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Trump hace las paces con la periodista

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Elecciones en Estados Unidos

  • Megyn Kelly, la estrella de la cadena Fox busca humanizar al candidato republicano, que no se retracta

Kelly se ganó la ira de Trump cuando, en el primer debate republicano, cuestionó su actitud ante las mujeres. “Usted llama a las mujeres que no le gustan ‘cerdas gordas’, perras, desaliñadas y animales asquerosos. El Aprendiz le dijo que sería una bonita imagen verla de rodillas. ¿Le parece a Usted que ese es el temperamento adecuado para alguien que quiere ser elegido presidente de EU?”, Trump reaccionó con insinuaciones misóginas. “Le brotaba sangre de los ojos, le brotaba sangre de cualquier parte”. No se retractó ni pese a la lluvia de críticas que le cayeron de todas partes.

Washington.- El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, se reconcilió el martes con la presentadora estrella de la cadena conservadora Fox, Megyn Kelly, a la que había insultado al comienzo de su carrera presidencial. Trump dejó de lado la cruzada que ha mantenido con la periodista durante los últimos nueve meses y se sometió a su cuestionario.

A cambio, Kelly aparcó las preguntas difíciles por las que es conocida y le proporcionó una plataforma para que el candidato finalista republicano presentara su lado más humano, aunque éste dejó claro que no cambiará la actitud beligerante que tan lejos le ha llevado.

Donald Trump parece ese niño que sabe que tiene que hacer las paces con alguien con quien se peleó aunque en el fondo sigue pensando que no hizo nada malo, así que extiende la mano, pero deja que sea el otro el que se acerque a estrechársela. Algo así lleva haciendo desde que se quedó solo en la carrera por la nominación republicana para la Casa Blanca.

El primer escenario fue el Congreso, la semana pasada, adonde acudió para entrevistarse con el jefe del partido, Paul Ryan. Ni a este le apetece respaldar su candidatura ni Trump está dispuesto a ceder en la actitud que le ha alienado del establishment republicano. Pero la cúpula conservadora sabe que no le va a quedar más remedio que tragarse el sapo y aceptar, en último término, al candidato que han elegido sus bases.