Un Infierno Bonito

SE LE PASARON LAS CUCHARADAS
Un chofer que le gustaba de amadres empinar el codo, perdió la medida, dicen por ahí que tenía una pena en el alma que no la mataba ni el licor y chupo doble, se aventó dos cubas por una, pero la zurro que nadie quisiera estar en su pellejo.

Por completo se le pasó el avión, manejo en sentido contrario, tumbó varios postes, reventó los cables, desmadro su camioneta y se lo llevaron al hospital, donde quedó colgando el pico, se le fue el tiempo, todo pasó el domingo para amanecer lunes. Por un pelito desaparece la calle de Camerino Mendoza a un ladito con la calle de Abasolo en Pachuca, la capital de los parquímetros, los baches y la basura, donde no saben gobernar ninguna de las viejas que ha tenido como presidenta municipal, el pueblo quiso probar con una y fallo. Todo lo que sucedió pareció un terremoto que en algunas casas viejas les tiro el techo y la barda, dejando el puro terreno. Los testigos salieron con los pelos parados y durante varios minutos se hincaron para pedir al todopoderoso que les echara la mano. Los uniformados como a las seis de la mañana que fue el madrazo, acostumbran echar su coyotito, salieron de sus patrullas corriendo como locos, queriéndose refugiar en algunas casas donde fueron sacados a madrazos, una señora de muchos calzones, fue la que dio razón de cómo estuvo el desmadre, que siempre a esas horas está en la puerta de su casa esperando a su borracho viejo, dijo a las autoridades que vio de momento una camioneta pick up 150 color blanco, que corría toda desmadrada doblada como acordeón, adentro la manejaba un borracho que se quiso pelar después de haber ocasionado su desmadre, todo era silencio en la madrugada, con tanto miedo que ni los perros ladraron, todos se encerraron en sus casas, lo canijo estuvo cuando lentamente se les cayó un poste de luz encima de varias casas, la señora conociendo sus trucos que muchas veces usaba su vieja para escapar cuando hace un desmadre, corrió asomarse para ver quien era y llevaba una piedra para desmadrarlo, pero al ver que no era sacó su teléfono y llamó al 911, explicando todo lo que había lo pasado pero no le entendían, todavía estaban durmiendo. A la de mil llegaron los gendarmes de la municipal, lo mismo que paramédicos de varias instituciones quienes lo sacaron, estaba vivo y se lo llevaban con los locos, pero dijo uno de los comandantes que mejor lo llevaran al Ministerio Público, otros opinaban que lo llevaran al hospital porque estaba medio muerto. Pasaron la horas y todavía no podían abrir la calle que estaba cerrada, como cuando la cierran en las cabalgatas o viene la antorcha campesina, la señora que era la que informaba de todo, dijo que tenía que ir a buscar entre los montones de tierra, porque a lo mejor estaba enterrado y hasta ahorita no sabemos quién fue el culpable, porque varias familias llegan y se van, no les vayan a cobrar los cargos.

LE FALLARON LOS CÁLCULOS A UN POLICÍA
Le calculó mal el policía Bancario y atropelló a dos personas, todo fue un cálculo malo. Como se dice que el cálculo hace al maestro, pero fue sin querer y ahora tendrá que pagar los daños. Un policía Bancario de nombre Jaime Trinidad Paredes, de Tulancingo, echó en reversa la patrulla y apachurro a una mujer que llevaba a un señor en una silla de ruedas, se dio cuenta hasta que sonaron como claxon, se detuvo y se bajó mirando sus gracias, estaba tirado el señor Jorge Ortiz Gómez de 54 años de edad y su señora María Cruz Hernández de 52, quien empujaba la silla de ruedas para subirla a la banqueta cuando le llegó el madrazo. El lunes pasado por la tarde sucedió el accidente en el boulevard Adolfo López Mateos, la gente que vio le mentó toda su madre, al policía Bancario por baboso, le siguieron diciendo de cosas mejor se tapó las orejas y dijo “botellita de vinagre”, pidieron ayuda a la Cruz Roja, a los Bomberos llegó la Policía Municipal, también pusieron como lazo de cochino al chofer por burro. Declaró la señora ante el Ministerio Público de ese municipio, que a su señor le falta una pata se la cortaron porque esta diabético, es una bronca atravesar el boulevard Nayarit y la calle Adolfo López Mateos, los automovilistas se hacen weyes y no les dan chance de cruzarlo. De momento se detuvo la patrulla ofreciéndoles que pasaran cuando lo hicieron se estacionó unos metros adelante, cuando la señora estaba pujando para subir la silla de ruedas a la banqueta porque no hay rampas para discapacitados, la patrulla se echó en reversa le pegó a la silla de ruedas, tumbó al señor, luego arrastró a la señora hasta que un viejita le hizo señas al policía industrial que había desmadrados a los señores, fue cuando se bajó de la unidad. El señor se quejaba lo mismo que la señora, estaban los dos en el suelo con la silla de ruedas hecha charamusca, en el hospital dijeron que la mujer sufrió raspones en la cara y en brazo izquierdo, el señor fue solamente apachurrado con su silla del susto quedó mudo, hacía señas señalando al bancario y le movía la mano hacia atrás. El chofer no quiso hablar para nada, lo llevaron a las oficinas de la Policía Bancaria donde quedará arrestado según el estado de las personas que apachurro, la patrulla fue llevada al corralón, esperan que lleguen a un convenio con los accidentados de pagarles los daños, el policía les hizo ver que al señor le faltaba una pierna y esa no entra en el pago.

