Un Infierno Bonito

APUÑALÓ A SU ESPOSA
El homicidio de la mujer tiene tintes pasionales. Le andaba haciendo de chivo los tamales. Esto que les cuento sucedió en Pachuquilla, municipio de Mineral de la Reforma, la mañana del viernes.

De acuerdo con los reportes de los gendarmes, todo esto se debió a un triángulo amoroso. José, que es el marido cernido, decidió terminar con la vida de su vieja, y, como buen torero, le atinó una puñalada que le atravesó el cuello.
Los hechos ocurrieron en el interior de una vivienda que se encuentra en un callejón sin salida. Dijeron los agentes de Investigación que el señor llegó en el momento en que ella leía una carta de amor y cuando la quiso esconder, él se la arrebató y le dio sus madrazos.
El hombre la leyó y se puso como negro, porque decía: “Mi amor, te deseo tanto que te espero, en cuanto se vaya te metes a la casa, no hay moros en la costa”.
La policía fiscalizada para estos casos de feticidio, andan buscando al asesino. Ahorita con estos tiempos como están, lo habían de buscar en la procesión de indocumentados, donde piensan saltar el muro.

DESMADRAN VÁNDALOS A SOBRINO Y TÍO
Una de las colonias con focos rojos es la 11 de Julio, donde se van a refugiar chupadores de la colonia la Raza y de la CTM, sin que la policía les llame la atención (les tienen miedo).
Donde quiera se juntan las bolitas a chupar lo que les venga en gana, y cuando andan bien jicotes, en cualquier lugar que les guste se acomodan a chupar. Hay de aquel que se los quede mirando o les diga algo, porque se le aparece el diablo.
Mario Gómez. de 19 años, se fue a quejar con el agente del Ministerio Público, que el domingo, a las 10 de la mañana, lo fueron a visitar a su departamento, su tío Zenaido Rivera y sus primos Luis Enrique, José Alberto, Teodoro y Karen, a la mencionada colonia.
Llegaron en una camioneta Zumina gris. Mario estaba feliz al recibir a sus parientes, pues tenía meses que vivía solito como perrito sin dueño. Se dieron besos y abrazos, eso les cayó como mentada de madre a 6 cuates que estaban chupando cerveza a la entrada de su departamento.
Pasaron uno por uno, cuando iba a entrar el tío, le cerraron la reja dejándolo afuera. Al darse cuenta el anfitrión, les fue a hacer un reclamo que no fueran gachos con sus visitas. Se armó la discusión donde salieron a relucir los recuerdos familiares, comenzaron aventar golpes, parecían jugadores llaneros.
Zenaido quiso meter paz echándoles un discurso, que deben portarse bien  con la gente y por las groserías que dijeron se habían de lavar la trompa con creolina, porque a ellos los acompañaba una jovencita.
Uno de los vagos le quebró una botella en la mera cholla, se le doblaron las patas al tío, que cayó al piso con los brazos en cruz. Salieron los primos para entrarle a la bronca. Los vagos les pusieron una corretiza a pedradas, que hasta el momento no se sabe adónde se metieron, porque no los encuentran.
Mario, por el coraje, se les enfrentó a los inadaptados diciéndoles que se le aventaran uno por uno. Él se rajaba la madre con cualquiera, a mano limpia. No le hicieron caso, pero le dieron un derechazo en el hocico, le tumbaron dos dientes, se le fueron en bola y quedó como su tío, inconsciente.
Cuando despertó iba dentro de un taxi con la cabeza abierta y chimuelo; lo acompañaban sus parientes, también con la chirimoya rota. Los metieron al Hospital General, donde los atendieron.
Mario dijo que los que los atacaron son vecinos de la misma colonia; conoce a uno de ellos pero no sabe cómo se llama. Los pueden encontrar en los edificios de Circuito 11 de Julio, en la colonia del mismo nombre. Salió un grupo de uniformados en dos camionetas patrullas, con el fin de llevárselos a la procuraduría, pero no encontraron a nadie.
Les dijo una vecina que para esos monos caerles en la movida es llegarles en caliente, porque esos güeyes no regresan por un tiempo.

