Está carcomiendo a su gobierno
El presidente sopesa contratar un equipo legal y de comunicación para afrontar la investigación del FBI
En medio de la enésima crisis de su corta presidencia, Trump prepara el diseño del cortafuegos que aísle a su Administración del desgaste constante del reguero de informaciones relacionadas con la trama rusa. La Casa Blanca no ha hecho ningún anuncio oficial, pero la prensa norteamericana da por hecho que Mark Kasowitz, el abogado personal de Trump, fue contratado para formar un equipo legal que asesore al mandatario
Tras semanas de vaivenes, Donald Trump acabó admitiendo una realidad: la llamada trama rusa carcome el día a día de su Gobierno.
El presidente de EU busca levantar un dique de contención. Sopesa contratar un equipo especializado de abogados y de comunicación que se centre en gestionar las revelaciones de la investigación sobre los lazos de su entorno con Rusia.
Las pesquisas del FBI crecen como amenaza para Trump porque llegan a su núcleo político y familiar: a Jared Kushner, su yerno y uno de sus principales asesores.
Trump volvió la noche del sábado a Washington tras nueve días en el extranjero. Querría que el debate político girase alrededor de su extenso viaje por Oriente Próximo y Europa. O sobre su agenda legislativa, como las reformas de los sistemas sanitario y fiscal. Pero el multimillonario comprobó que, con él fuera, las aguas no se han calmado. Su cuarto mes como presidente sigue condicionado por la alargada sombra del Kremlin.
Trump se fue al extranjero acechado por el inesperado nombramiento, sin su beneplácito, de un fiscal especial, el exdirector del FBI Robert Mueller. Lidera las pesquisas sobre si hubo coordinación entre el entorno del republicano y el ciberataque de Moscú contra el Partido Demócrata durante la campaña electoral y que buscaba ayudar a Trump a ganar las presidenciales.
A su regreso a EU, el debate sólo arreció tras revelar la prensa que Kushner está en el punto de mira del FBI por sus reuniones -entre la victoria electoral en noviembre y la investidura de Trump en enero- con el embajador ruso en Washington, Sergéi Kislyak. Según medios estadounidenses, Kushner le propuso al diplomático crear un canal secreto y seguro de comunicación entre el equipo del presidente electo y el Gobierno de Vladímir Putin.
Dicho canal nunca se abrió, pero alimenta las sospechas sobre los acalorados elogios de Trump a Putin y la opacidad que rodea los contactos del entorno del republicano con Kislyak, que es un quebradero de cabeza para la Casa Blanca.
Kushner, marido de Ivanka Trump y con una enorme influencia en el Gobierno, no ha hablado de la investigación del FBI que le afecta. El secretario de Interior Nacional, John Kelly, abordó el domingo la polémica. En una entrevista televisiva, describió como “buena cosa” cualquier intento de dialogar con un país rival. Pero la oposición demócrata ha encontrado un nuevo frente de ataque y pide que se revise la credencial de seguridad que tiene Kushner como alto cargo de la Casa Blanca.