LE IBAN A DAR CHICHARRÓN
Alberto Ricardo Hernández tiene dos heridas de bala a unos centímetros del ombligo, del lado izquierdo, por un pelito, se lo llevan los diablos; sin embargo, el hombre que le dio de plomazos anda libre. Dice a las autoridades que no mamen, que lo metan al bote.
Alberto Ricardo nos cuenta lo que pasó: “Hace unos días, el 5 mayo de este año, un individuo de nombre Jesús, que no sé cómo se apellida, intentó darme en la madre, se metió a mi casa, sacó su pistola y pum, pum, que me suelta dos balazos. Él creyó que me había matado, pero se la peló, porque estoy vivo.
“Lo que no entiendo es por qué los agentes investigadores no lo han agarrado, la verdad le saco porque el güey me encuentre y me suelte otros dos plomazos, me contaron que anda en la calle como si nada hubiera pasado, fue el Ministerio Público a levantar el acta en el Hospital General, cuando estaba a punto de estirar la pata.
“Saqué mis ahorros para atenderme, una de las balas lesionó el hígado y pasó rozando el bofe, otra se alojó en la pierna derecha, para sacar la bala, estuvo de la patada, fue necesaria la intervención de un especialista porque también pegó en el hueso y existe el riesgo de quedar cojo. Lo canijo es que no tengo dinero para la operación, por eso pido que detengan al pistolero y pague mis curaciones”.
Los hechos ocurrieron el 5 de mayo, a las 10 y media de la noche del presente año. “Ese día me encontraba tranquilo, descansando, en mi domicilio, ubicado en la colonia Ampliación Santa Julia, en compañía de dos de mis sobrinas, que son menores de edad, y una amiga, con la que quiero pegar el chicle.
“De repente escuchamos que abrieron la puerta del zaguán, de un caballazo, y se metió un loco en el patio, gritó a todo pulmón, y dijo, sacando su revólver: ‘ahora sí te mato, te vengo a matar’. Mis sobrinas y mi amiga quedaron asustadas, la verdad yo también, y le saqué asomarme, porque me fuera a meter de un soplamocos; luego hubo un silencio, y nos reímos, pensamos que era un borrachín que llegó a su casa y amenazaba a su vieja.
“Mi amiga se levantó y se asomó por la ventana, el borracho le dijo: ‘Dile a Alberto Ricardo que no se esconda, lo vengo a desmadrar, que salga o de lo contrario, me meto a sacarlo a punta de madrazos’. Al escuchar mi nombre me levanté como resorte del sillón, y le dije a una de mis sobrinas, ábrele. En esos momentos entró el tipo con pistola en mano, y bolas, que me dispara, un balazo me dio en la pierna y otro en la barriga, que me hizo parar las patas, comencé a sangrar, y el loco se salió y se fue en un automóvil Chevy blanco, con placas del Distrito Federal.
“Mis sobrinas y mi amiga daban vueltas como jicotes, llorando, sin saber qué hacer; a pesar de que iba perdiendo el sentido, logré identificarlo plenamente, se trataba de Jesús, es un mono como de 35 años, vecino de la calle 8, en la misma colonia, y es la actual pareja de mi ex esposa, Edith Cruz Vázquez, de la que me divorcié hace 3 años, y eso no se vale, todavía que se quedó con mi vieja, me quiere matar el güey”.
Alberto dijo su agresor dejó su vehículo abandonado afuera de donde vive, y está a disposición de la Procuraduría General de Justicia en el Estado. “A la fecha, ninguna autoridad me ha hecho caso y el frustrado homicida se pasea libremente por las calles, del brazo de la que era mi vieja, que camina como yegua fina, por esa razón me suda la cola, el pensar que llegue a mi casa y para no fallar me tire con una arma cuernos de chivo.
“El día de ayer recibí una carta, la mandó Edith, y dice lo siguiente: ‘Quihubole imbécil, a qué te supo el susto, eso es para que te eduques, estoy esperando que te mejores para mandarte a mi amor y de una vez acabe contigo, porque cada que te veo parece que me dan una patada de mula en la barriga; no andes de hocicón que es un pistolero, para que lo sepas, es un agente federal, y le digas a quien le digas, a él se la pelan’, y firma mi ex mujer, ya se la enseñé al agente social, y dijo que lo van a agarrar, pero no me dicen cuándo”.
