Home Nuestra Palabra José Luis Ortiz Santillán Trump en contra los musulmanes y latinos

Trump en contra los musulmanes y latinos

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En una semana de trabajo el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha comenzado a revolucionar el comercio y la migración. Nadie tomó en serio sus propuestas, nadie lo tomó en serio a él, como nadie supuso que podría llegar a ser el presidente de los Estados Unidos. Ahora está ahí, sin ver y si escuchar, convencido de que sólo él tiene la razón, sólo en el poder, rodeado de sus incondicionales y pensando que él puede tener pronto el control del planeta.

Como era de esperarse, su primera víctima ha sido México, pero también gracias a Donald Trump el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto ha podido calmar los ánimos por la puesta en marcha de la liberalización del mercado de los hidrocarburos; el patriotismo ha hecho que millones de mexicanos olviden sus diferencias con el presidente Peña Nieto para formar un frente Anti-Trump.

El enfrentamiento entre el presidente Enrique Peña Nieto y Donald Trump en torno al muro fronterizo que ha decidido terminar de construir el presidente estadounidense, llegó a su cúspide más alta el 26 de enero pasado, cuando Donald Trump, a través de un solo Twitter, eliminó la posibilidad de restaurar el diálogo entre ambos países para tratar los temas de interés común, cancelando la reunión entre ambos mandatarios prevista para hoy viernes 31 en Washington; al señalar que no tenía ningún caso efectuar la reunión si México no estaba dispuesto a pagar por la construcción del muro.

Luego de una conversación telefónica entre los presidentes de México y de los Estados Unidos, todo parece haber llevado este diálogo inicial entre ambos países a un estado de calma tensa, donde el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto apuesta por una solución diplomática de negociación de los temas que preocupan a ambos países: comercio y migración.

Sin embargo, ¿Se podrá confiar en el impredecible Donald Trump?, cuando es evidente que cumplirá sus promesas de campaña al pie de la letra, en especial contra México, poniendo fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y deportando los más de 11 millones de mexicanos indocumentados.

Este fin de semana el presidente Trump ha anunciado su política migratoria, la cual ha ganado el rechazo internacional y la reacción del ex presidente Barack Obama, que había dicho que se mantendría alejado de la política salvo que hubiera razones de peso para volver a ella y éstas se las ha dado ahora el presidente Trump.

Barack Obama ha expresado su desacuerdo fundamental con el presidente Trump sobre su política migratoria. En todos los medios internacionales, entre los Estados Unidos y las cancillerías de todo el planeta, no se habla de otra cosa que no sea el decreto anti-refugiados firmado por Donald Trump; bajo el argumento de la protección de su país de la entrada terroristas. Por lo pronto en su decreto ha prohibido la entrada de ciudadanos procedentes de siete países predominantemente musulmanes del Oriente Medio y África Oriental (Siria, Irak, Irán, Yemen, Sudán , Somalia y Libia).

Ese ha sido un primer paso para iniciar una crisis política y diplomática en los Estados Unidos y fuera de territorio, pues las protestas internas no se hicieron esperar. Con esa decisión, el presidente Donald Trump ha puesto fin a las relaciones cordiales que durante años habían logrado establecer los Estados Unidos con el mundo árabe, las que pueden agravarse aún más si concreta su promesa de trasladar la embajada de los Estados Unidos ante el Estado de Israel, de Tel-Aviv a Jerusalén, lo que podría desatar una crisis de consecuencias inimaginables entre el mundo árabe y los Estados Unidos.

EL presidente Donald Trump afirmó este domingo pasado que los Estados Unidos necesitan frontera fuerte y seguras, así que poco le quedará a México en las negociaciones frente a un muro fronterizo consumado y a las barreras comerciales que seguramente se erigirán en nuestra frontera norte.

El presidente Donald Trump ha negado haber firmado un decreto contra los musulmanes y ha dicho que los siete países incluidos en su texto de decreto habían sido juzgados como países que alimentaban el terrorismo en la administración de Barack Obama; aclarando que “Para ser claros, esto no es un decreto contra los musulmanes, contrariamente a lo que erróneamente se informó en los medios de comunicación”, aclaró Trump; se trata de un “decreto que no está dirigido contra la religión, sino contra el terrorismo y para proteger a nuestro país. Hay más de 40 países musulmanes en el mundo que no están afectados por este decreto…” precisó.

El ex presidente Obama dijo que no está de acuerdo con el decreto y la política del nuevo presidente, con la idea de discriminar a los individuos en función de su fe o religión, según un comunicado. Pero no fue el único en manifestar su oposición a la política migratoria de Trump; Francia y Alemania reaccionaron a ella.

La canciller alemana, Angela Merkel, condenó enérgicamente la medida, argumentando que “la necesaria de lucha contra el terrorismo, no justifica de ninguna manera el generalizar las sospechas contra las personas sobre la base de su creencia, en este caso, las personas de fe musulmana, o de acuerdo con su origen”, dijo canciller.

El Canciller francés, Jean-Marc Ayrault, solicitó la anulación del decreto. En referencia a una situación de “gran incertidumbre para binacional”, estimó que la medida era “muy perjudicial” a un francés que tiene la nacionalidad de uno de los siete países cubiertos por el decreto. Mientras que la Unión Europea reaccionaba con firmeza, planteando que “Nuestros abogados están en contacto con nuestros socios europeos y otros, y vamos a garantizar que no exista discriminación que se imponga a nuestros ciudadanos”, planteó la portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas.

Bajo este contexto actual de desarrollo de las políticas de Donald Trump, México se equivoca al confiar en un posible acuerdo sobre temas tan complicados entre ambos países y dejar a un lado al resto de países latinoamericanos, en espera de seguir manteniendo relaciones cordiales y armonizadas con los Estados Unidos  Canadá  en busca de un objetivo de integración que no llegará por ahora.

Sería mejor que el gobierno mexicano modificará el rumbo de su política respecto a los Estados Unidos y tratara, de una vez por todas, de romper su dependencia política y económica de este país norteamericano. Quizá nunca como antes los países latinoamericanos están de tras de México, pero ello no servirá de nada si no se capitaliza el momento para agrupara a todo el subcontinente para negociar en posición de fuerza con el gobierno de Trump. No es lo mismo México en solitario, que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Las políticas comerciales y migratorias no están enfiladas en el continente Americano sólo contra México, sino contra todos los países del continente, excepto Canadá, tarde o temprano disolverá los tratado comerciales firmados con el resto de países latinoamericanos y comenzará la deportación de millones de sus ciudadanos. No es pues un enfrentamiento México Estados Unidos, sino de Trump con Latinoamérica.