ALBAÑIL SE SALIÓ DE AUTO
Gregorio Hernández, de 42 años de edad, se fue a rendirle cuentas a San Pedro para que lo dejara entrar al cielo. No fue para menos el ranazo que se dio, le causó serias lesiones, el martes. Se fue sin despedirse de sus familiares, a la primera hora de la mañana.
El sábado a las 5 de la tarde, regresaba de su trabajo como albañil, a su lugar de origen en Tepozanes, en la comunidad de Carboneras del municipio de Mineral del Chico. Iba acompañado de Lourdes, Luis y Mario Pérez; viven en la misma comunidad, en un coche Dodge blanco, sin placas, del año del caldo.
Cerca de las Milpas, a 20 minutos del Valle de la Ventanas, al dar vuelta en la curva muy cerrada, se abrió la portezuela y el alarife salió rodando por un voladero de más de 100 metros. Sus amigos tardaron en encontrarlo porque la hierba en ese lugar es muy alta.
Por fin lo localizaron, doblado y atorado en un árbol. Lo cañón estuvo para sacarlo, llevarlo a la carretera, porque les agarró la noche. Poco a poquito lo fueron sacando, dándole ánimos, porque nada más pujaba y chillaba como gato.
Lo metieron al automóvil, lo trajeron al Hospital General. Al verlo los médicos les dijeron que según como les habían contado que se fue echando maromas, se le revolvieron las tripas con el cuajo, el mofle y la molleja. Lo veían súper grave.
De una vez les decían que posiblemente no aguantaba la operación. Sus familiares les pedían que hicieran la lucha por salvarlo. Se quedó internado. Uno de sus hermanos, llamado José, estaba a su lado sin quitar la mirada de el aparato que tenía conectado, marcando el ritmo de los latidos del corazón. De momento el aparato sonó como chicharra. José se levantó hecho la raya a avisarle al doctor, quien le dijo que su hermano había doblado el pico de un paro cardiaco.
Tomó conocimiento el agente del Ministerio Público del Hospital General, para realizar las investigaciones legales. Declararon sus compañeros que todos los días viajan de Pachuca a su comunidad porque trabajan en la construcción.
Por algún motivo se distrajo al subirse en el lado izquierdo del asiento de atrás. No cerró bien la puerta, solamente vieron cuando se salió echando maromas. El coche se detuvo más adelante, no había adónde estacionarse. Perdieron el lugar exacto para encontrarlo, por eso perdieron tiempo en trasladarlo.

LO CAYERON EN LA MARONA
Eustaquio Castellanos, de 27 años de edad, andaba hasta las chanclas de borracho, sin embargo, demostró que no hay borracho que trague lumbre, porque aprovechó que Daniel Martínez, de 26 años, saliera de su casa en la carretera a Real del Monte 104, frente al Mirador, para meterse a robar. A Daniel a medio camino se le aflojó el mastique, se regresó y lo cayó en la movida.
Cuando abrió su casa sintió algo raro, le dio escalofrío, le sudaron las patas. Caminando despacito, muy despacito, se fue metiendo a su recámara, vio al ladrón que estaba haciendo maleta con sus cosas. Al verlo el pillo le preguntó: “¿Qué haces en mi casa?”.
Reyes Castellanos le contestó: “es al revés, yo vivo aquí”. El ladrón le aventó un tope, se lo pegó en el pecho, cayendo los dos al suelo, rodaron de un lado a otro, sin dejar de aventarse de madrazos. David logró agarrarlo de las greñas y le atizó un golpe en el hocico.
El borracho trataba de defenderse como gato boca arriba, pero el dueño de la casa no lo saltaba de los pelos; le torció la mano, se montó arriba de él, le azotó la cabezota en el suelo, que sonó a bote viejo. Sin darle tiempo, estiró la mano, agarró un garrote y se lo sonó por las orejas.
Al ver que no se movía, fue a quitar el lazo del tendedero, lo amarró echándole nudos ciegos. Llamó a la policía, quienes llegaron para llevárselo amarrado, ante el Ministerio Público.
Dijo que se llama Eutiquio Castellanos, que tiene su domicilio en la calle Colibrí, manzana C, lote 5, de la colonia Aves del Paraíso. Le explicó que como estaba un poco atarantado, se le había cansado el caballo, se acordó que por ahí tiene a su quelite, y se metió a dormir la mona; por completo se le fue el avión. Pensó que era su casa, por eso cuando entró el dueño, lo iba a sacar a patadas, creyendo que era un delincuente.
En su declararon Daniel Martínez Hernández, de 26 años, le contó al MP que el lunes, a las 8 y media de la noche, salió de casa a comprar leche para cenar. Había caminado unos metros cuando le dieron ganas de hacer del dos, por eso se regresó.
Al abrir la puerta vio que estaba el caco, y se le aventó a golpes. Lo que dice es mentira, porque cuando salió lo vio que estaba sentado en la banqueta, haciéndose güey, esperando a ver a quién amolaba.
Eutiquio se quedó encerrado en la galera hasta que pague su multa correspondiente, por los delitos de allanamiento de morada e intento de robo. Dijo la víctima que ese baboso quería bailar la pirinola en la casa del trompo.

