DOÑA EMA
Era un sábado por la tarde, doña Ema estaba que se la cargaba la grosería, esperaba a su viejo el Pinolillo para que le diera el gasto y no parecía, se paseaba de un lado para otro como leona enjaulada, seguido se asomaba en la puerta. Le dijo a su hija.
• Ve a asomarte allá abajo, a ver si viene tu padre.
• Acabo de venir de las tortillas y no lo vi.
• Pinche, Pinolillo, se quiere pasar de listo pero ahora que venga me va a oír. Se le va a aparecer el diablo encuerado en un callejón sin salida. Ve de nuevo a ver si lo ves.
• ¡Yo no voy!
La señora agarró a su hija de las greñas y le dio de cachetadas, una de las vecinas que escucho sus chillidos de la niña, fue a ver qué pasaba.
• ¿Qué pasó con usted Emita? suéltela, la va a dejar pelona, ya le dejo los cachetes como los del Kiko del Chavo del 8, mire ya la dejó sangrando de la nariz.
• Es para que se eduque, en estos tiempos ya los patos le quieren tirar a las escopetas.
• Tenga mucho cuidado, si se enteran los del DIF la meten al bote.
• A mi el DIF me hace los mandados y todos los que trabajan ahí. ¿A poco no escucho a esta cabrona, como me contestó? como si fuéramos iguales, además a usted le vale madre, si se quiere aventar una sopita conmigo, usted dirá. A mí me caen como patada de mula, las personas que meten su cuchara.
• Es mejor que se calme y de gracias a Dios, que le estaba dando de mamar a mi chamaquito, pero un dia que me agarre de malas vamos a ver de que tigre salen mas rayas.
La vecina se dio la media vuelta, y mejor pinto raya, sabía que doña Ema, le ponía en la madre. La señora le dijo a su hija que sangraba de la nariz.
• ¡Ve a donde te mande! si no te vuelvo a madrear, te pones abusada, si lo ves dile que se presente inmediatamente a la casa.
La niña, de mala gana salió a buscar a su jefe y se sentó afuera de la cantina “El Campeón”, preferida por su padre, al verlo corrió a decirle.
• ¡Papá! dice mi mamá que te necesita pero a la voz de ya.
• Dile que nada más me aviento una cubita para el calor y le caigo de volada.
• Dijo que fueras pronto, esta enojada y me pegó. La haces enojar y yo soy la que pagó el pato.
• Bueno, quedate sentada un ratito más y ahorita nos vamos.
El Pinolillo se metió a la cantina a tomarse sus cubas, pero no contaban con su hijo el más chiquito que era chismoso igual que su madre y se fue a rajar.
• ¡Jefa! mi papá está en la cantina, yo lo vi y mi hermana está cabeceando en la banca de cemento que está afuera.
La señora se salió muy enojada a buscarlo y vio a su hija que estaba afuera, pasando le dio un jalón de greñas que la tumbó.
• ¿Qué no te mande a que le dijeras a tu borracho padre que lo necesito?
• Le dije pero no me hizo caso.
• ¡Toma para que otra vez obedezcas mis órdenes!
Al escuchar los chillidos de su hija, El Pinolillo se salió a asomar y le dijo.
• ¿Qué traes con la niña?, ¿por qué le pegas?
• A ti te ando buscando cabrón, vamos a la casa para que hagamos un debate, y no me salgas como pinche diputado de izquierda, porque te parto la madre.
• Ahí te alcanzo, nomás voy a arreglar un asunto.
• Qué asunto ni que la madres, en este mismo minuto me acompañas o te despides de los pocos dientes que te quedan.
• ¡Cállate! te van a oír mis cuates y van a decir que soy mandilón.
• Entonces jálale por las buenas.
A empujones la señora Ema se llevó a su viejo y entrando a su casa le extendió la mano.
– ¡Caile con el gasto de la semana!