SE METIÓ A LA CASA DE SU EX VIEJA
Siempre que se emborracha parece que algo le pasa, se hace el tarugo y se equivoca de casa. Los policías se llevaron a madrazos a Guillermo Mejía Ortiz, conocido en el bajo mundo como “El Botella”, y el apodo le quedó como anillo al dedo, porque es bien “pedestal”. El pomo no lo suelta ni para ir al baño. Por eso lo dejó su vieja, pero no quita el dedo del renglón, y todavía la acosa, le molesta, y ha jurado que tiene que volver con él, por las buenas o por las malas, a si la tenga que matar.
Marta Gutiérrez Jiménez, de 47 años, trabaja como costurera, a dos turnos, para mantener a sus hijos, que se los dejó de herencia su viejo, al que lo corrió de su casa por borracho, y todavía dice que tiene derecho, por la ley, de dormirse con ella. Se fue a rajar al Ministerio Público, que vivió 22 años en unión libre con Guillermo, que tuvieron 6 hijos, y que todo el tiempo sufrió humillaciones, gritos y madrazos, porque es un borracho, tal parece que su madre lo parió en una cantina. No le gusta el trabajo, de tanto tomar, ya se le brinca la cuica, ha retado a madrazas a su jefa. Cuando llega borracho, comienza a aventar golpes a lo loco, le pegue a quien le pegue, que a su niña chiquita le voló un diente.
La señora Marta, sacando fuerzas que no sabe de dónde, se le enfrentó mandándolo a que fuera a jugar como los gatos chiquitos, con la cola de su madre. Pero a Guillermo le valió gorro, le dijo que se iba con otra vieja que tiene en el Cerro de Cubitos, que está más buena y más joven que ella. Comentó la señora, que a la siguiente semana regresó con el pretexto de saludar a sus hijos y vender unos blocs porque necesitaba una lana.
Pero el día de ayer, llegó en la medianoche, hasta el cepillo de borracho, pateando la puerta, quebrando los vidrios, y gritándole que le abriera, que la vieja que tenía lo corrió y regresaba a vivir con ella. La señora, por el balcón, le dijo que se fuera o llamaría a la policía. Guillermo no le hizo caso, y se quiso meter por la puerta de cocina, que con una piedra la rompió. Con mucho miedo, la señora llamó al 066, y la salvó la campana, porque en el momento en que le tiraba un madrazo, llegaron los policías, que lo sacaron a madrazos. Como se les puso al brinco, lo subieron de las greñas a la camioneta, y se lo llevaron a la barandilla de la Policía Municipal, donde quedó encerrado después de que la señora lo demandó. Guillermo la amenazó, diciéndole que cuando salga le va a dar una visitadita, y a los policías, les dijo que se vayan buscando otra chamba, porque cuando llegara su abogado los iban a correr.
DÉJENME LLORAR, PORQUE ESTOY HERIDO
“Quién en este mundo no ha llorado mucho por algún motivo”. Esta es la canción que a todas horas canta José Jordán Marroquín, porque dos hijas ingratas, Diana Laura y Claudia Marlene Bayardo, le están haciendo la vida de cuadritos; ya no sabe qué hacer, camina como robot, y solicita ayuda.
Ha tomado una decisión. A pesar de que le ha dolido hasta el cuajo, pero ya lo tienen hasta la coronilla, y por su actitud de viejas desagradecidas a quien les limpió la cola de chiquitas, las cuidó cuando estaban enfermas, les dio escuela para que se formaran como unas verdaderas damas. Pero sus hijas le resultaron desobedientes y mal agradecidas, dándole una cuchillada trapera, le ha dolido más que si le hubieran dado un machetazo en la cholla. Por eso, haciendo de tripas corazón, inició un juicio ordinario civil, para que ya no les den nada de unos predios que les había donado, por hojaldras.
El comerciante de Tulancingo, está muy triste, por las noches, se la pasa con el ojo pelón, y se siente tan mal, como cuando a un charro le ha quedado grande la yegua. Esto es lo que nos cuenta, para que ustedes, lectores, juzguen a las mujeres y las pongan en el banquillo de las acusadas, por chivas.
“No lo puedo creer, que mis propias hijas me califiquen peor que a un perro callejero, se han pasado de chismosas, me han denunciado de delitos de los que soy inocente, me han amenazado de muerte, y para que me metan al bote, andan haciendo propaganda, que soy ratón y pertenezco a un partido de izquierda, sabiendo que soy priista, tuzo y guadalupano”.
