelos, en Pachuca. Su vieja estaba que se la llevaba la grosería, y no lo dejó entrar, le mentó la madre y dijo que se fuera a donde pasó la noche, y que además olía a mujer mala; le aventó sus trapos por la ventana.
Agustín Hernández Zamora, que en sus tiempos fue un buen alpinista, escalaba las grandes rocas que hay en el monte de El Chico, se echó saliva en las manos y comenzó a escalar la pared, que tiene 6 metros; cuando tenía medio cuerpo en la azotea, su vieja le dio un jalón de patas por la ventana, y se vino de madre al suelo, y ya no supo más.
Por eso, cuando volvió en sí, demandó a su vieja Margarita López, de 35 años, que está media loca; la acusó por intento de asesinato.
El MP mandó a traer a la señora, quien declaró que su viejo borracho, ya la tiene hasta el copete, que es un hombre perdido; todas las quincenas no lleva dinero a su casa, parece que trabaja en peluquería y le pagan con pelos; que no lo dejó entrar porque estaba briago y cuando anda así quiere abusar de ella, y por eso lo jaló y éste se vino abajo.
Les explicó a las autoridades que esa casa donde viven, es de ella, que se la dejó su papá; y les enseñó las cicatrices que tiene en las piernas y en las nalgas de las patadas que le da su pareja. A Agustín le salió más caro el caldo que las albóndigas, y quedó detenido; por más que alegaba a las autoridades que ella intentó matarlo, no le hicieron caso, y se quedó en el nosocomio, en calidad de detenido.
SECUESTRAN A DOS MENORES
A su tío le dieron un plomazo. Las víctimas son vecinas del municipio de Tepeji del Río. Los delincuentes se escaparon rumbo al Estado de México. Lo que les voy a contar no se lo digan a nadie, como medida de prevención, para agarrar a los que se los llevaron. Aseguran que fueron dos tipos en la autopista, cerca de donde se encuentra la caseta de peaje del municipio de Tepotzotlán en el Estado de México, que colinda con Tepeji. Los delincuentes le dispararon dos tiros al tío.
El herido, con dos plomazos en el hombro del lado derecho, quedó tirado en el parque industrial del municipio que ya les dije. Llegó una ambulancia y se lo llevó al Hospital Regional de Tula de Allende. Hasta el momento se desconoce el paradero de los menores, de 9 y 7 años, y la policía anda investigando si fueron robachicos o secuestradores. De acuerdo con los antecedentes del caso, se sabe que aproximadamente a las doce de la noche despertaron a los policías cuando sonó el teléfono para avisarles el vigilante del Parque Industrial, que había visto una persona tirada y pensó que era un borracho; quiso ayudarle a pararse y que se fuera para su casa, pero se asustó al verlo que estaba herido.
De inmediato salieron los uniformados, montados en su camioneta patrulla, y atendieron a la persona, que ya estaba colgado el pico de tanta sangre que se le había salido. Dijo que se llama Sergio, que no les dice sus apellidos porque se lo fueran a llevar igual que a sus sobrinos; que él vive en Tepeji del Río. Pidió que les dijeran a sus familiares que si les llaman por teléfono los secuestradores, que avisen al Partido Verde para que los agarren y les echen cadena perpetua, porque ellos sí cumplen.
LES ECHÓ EL COCHE A SU HERMANO Y A SU CUÑADA
Omar San Juan Mérida no ha estado de acuerdo en que su hermano Ricardo esté viviendo con la señora Diana Iris San Agustín Sánchez, de 19 años, porque ella tiene una niña de dos años, y no la quiere como sobrina; le dice que no es justo, que dónde él puso lo ojos, otro cuate puso otra cosa.
Pero el otro le contesta que cuando el amor es puro no hay pez. El fin de semana se celebraba un baile popular en la colonia Jorge Berganza, municipio de Tulancingo. La pareja quedó de verse para ir a mover el esqueleto, pero cuando iban atravesando a media calle, Omar aceleró la camioneta echándoselas encima, que los hizo volar como el hombre bala, dando el ranazo en el suelo. Los vecinos que iban a la pachanga, les echaron la mano y pidieron a la Cruz Roja; llegó la policía pero no logró detener al chofer que se los llevó de corbata.
Diana Iris resultó con varias lesiones y huesos quebrados en varios pedazos, por lo que los médicos solicitaron a un colega que armara el rompecabezas para que la operaran. Su esposo Ricardo, era quien llevaba a la niña en brazos; también voló por los aires, pero no soltó a la pequeña, que sólo fue el susto para los dos. Iris declaró en la averiguación previa, que cuando se encontraron con su señor, su cuñado les echó la camioneta encima; ella fue estampada en la pared de su casa, pegándose en la chirimoya, que sonó a bote viejo. Se espantó porque vio por los aires a Ricardo y a su hija.
La señora Iris lo que pide a las autoridades, es que procedan penalmente en contra de su cuñado Omar San Juan, que se desconoce su paradero. Los vecinos dijeron que se siguió de filo, y también se llevó a un viejito, que él no tenía vela en el entierro. La familia de Ricardo está de acuerdo con la agraviada, y dicen que al momento que llegue a su casa, de las greñas se lo llevan a la comandancia de policía. Porque lo que quería era echárselos al plato a los tres.
NI TIEMPO LE DIERON DE MONTAR EN SU CABALLO
Un individuo de 46 años, oriundo de Guanajuato, donde la vida no vale nada, fue detenido por la policía municipal de Pachuca, gracias a un taxista quien lo echó de cabeza cuando andaba en la azotea y se introducía a un local comercial de la calle céntrica Ángela Barrientos, esquina con Ignacio Allende.
De acuerdo con los antecedentes del arresto, se informó que el domingo, como a las 11 de la noche, un policía fue abordado por un ruletero que le dijo que un mono se había metido a un local por la azotea. El uniformado se dirigió al inmueble, que se encuentra en las calles que ya les dije, y fue detenido cuando, al notar la presencia policíaca, salía por el hueco por donde había entrado.
Era un pelón, que no pudieron sacarlo de las greñas; le hicieron manita de puerco para llevárselo, y lo pusieron en el área de retención. Entre sus pertenecías, traía una pinzas de presión, un desarmador plano de 25 centímetros. Cuando le preguntaron de dónde venía, porque estaba muy feo, les contestó que de Guanajuato. Cuando le preguntaron qué se había robado, respondió que nada, porque no le dieron tiempo. Los dueños del inmueble lo denunciaron formalmente, para que le apliquen la ley de Herodes.
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