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Trump prepara una operación de limpieza

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Ahora… en sus servicios de inteligencia

El locuaz presidente pretende que un multimillonario de su confianza someta a revisión las agencias díscolas

También se descubrió que otros miembros de su equipo estaban manteniendo citas regulares con agentes rusos y que, ya alcanzada la victoria, el futuro consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, mantuvo una turbia conversación con el embajador ruso en Washington. Justo cuando Barack Obama imponía sanciones al Kremlin por su juego sucio en la campaña. Un escenario de terror para cualquier servicio de contrainteligencia.
Trump ha vuelto a la carga. En una maniobra sin precedentes, decidió, según The New York Times y CNN, someter a revisión sus servicios de inteligencia. Al frente de esta operación de limpieza quiere situar a Stephen A. Feinberg, un multimillonario de su máxima confianza y alejado de la órbita de la seguridad nacional.
El golpe, que hace prever un recrudecimiento del combate entre Trump y sus agentes secretos, refleja la fractura que, en menos de un mes de mandato, el republicano ha abierto en las más altas instancias del poder estadounidense. Una desconfianza que incluso ha llevado a los servicios de inteligencia a ocultarle información sensible para evitar su filtración.
Los espectros del pasado vuelven a agitarse en Washington. Escándalos como el Irán-Contra y Watergate empiezan a ser mencionados en voz alta. El incendio ha empequeñecido incluso la caída del consejero de seguridad nacional, Michael Flynn. Lo que se dirime ahora va más allá de un solo hombre: la nación más poderosa del planeta asiste a una batalla abierta entre el comandante en jefe y quienes le deben guiar por las tinieblas.
El cisma, que surgió en la campaña electoral, no ha dejado de agrandarse. Diariamente afloran nuevas revelaciones. Y todos los golpes van en la misma dirección. No es que Trump se enfrente a un escándalo, sino que para sus servicios de inteligencia él es el problema.
La desconfianza ha llegado hasta tal punto que las agencias, publicó The Wall Street Journal, han empezado a ocultarle información sensible al presidente. Y no lo hacen en venganza por los ataques que reciben de su jefe supremo, sino por temor a que este pueda filtrar datos de la seguridad nacional.
El origen de esta actitud, que incluye la retirada de la vista presidencial de fuentes y métodos, está vinculada a la admiración mostrada por Trump hacia el presidente ruso, Vladimir Putin. El magnate ha defendido siempre su amistad con el ex oficial del KGB. La considera un bien valioso y la ha llegado a blandir en sus pugnas políticas.
Así ocurrió cuando en plena campaña pidió a Putin que continuara jaqueando los correos de su rival, la demócrata Hillary Clinton. Ese gesto, según los agentes consultados por el rotativo estadounidense, fue crítico. Trump acababa de tender la mano a un país que estaba interfiriendo el proceso electoral con el claro objetivo de favorecerle.