UN LADRÓN LO DESPOJÓ DE SUS PERTENENCIAS

El lunes por la tarde Roberto García, un chavo de 16 años de edad, fue detenido por los cuicos, estaba acusado de que había asaltado a dos viejas y a un repartidor de pizzas, se negó, dijo que no era cierto que corría porque hacía mucho frió que el de Protección Civil nunca le atina a el meteorológico, dijo que iba hacer calor y le falló como siempre porque la mañana estaba muy fría. Pero la neta fue como a las cuatro de la tarde un repartidor de pizzas le gritaba a una patrulla, por la calle de Arizpe que se parara, lo habían robado, iba con la lengua de fuera, su moto no le jalo, correteaba al que le robó su cartera a pata. Los oficiales lo siguieron, le cerraron el paso cerca de la Surtidora, agarrándolo de las greñas para que no se les escapara, llegó con ellos el pizzero, lo identificó, el ladrón dijo llamarse Roberto García Reynosa, con domicilio en la calle de Palo Blanco número 100 en el barrio del Mirador, les aseguró que el pizzero estaba loco, se quería zafar para darle en la madre, le gritaba “cual cartera”, los cuicos le metieron mano y la encontraron, dijo Agustín Hernández quien reparte pizzas, que en la cartera lleva mil varos, al abrirla era cierto, debajo de los calzones el ladrón llevaba una bolsa negra de mujer, cuando le preguntaban de quién era, llegó la dueña María Leticia Granados Hernández de 31 años, con domicilio en la colonia Centro, comentó que le había dado matanga dijo la changa, los policías vieron a Roberto que estaba muy nalgón, le metieron la mano y le sacaron otra bolsa color negro, llegó corriendo la dueña María Geli Jiménez Serrano de 17 años de edad, con domicilio en San Juan Tilcuautla, les dijo que estaba mirando un aparador cuando paso el conejo y se la arrebató echándose a correr, no lo pudo alcanzar, tampoco lo perdió de vista, había pensado llegar hasta donde se parara para darle en la madre por rata. Les dijo que dentro de la bolsa lleva su celular y 500 chuchos, la abrieron y era tal como dijeron estaba lo robado. Lo subieron a la patrulla a punta de madrazos porque no quería ir, les dijo a los policías que les había devuelto lo que les tranzo, que lo dejaran libre, pero ni madres lo pusieron ante el Ministerio Público, donde se quejo por falsos testimonios, los policías lo iban a mandar al tutelar para menores para que se quitara lo mano larga, en menos que canta un gallo, había madreado a tres ciudadanos con sus pertenencias.

NEGARON ATENCIÓN A UNA PARTURIENTA
Tiro al chamaco en la calle, Martina López Ángeles de 28 años de edad, acompañada de su madre caminaban por el monte para llegar antes de que se le saliera el chamaco, era primeriza y gritaba como chivo por los dolores, cada rato se paraba, se agarraba la panza, su madre le daba ánimos, les faltaban dos horas para llegar al Hospital Regional de Tlanchinol. Le escurría el sudor por todas partes, se la habían aventado a pincel desde la comunidad de Amoló perteneciente a Tepehuacan de Guerrero hasta Tlanchinol, que eran como 10 kilómetros de distancia. Llegaron arrastrando las patas de cansancio cuando el médico le metió la mano a la señora, le dijo que todavía le faltaba más de 24 horas. La señora Agustina, madre de la parturienta, le comunicó al doctor que ya se la había roto la bolsa, que le viera las patas chorreadas que no creyera que se había orinado en los calzones, el galeno enojado le dijo que se la llevara a su casa, le faltaba mucho para aliviarse, dio órdenes a las enfermeras que las sacaran del hospital. Caminaron unos metros, al llegar al campo de la Unidad Deportiva “El Ocotal”, a la señora se le echó la mejor mula, su hija no pudo caminar, comenzó a dar unos gritos tan fuertes que se escuchaban por todo el poblado, los perros no dejaban de ladrar, los niños lloraban refugiándose con sus padres y las mujeres rezaban una plegaria pensando que era la llorona. Los mismo lamentos despertaron a los Policías Municipales que fueron con miedo a ver que pasaba, se acercaron y una señora le hacía casita a su hija que estaba dado a luz a un chavito, la mujer por su ignorancia jalo al niño de las patititas y fue el último grito de Martina que se desmayó. Los policías los enredaron con lo que pudieron, los llevaron en su patrulla al mismo hospital donde horas antes les habían negado el servicio. Los policías reportaron a sus superiores que ellos lo vieron con esos ojos que se van a comer los gusanos, que sobre un rebozo a la intemperie, la señora ayudaba a su hija a que diera a luz, la mujer llorando explicó “todo el domingo estuvimos pidiéndole al doctorcito que atendiera a mi hija, pero no quiso y nos echó fuera, en la madrugada le ayude a jalarlo”. La joven mujer recibió atención en el Hospital le hicieron estudios junto con su recién nacido, la mujer estuvo a punto de morir desangrada por el parto, luego les dio gusto cuando la madre abrió los ojos y llamó a su mamá por su nombre, le habían dicho las autoridades al médico que si se moría se la cargaban, por eso tiene que aliviarla a huevo.





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