Un Infierno Bonito

LE APRETÓ EL GAÑOTE A SU TÍA
Porque no quería aflojar el dinero, él sabía que ella tenía pero era muy coda. Emmanuel Andrade Soto de 28 años, mejor conocido en el bajo mundo como “el Japonés”, fue acusado por su tía Graciela Garnica Hernández de 59 años, con domicilio en la Avenida Ejército Nacional de Mineral de la Reforma.

La señora le comentó al agente social del Hospital General de Pachuca, que el jueves pasado como a las tres de la tarde, llegó su sobrino a su changarrito, preguntando por su hija Ivonne, él sabía que no se encontraba en la casa, porque se había ido a la escuela, la señora no lo dejó pasar porque lo conocía que tenía mala fama de ratón, pero insistía que le iba a llevar un cable a su esposo, que le se había descompuesto su carcacha en Atotonilco el Grande.
A tanta insistencia lo dejo pasar al patio y cerró la tienda por si las moscas. Cuando estaba desprevenida sintió dos manos que le apretaron el gañote, movía las patas tratando de zafarse pero parecía que la apretaban dos pinzas, el aire le faltaba, le rasguño el brazo pero no la soltaba, ella tenía la lengua de fuera, aflojo un poco la señora y aprovechó para decirle que no la matara, le iba a dar la queja a su jefa, en un descuido quiso correr doña Graciela, se tropezó y se fue de cuernos.
“El Japonés” la agarró en el suelo de las greñas y con una piedra le pegó en la chirimoya que se la rompió, le gritó la mujer “no me mates hijo te doy lo que quieras”, él le pidió la tarjeta de crédito, “si te la doy pero por tu madre no me hagas daño”.
La señora se limpiaba la sangre y le preguntó “¿cuánto necesitas?, le respondió que 30 mil chuchos, en esos momento escuchó que abrieron la puerta, era su hija Ivón, “el Japonés” le dijo en la oreja a su tía, “si no me das el dinero regreso y te mato”.
La señora sacó un montón de dinero y se lo dio al sobrino, se dio la media vuelta despidiéndose besándole la mano, la señora le dijo “que Dios te ayude andas muy mal hijo”, su hija le preguntó que qué le había pasado, que sangraba de la cabeza, estaba triste y pálida, le contestó que se había caído, la muchacha no le creyó, entonces le contó la verdad, ella enfureció, le aconsejo que lo demandara porque ya había  encontrado su minita de oro.
La señora lo demandó, dijo a las autoridades que lo pueden encontrar en la colonia, sus amigos le dicen “el Japonés” porque tiene rasgados los ojos, desde chiquito ellos le decían “chino chino japonés come caca y no me des”.
Llegó la policía y la señora les dio la queja, ellos pidieron que la ambulancia se la llevara al Hospital General, mientras la joven a lo lejos vio que su primo “el Japonés” estaba escondido dentro de un árbol, al verlo ella lo llamó, el primo volteaba a quien llamaba pero le dijo que a él. Poco a poco se le fue acercando y la muchacha lo saludó de beso, le pregunto que si sabía que le había pasado a su mamá le dijo que no.
Ella lo invito a que pasara a su casa y le invitó un refresco, luego trato de hacerle platica, pero el ladrón no soltaba prenda hasta que la prima le dijo con toda confianza, ahorita vengo primo voy al baño, acabo de llegar de la escuela, mientras siéntate y toma de la tienda lo que te guste, discretamente la muchacha cerró con candado las dos puertas y llamó a la policía, les dijo que era algo muy importante, cuando llegaron les abrió y les dijo “este desgraciado fue quien golpeó a mi madre”, lo revisaron y tenía en la bolsa dinero que no supo decir su procedencia, se lo llevaron al bote y ahí confesó que había robado.

RECIBIÓ GOLPES DE SU CUÑADA POR NALGA FÁCIL
La señora Marina Noriega Sánchez de 36 años, se presentó ante el agente social del Hospital General de Pachuca, para demandar penalmente por lesiones y lo que resulte a su cuñada Brígida Islas y Josefina Noriega Canales, quienes le dieron de patadas en la cola, que por lo menos no se podrá sentar durante quince días, más aparte le desfiguraron la cara.
Dijo que el martes por la mañana caminaba en la calle de la comunidad de San Pedro Tlaquilpan municipio de Zempoala, como a las nueve de la mañana, había ido a dejar a sus hijos a la escuela, para su mala suerte se encontró con sus cuñadas que la tren es sal, sin darle tiempo a ponerse en guardia, Josefina se le aventó diciéndole “desde hace mucho te traigo ganas chiquita, eres una nalga fácil, pecadora, sabemos que les das vuelo al calzón y si vuelves a insultar a mi padre, es mejor que te des por muerta”.
Le pegaron entre las dos, una la trato de ahorcar apretándole el pescuezo y de las greñas la arrastraron a un lugar solitario, con una piedra le aplanaron la cabeza, entre las dos la cargaron, la pusieron recargada en la pared y le aventaban piedras como tiro al blanco por adúltera.
Las piedras le pegaban en la cabeza, sonaba a bote viejo, las que le pegaban en el lomo como tambora. Estaba muy sangrada, no dejaban de apedrearla, ella les gritaba “déjenme por favor, no es cierto lo que dicen, se los juro, no le ando poniendo el cuerno a su hermano, ni he hablado mal del viejo de su padre”.
Se le acercaron, le apretaron el gañote, le pegaron con el puño cerrado en la nariz, con una piedra le abrieron la cabeza, le escurría la sangre por las orejas, ella les suplicaba “vamos a sentarnos dialogar, pongan el día para que hagamos un debate”, pero le llovían los madrazos, “cállate el hocico chismosa adúltera no se te ocurra ir de chillona con las autoridades, porque entonces si se te parece el diablo”.
La dejaron tirada, desgreñada, rasguñada, con los ojos de cotorra y le contó al agente que tiene muchos problemas, “mis papas no me hablan, estoy sola y luego esas viejas revoltosas que me amenazan y son capaces de quebrarme un pata, no puedo salir a la calle, porque cada que las encuentro en el pueblo me madrean, pido que les paren el alto metiéndolas al bote, porque como están las cosas me cae que si me dan en la madre”.

