La insoportable levedad de ser desagradable
- Intenta encontrar un perfil ortodoxo
Trump rompió las costuras del Partido Republicano. Sus discursos xenófobos, contra mexicanos o musulmanes, le sitúan muy a la derecha de los conservadores, ya de por sí partidarios de la mano dura con inmigrantes. Estos ataques hicieron mella en la comunidad hispana de EU (más de 50 millones de personas), que rechaza al magnate. Acudir a unas elecciones presidenciales con la mayoría de estos votantes en contra es un hándicap que puede ser decisivo, algo de lo que es consciente el Partido Republicano.
El Partido Republicano va a tardar tiempo en digerir la conmoción interna que está suponiendo Donald Trump. Su candidatura a las elecciones de noviembre es ya casi irreversible, después de haber borrado del mapa a todos sus rivales, pero las heridas son profundas. Recibido con desconfianza por buena parte de los líderes republicanos, Trump diseña ya el futuro. Un movimiento decisivo será la persona que elija como aspirante a la vicepresidencia, un perfil que tendrá que compensar la heterodoxia de la otrora estrella televisiva.
Después de fracasar en su intento de frenar a Trump, a quien pocos tomaron en serio cuando inició su carrera por la nominación republicana hace casi un año, el establishment republicano no disimula su incomodidad con quien con toda seguridad será su cartel electoral dentro de seis meses.
En los últimos días, los principales líderes y referentes del partido se han pronunciado de una u otra manera sobre Trump, cuya exitosa lucha por la nominación se ha basado en un populismo que ha fracturado la sociedad estadounidense en debates como la inmigración y ha hecho tambalear los cimientos ideológicos de los republicanos.
Los dos últimos presidentes conservadores, George Bush padre e hijo, han hecho saber que no apoyarán a Trump en las elecciones presidenciales, una batalla que librará con casi total seguridad con la demócrata Hillary Clinton.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, el cargo institucional más importante que tienen los republicanos, también manifestó que no apoyará al magnate. Y dirigentes republicanos de origen hispano se han sumado al coro de voces que no ocultan su malestar con quien ostentará la candidatura republicana.
Trump, sin embargo, no se arredra ante este movimiento interno que asume con dificultad lo que las bases republicanas han decidido en el larguísimo proceso de primarias. A medida que su candidatura se iba haciendo inevitable, Trump ha suavizado sus mensajes contra el establishment, pero la desconfianza es abismal. “Creo que los conservadores quieren saber si (Trump) comparte nuestros valores y nuestros principios. Hay una gran cantidad de preguntas sobre las que los conservadores van a querer respuestas”, afirmó Paul Ryan.