Así lo grito, a los cuatro vientos, en las puertas de distintos diarios, para que lo publiquen los reporteros, para que todo el mundo se entere de que sus hijas son unas ratas de dos patas, chismosas, revoltosas, ambiciosas; pero les va a pasar lo que a Matosas. Dejó copias por debajo de la puerta, de su demanda que interpuso ante el Juzgado Segundo de lo Civil y familiar en Tulancingo, con el número 627/2015, y se los doy para que no haya pez.
En el documento oficial, José Jordán pide a las autoridades judiciales la anulación de la donación que les había hecho a sus dos arañitas, de unos predios y de varias casas que tiene en distintas partes de la ciudad de los satélites. El comerciante está tan dolido que echó de cabeza señalando al alcahuete de sus hijas malagradecidas, que es nada menos que el agente del MP Joaquín García “Borolas” (perdón), Joaquín García Hernández, por tener una gran amistad con Diana Laura y Claudia Marlene, que se ha vuelto uña y mugre; él es la uña”.
Comentó el señor, cada vez que lo acusan se lo amuelan, van por él los agentes y lo encierran sabiendo que no que existen delitos. Cree que les anda dando para sus tunas, porque él fue puesto a su disposición por una alegata que hubo en las oficinas, y los mandó a encerrar varias horas. Aseguró que el tal agente social ha realizado una serie de denuncias, de averiguaciones previas en su contra. Si es por robo, van los agentes por él; si hay una violación, también se lo llevan, y eso es falso, porque ya no le sube el agua al tinaco.
Dijo el comerciante, que hizo un llamado al procurador de justicia, don Alejandro, para que lo retire de su cargo por tapadera, y su mal proceder de no ayudar a los buenos; y por las moscas, también ha orientado a sus abogados para formular una queja ante la contraloría de la Procuraduría General de Justicia. Respecto a su determinación de anular la donación a las ingratas, expresó que se trata de cuatro inmuebles, que les den pura madre. Esto está por resolverse, y por lo mientras, hay que estar pendientes, a ver qué resulta sobre la bronca que tiene.
LO MATARON A MACHETAZOS
Salvajemente fue asesinado un hombre, que al parecer lo hicieron por viejas rencillas, ya lo traía apuntado en su lista negra. El fin de semana pasado se encontraron y discutieron, se acaloraron porque los dos iban chupados, y todo les salió mal, al rival, porque lo mandaron con los diablos a machetazos.
Esta es la triste historia de Juan Tomás Magdalena, de 52 años de edad, que le dieron de machetazos en todas las partes del cuerpo, y le dejaron como el capitán Garfio, le mocharon una mano, con la que le dio una cachetada a su enemigo.
Esto sucedió en San Francisco del municipio de Huazalingo. Dijeron las autoridades que el responsable del crimen se llama Raymundo Lara Ignacio, de 34 años de edad, al momento en que se escapaba montado en un burro, lo pescaron los agentes y se lo llevaron al bote.
El agente del Ministerio Público tomó conocimiento del muerto y acudió a dar fe para levantar el cadáver; iba acompañado de los peritos en criminalística, así como agentes de la coordinación de investigación del grupo Huejutla. Después del dar el banderazo, ordenó que levantaran el cuerpo del hombre, quien llevó el nombre de Juan Tomás Cruz Magdalena, y contó que tenía 20 machetazos, desde el cuello hasta las patas. El asesino, para que no lo agarraran, le desfiguró la cara. Todo el pueblo sabía que se odiaban a muerte, y cada que se encontraban, se daban de madrazos. En su declaración informó que el no lo quería matar, sólo darle un susto.
Explicó que desde hace años, ya se traían porque se anda metiendo con su vieja; en dos ocasiones lo vio de lejos, que salía de su casa, pero lo que él sentía coraje, es de que cada que iba a verla, le daba para sus chicles a su mujer, y todavía se llevaba un borrego. La señora le decía que se perdió en el monte.
Dijo que la semana pasada, contó las borregas y tenía 30, y este fin de semana las contó y quedaban 20. Él le echaba la culpa al candidato a la alcaldía, que es del PRI. Pero luego se enteró de que Juan Tomás era el abigeo. Le sacó la verdad a su vieja, a puro madrazos, y dijo que él era el que se las llevaba. Por eso ese mismo día, lo esperó a que pasara por el camino real que conduce a su casa; al verlo que venía, se le paró enfrente y le hizo un reclamo.
Juan Tomás le dio una cachetada, que le rompió el hocico. Por eso sacó su machete y se la mochó. Así lo quería dejar, pero luego se acordó que le andaba jugando al sancho con su vieja, y de una vez lo desmadró.
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