SU VIEJA LO MANDÓ AL HOSPITAL, PARA QUE SE EDUQUE
Eduardo Salvador Guzmán de 40 años, se presentó ante el agente del Ministerio Público del Hospital General, para quejarse en contra de su vieja María Antonieta González Martínez, que cada que quiere le pone unas madrizas que lo deja muy delicado, lo manda al hospital.
Dijo que su vieja esta loca, de momento se vuelve una fiera, se le va a golpes y le pega con lo que encuentra, le enseñó al agente social la cabeza que la tiene toda cicatrizada y las nalgas chuecas de tantas patadas.
Le contó que el sábado pasado se encontraba en su domicilio de la avenida Tucanes de Mineral de la Reforma, como a la una de la tarde cuando su mujer le gritó que quitara sus pantalones del tendedero, le comenzó a decir que es un cochino marrano, que esos pantalones están más mugrosos que su conciencia, que no los lava bien, para eso debería ser bueno y no para rezongar.
A Eduardo se le ocurrió decirle “lavalos tu”, a la señora parece que le picaron la cola, se le aventó agarrándolo de las greñas, le rasguño la cara dejándole la marca de zorro. Su hijo de cinco años al ver que lo golpeaba su madre, se metió a defenderlo, con un zapato le pegó a su jefa, la vieja se lo quitó y se lo estrelló en la cholla que el niño se metió corriendo y chillando a todo lo que daba.
Su vieja le aventó su ropa, lo sacó de la casa a empujones, dándole un golpe en la espalda sabiendo que está mal de la columna, le echo sus cosas en un costal, le dijo que se largara, que no lo quería ver nunca en su vida, Eduardo para no hacerla de tos se salió de su casa como vagabundo, llorando de impotencia de no poder  matar a su vieja.
Regresó como a la hora, a ver si las cosas se habían calmado, pero estaban en su casa la familia telerín, sus cuñadas Leticia y Patricia, el hermano de ella y su cuñado, que le gritaron “cobarde”, porque su mujer se quejó con ellos que se atrevió a levantarle la mano.
Le dijeron de cosas, lo amenazaron que era mejor que se pintara de colores de la casa, de su cuenta corría que lo que gana en su trabajo se lo iban a descontar como pensión para sus hijos, que no pusiera demanda porque su hermano y su cuñado son abogados y se llevan a cuates con el juez. Pide que detengan a su mujer quien trabaja en una preparatoria particular en el Boulevard Ramón G. Bonfi, o que al menos le digan que ya no le pegue.

ENTRARON LOS LADRONES CON PISTOLA EN MANO
Dos sujetos tocaron la puerta, para que les abrieran dijeron que iban a entregar un pago, al abrirles sacaron sus pistolas y sometieron a Claudia Andrea Olvera Gómez y a sus hijos. Se llevaron 180 mil pesos, la mujer llorando le contó al agente social que llegaron a su domicilio en la Calle 17 de la colonia Napateco, en Tulancingo.
La señora narró que tocaron el timbre y dijeron, “venimos a dejar un pago”, ella pensó que se trataba de personas enviadas del grupo “Gaviotas” de una institución que está afiliada a ellos, pero al entrar los amenazaron con armas de fuego, a la hija menor la encerraron el baño.
Ella se quiso echar a correr pero la pararon con un cachazo de pistola en la chirimoya, “no te resistas solo venimos por el dinero” le dijeron, la metieron en el baño donde estaba otro de sus hijos, mientras que uno de los delincuentes robaba, el otro los estaba vigilando sin dejar de apuntarles.
Le llevaron su bolso para que les anotará los números confidenciales de las tarjetas bancarias que guardaba, anduvieron buscando cosas de valor, uno de ellos les amarró de pies y manos a sus hijos y también a ella, los ladrones se pusieron ropa de su esposo, que les quedó a la medida, se sentaron en el comedor,  comieron muy bien, la mujer moviéndose como chinicuil logró desatarse, llamó a la policía, cuando llegaron se habían pelado.
Les dijo que los delincuentes se llevaron 20 lociones, 14 mil chuchos en efectivo, cuatro videocámaras, ropa, juegos de tenedores de plata, una pistola calibre 38 y joyería diversa con un valor de 80 mil pesos, los uniformados le dijeron que no podían hacer nada, no sabían por donde se habían ido, pero que fuera a poner su demanda al Ministerio Público, ahí le contó al agente todo lo que pasó.
Dijo que los ladrones se habían ido en un coche Jetta negro. Mandaron de volada a que formaran el operativo cero, cerrando entradas y salidas de la ciudad, las patrullas hicieron rondines en todas las calles, pero regresaron con la novedad de “cero” detenidos. La señora no se salió con las manos vacías, las autoridades le entregaron su demanda.

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