EL ROBO ES UNA VIEJA TRADICIÓN EN PACHUCA
“A chillidos de puerco, orejas de carnicero”. Por más denuncias que se levantan en los Ministerios Públicos, de robos de autos, la policía no da una. Después de muchos años todavía no encuentran el modo para agarrar a los ladrones que diariamente se llevan de a jodido tres autos en distintas partes de la ciudad, a cualquier hora del día.
La que esta vez pagó el pato fue la arquitecta Ana Bautista Ángeles, a quien le robaron su camioneta Ford Ranger 97, de cabina y media, de procedencia gabacha. La dejó estacionada frente a su casa, el domingo de la semana pasada, a las 8 de la noche.
Al día siguiente, muy temprano se asomó y ahí se encontraba. Mientras, se desayuno, se echó un regaderazo, se dio una manita de gato para ponerse bella como una estrella. Salió a las 11 de la mañana “y cual pascual”, ya se la habían volado.
Se le nubló la vista, le dieron ganas de ir al baño, de chillar, no sabiendo qué hacer en ese momento. Se echó una carrera a la caseta de vigilancia para pedir apoyo a los policías que están de día y noche vigilando. Les contó, muy angustiada, que la habían dejado a pata, que por favor hicieran algo.
Le contestó un policía primero de Seguridad Pública: “por órdenes superiores, no nos podemos mover de este lugar, estamos comisionados a vigilar la colonia, de seguro el que le robó su unidad fue un sujeto de sexo masculino, de los que vienen del Estado de México, le aconsejamos que vaya a Seguridad Pública a hacer su formal denuncia”.
Por otro lado, Félix Martínez Cruz dio a conocer que le carranciaron su automóvil Nissan Tsuru 91, gris oscuro, placa de Guanajuato, que dejó estacionado el lunes como a las 10 de la noche, afuera de su casa, en la calle Tercera de Álamos 210, del Fraccionamiento Colosio.
A la mañana siguiente, a las 7, se dirigía a su trabajo y su coche ya había desaparecido. Sintió que le dieron un golpe bajo. Anduvo como loco buscándolo en toda la colonia. Uno de los vecinos le comentó que se despida de su automóvil, los Nissan son preferidos de los malandrines, no importa el año. Hace 6 meses le robaron el suyo, y la policía no lo ha encontrado. Para no dejar, fue a denunciar, aunque lo van a traer como caballito de feria: dando vueltas.
Félix siguió el consejo. Hizo la denuncia, esperando que el agente y su secretario dieran el banderazo para hacer la averiguación. Pero todo es inútil. Pachuca es una ciudad llena de parquímetros, basura, baches y ladrones, y ninguna autoridad ha hecho que se le nombre héroe, pues nunca agarran nada.

Related posts