ALFIL NEGRO
En cuatro días, el 5 de este mes, el gobernador Omar Fayad rendirá el sexto y último informe de su administración en circunstancias que ningún otro gobernador haya tenido, lo mismo en lo político que en lo social y con logros que le permitirán cerrar la puerta con buena calificación, aunque en esto cada quien tenga su opinión particular.
Fayad rindió protesta como gobernador el 5 de septiembre del 2016 en el Auditorio Gota de Plata, con asistencia de muchas personalidades de la política y con un discurso que fue bien recibido por sus compromisos de buen gobierno, y apuestas por caminos distintos a los caminados por sus antecesores, sobre todo en lo que se refiere a sus colaboradores, en que presentó nuevos rostros dejando fuera a muchos que se habían apoderado de los cargos y repetían cada sexenio, y que al final de su gobierno en el proceso electoral para gobernador, buscaron ser apoyos de la candidata Viggiano, pero que en el fondo lo que buscaban era volver al poder para cobrar revancha de Fayad, sin que les importara realmente que ganara Viggiano.
El resultado todo mundo lo conoce.
Fayad gobernó con un Congreso en manos de Morena y particularmente del Grupo Universidad, que buscó con todo estorbar en los planes de gobierno, pero con una torpeza tal que la mayoría de las veces salieron exhibidos, y todavía se recuerdan las poses de poder que quisieron hacer valer gentes como Ricardo Baptista y aliados.
Por si esto fuera poco, Fayad en los dos últimos años de su gobierno desde el 19 de marzo del 2020 gobernó Hidalgo con el problema de la pandemia del Covid que como en todo el mundo le afectó seriamente al estado.
Para cerrar su sexenio, en lo político vivió el proceso electoral de gobernador del estado con acciones y decisiones de su partido el PRI en que abiertamente lo ignoraron, e impusieron a la Secretaria General como candidata, con los resultados que ya se conocen perdiendo el poder después de 93 años de gobernar Hidalgo.
No fue un sexenio fácil o con todo a favor como otros y, por el contrario, debió gobernar a contracorriente y con mucho viento en contra y muchas veces de su mismo partido.
Sin embargo por su gobierno deben hablar sus obras y acciones, lo logrado en salud, ciencia, inversiones, vías de comunicación, seguridad, combate a la pobreza, turismo, educación y, en general, lo que con hechos muestran lo que se caminó y avanzó.
Será el próximo gobierno el que juzgue con hechos y datos lo que se haya hecho bien y mal, y actuar en consecuencia.
Y sin que sea un dato fundamental para dar un juicio sobre su sexenio, se debe ver también el estilo personal de ejercer el poder sin la solemnidad de muchísimos, sino con un modo jovial, alegre y cercano a lo que es el hidalguense, que para la mayoría es un acierto, porque lo mismo se divirtió con sus hijos en un salón de fiestas, que guitarra en mano cantó las mañanitas.
Son estilos de gobernar, unos muy solemnes y serios, otros como Fayad, anti solemne y festivo.
Sin duda que por lo logrado y por su modo de gobernar, será bien recordado.
En cuatro días será su último informe.
Y después, el juicio de la historia.