El Pinolillo se buscaba de una bolsa a otra, sacó 200 pesos y se los entregó, la señora, los contó y le dijo.
• ¿Crees que con este dinero me alcance para darle de comer a tus hijos, comprar gas y pagar el agua? no mames.
• Ni pedo vieja, como el gobierno está en plan de austeridad ya no nos dan tiempo extra y nos quitaron las prestaciones, hay tanto mendigo barbero que no protesta, por el contrario te amuelan más. Deja que llegue a funcionario y me cae de madre que te compro una casa, un coche y te contrato un chingo de gatas, para que hagan el quehacer y no se te ensucien tus manitas. Un día de estos voy a decirle Obrador que cumpla lo que dijo.
• Y ese mono que pitos toca en nuestra bronca.
• Dijo que iba a bajar la gasolina y…
• Y a nosotros que nos importa si no tenemos coche, ya no me la hagas de tos, porque te va a caer una lluvia de madrazos.
La señora le dio un aventón que “El Pinolillo” cayó al suelo parando las patas y antes de que se parara le metió la mano a la bolsa del pantalón y le sacó otros billetes.
• ¿No que no traías cabrón? te va a pasar lo que al Pinocho por chismoso, solo que a ti en lugar de crecerte la nariz te va a crecer el hocico.
De un manotazo El Pinolillo le arrebató los billetes a su vieja y le dijo.
• ¡No andes metiendo la mano a la bolsa, te puede picar el gusano! este dinero es sagrado, lo he estado guardando para comprar mi boleto para el partido del Pachuca.
• ¡Como eres de hipócrita! la temporada pasada dijiste que no le ibas a ir al Pachuca, hasta se le mentaste la madre a Fassi y dijiste muchas cosas de Martínez.
• Es que estaban jugando muy mal, pero esta vez vamos a ganar la copa y el campeonato, vamos a llegar a campeones otra vez.
• ¡No mames! campeones ni de la cantina.
• No tengo que darte más explicaciones porque no conoces de fútbol, me fuiste a sacar de la cantina en el mero momento en que me estaba envolviendo a un changuito para que me apostara que el Cruz Azul va hacer el campeón, si quieres te apuesto lo del gasto de la otra semana.
• Vive feliz en tu ignorancia viejo pendejo, sacarte de ella es matarte, pero mientras tienes que caerle con otra lana.
• No tengo vieja, me cae, mira son 200 pesos de cinco cervezas que me voy a tomar, voy a ver el partido desde un bar y 10 pesos de mi pasaje.
• ¿No que estaba prohibido vender cervezas a los borrachos?
• Eso es lo que dice el Presidente Municipal, la tiran de a loco o le pagan una multa de poquito a poquito.
• ¡Dame el dinero y lo escuchas por radio!
• Pinches cronistas son re gueyes, confunden a los jugadores y dicen puras babosadas. Ahorita vengo.
La señora se paró en la puerta abriéndose de brazos y piernas y le dijo.
• ¡De aquí no sales!
• No me obligues a usar la fuerza, recuerda que la vez pasada de un solo madrazo te deje quieta.
El Pinolillo quiso salirse pero chocó con la muralla de su vieja, que de un panzazo lo aventó al suelo.
• ¡Calmate vieja! ya te dije que lo que tengo es para ir al fútbol y eso que no me alcanza.
La señora esperó a que estuviera descuidado y le aventó un tope tirándolo, se montó encima de él, le agarró las manos y les ordenó a sus hijos que le sacaran todo el dinero que tenía en la bolsa.
“El Pinolillo” por más que pataleaba para defenderse no podía, la señora lo tenía bien agarrado. Sus chavos le echaron bolita y lo bolsearon sacándole el dinero. Se levantó echando madres pero la señora no le devolvió nada. El Pinolillo anda muy triste porque no tiene para su entrada a un bar porque también los meseros son ratones ya que los ven borrachos les roban cobrándose de más.