Trump: Sin aranceles ni siquiera habría un acuerdo…

NÚMEROS CLAROS

    •    Ahora, a un mes de las elecciones intermedias en los Estados Unidos, el presidente Trump podrá exhibir sus logros frente a sus electores y decir, como lo está haciendo, que cumplió con su promesa de eliminar el TLCAN, el peor tratado comercial firmado por su país, dañino para el empleo y las empresas estadounidenses, según él


El presidente Donald Trump prometió a sus electores poner fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y finalmente cumplió con su compromiso de campaña. El presidente estadounidense llevó a México y Canadá al desfiladero, los acorraló y los obligó a aceptar sus condiciones; sus socios comerciales dentro del proyecto de creación de una zona de libre comercio en América del Norte nacida en 1994, no tuvieron otra cosa más que hacer que aceptar sus condiciones para salvar los mercados de la mayoría de sus exportaciones, amenazadas por las altas tarifas aduaneras si no se llegaba a un acuerdo que satisficiera sus expectativas.
Los empresarios y los ciudadanos de los tres países, ahora irán poco a poco descubriendo lo que realmente se negoció y acordó. En el caso de México, algo que está claro es que la apertura del sector energético al mercado y la inversión extranjera, a partir de la reforma energética de 2013, ha quedado blindada con el nuevo acuerdo comercial y el presidente electo, con la mayoría en el Congreso, no la podrá echarla abajo ahora; no porque no quiera hacerlo, sino porque quienes propusieron la reforma y negociaron el acuerdo comercial se han encargado de “quemar las naves” (de obstruir los mecanismos para hacerlo), dentro del nuevo acuerdo comercial que sustituirá al TLCAN; el cual sobrevivió 25 años sin llegar a profundizarse para pasar a formar una unión aduanera entre los tres países, siguiente paso dentro de la integración regional de las economías, algo que no pasará ya.
Ahora, a un mes de las elecciones intermedias en los Estados Unidos, el presidente Trump podrá exhibir sus logros frente a sus electores y decir, como lo está haciendo, que cumplió con su promesa de eliminar el TLCAN, el peor tratado comercial firmado por su país, dañino para el empleo y las empresas estadounidenses, según él. Recordemos que el presidente estadounidense ha dicho que el TLCAN fue desastroso para su país y lo acusó de haber sido el responsable de la pérdida de millones de empleos y de empresas; de haber sido a través de él que México robó sus empleos y sus fábricas de manufacturas.
México fue el primero que llegó a un acuerdo bilateral con los Estados Unidos en la renegociación del TLCAN, al separar a Canadá de las negociaciones trilaterales; posteriormente continuaron entre Canadá y los Estados Unidos, bajo los términos del primer acuerdo alcanzado. Este domingo pasado por la noche, casi a unas horas de la fecha fatídica, el 1 de octubre, Canadá decidió unirse al acuerdo logrado en septiembre entre los Estados Unidos y México, poniendo fin al TLCAN y dando paso al nacimiento de un simple acuerdo comercial que no tiene como objetivo crear ninguna zona de libre comercio, abortada con la muerte del TLCAN.
De este modo, ha nacido el Acuerdo de Estados Unidos, México y Canadá (USMCA), que satisface los intereses del presidente y le suena bien su nuevo nombre. Ahora el texto final del acuerdo comercial, y no de la creación de la zona de libre comercio proyectada en 1994, tendrá que ser firmado por los tres presidentes en los próximos 60 días, para luego ser ratificado por el Congreso de los Estados Unidos que surja de las elecciones próximas de noviembre y por los congresos de México y Canadá.
Donald Trump ha dicho que el USMCA es el acuerdo más moderno y avanzado de la historia, prometiendo hacer de su país una gran potencia manufacturera. Con esas afirmaciones, el presidente estadounidense muestra su miopía y falta de visión, al no entender que la economía de su país está insertada ya en la cuarta revolución industrial y ha dejado las manufacturas para pasar a desarrollar la nueva industria, la cual no es intensiva en mano de obra sino en capital y tecnología; por lo que debe trabajar para recalificar la fuerza de trabajo de su país y satisfacer la demanda de su economía, poniendo fin a que las empresas de punta soliciten a otros países, realizar parte de los procesos de fabricación de componentes de productos terminados como el iPhone, por ejemplo, en la India y China.
El presidente Trump, lejos de ello, sigue repitiendo que no quiere ver que las compañías se vayan y los empleos desaparezcan en su país, olvidando las ventajas comparativas existentes entre los tres países, las cuales van a hacer que las empresas deslocalicen procesos de producción hacia el país que ofrezca mejores condiciones para la fabricación de productos o componentes.
Acaso se ha preguntado el presidente Trump ¿De dónde es el capital de la mayoría de los bancos que operan en México y aseguradoras? ¿A dónde van sus ganancias?, no entiende que mientras la economía mexicana es intensiva en mano de obra la de los Estados Unidos y Canadá son intensivas en capital; y es debido a la carencia de capital lo que ha hecho de México un mercado atractivo para bancos y aseguradoras, donde a diario millones de mexicanos trabajan para pagar préstamos y compras a crédito, convertido en los esclavos modernos del capitalismo.
Algo que parece interesante para los tres países es el aumento del porcentaje en las reglas de origen en la fabricación de automóviles, 75%; pues ello obligará a las ensambladoras de autos a abrir nuevas fábricas para producir componentes en los tres países y hacer circular libremente, sin pagar aranceles, todas las unidades fabricadas por la industria automotriz; lo cual permitirá que en México se creen nuevos empleos seguramente.
Sin embargo, no olvidemos que Washington impuso aranceles elevadísimos a las importaciones de acero y aluminio, dirigidos especialmente a China con quien libra una guerra comercial de baja intensidad. En este rubro, ni Canadá ni México se han librado aún de enfrentas los aranceles-Trump, pues los Estados Unidos están analizando si impondrán cuotas a las importaciones de acero y aluminio procedente de sus socios de América del Norte. El presidente Trump ha sido claro en su desprecio al libre comercio, al afirmar que “Sin aranceles, ni siquiera habría un acuerdo, lo digo por todos los ingenuos…”.

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