Tampoco criticó a Trump por sus medidas contra refugiados: “Estados Unidos es responsable de la política estadounidense sobre los refugiados. Reino Unido es responsable de la política británica sobre los refugiados”, respondió May.
La primera ministra británica estrechó en Washington el viernes la mano del presidente Donald Trump y voló toda la noche en el Voyager de la RAF para aterrizar en Ankara a tiempo para saludar al controvertido presidente Recep Tayyip Erdogan. Les unen cierto desdén por la UE, un conflicto a resolver en Chipre -Reino Unido era la antigua potencia colonial de la isla dividida- y cerca de 14 mil millones de euros anuales en volumen de negocio, que ahora buscan aumentar.
El comercio fue el eje central de la cita, celebrada en el cálido ambiente proporcionado por el macro palacio de Bestepe. Theresa May busca aligerar el duro camino post Brexit y la economía turca, aunque algo gripada, sigue siendo una garantía. A los turcos también les conviene tener cerca el Reino Unido, segundo mercado de exportaciones tras Alemania.
El encuentro se cerró con un plan para elevar el lazo comercial a casi 20 mil millones de euros al año y un acuerdo para cooperar en industria de defensa.
“Hemos acordado que tendremos un grupo de trabajo común para preparar nuestros intercambios comerciales post Brexit” ha afirmado May. Una de las fotografías del día fue la que se tomaron frente al emblema presidencial Erdogan y May, cuya cabeza parecía lucir una corona santificadora.
La ‘premier’ ahorró en críticas hacia el deterioro del respeto a los derechos humanos en Turquía. “Es importante que Turquía sostenga la democracia manteniendo el imperio de la ley y sus obligaciones internacionales con los derechos humanos, como su gobierno se ha comprometido”, declaró.
Tampoco condenó la decisión de EU de suspender la admisión de refugiados.