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Trump busca equilibrio entre populismo y pragmatismo

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Muchos con esperanza de que cambie… algo difícil 

●    El presidente electo rebaja algunas promesas pero mantiene la agresividad en las redes

Cualquier intento de homologarlo choca con la realidad de su trayectoria a la Casa Blanca, jaleada por mensajes de odio, opacidad total respecto a sus negocios privados, denuncias de abusos sexuales, o el papel no del todo aclarado de la Rusia de Vladímir Putin en la campaña. Nadie cambia a los 70 años y el carácter de Trump ha variado poco a lo largo de su vida
Donald Trump da sus primeros pasos en Washington sin tener un programa definido ni una idea clara de con quién y cómo gobernará.
Desde que hace una semana derrotase a Hillary, envía señales ambiguas. En sus primeros nombramientos ha buscado complacer al mismo tiempo al establishment que tanto denostó y a los populistas que modelaron su campaña. Trump ha rebajado algunas de sus promesas, pero ha mantenido su agresividad en las redes contra los medios de comunicación.
Trump empieza a topar con los límites del poder, pero no quiere dejar de ser el showman de la telerrealidad y magnate inmobiliario que ganó las elecciones con una retórica incendiaria y un olfato afinado para captar el malestar de una parte de EU. El 20 de enero, jurará el cargo y sucederá a Barack Obama en la Casa Blanca.
Su victoria dejó a medio país en estado de conmoción, a algunos inmigrantes y extranjeros sumidos en la inquietud, y al propio Trump poco preparado para asumir su nuevo oficio.
Esta semana se ha esforzado por ofrecer una imagen más presidencial, incluso magnánima, con elogios a su rival y al presidente Obama. Al mismo tiempo, no ha aparcado los impulsos vengativos o la arrogancia que exhibió en campaña. El diario The New York Times fue el domingo objeto de una serie de mensajes en Twitter insólitos en un presidente electo.
La incógnita en Washington, y en las capitales del mundo que observan con atención cada movimiento, es cómo será el Trump presidente. Existe un deseo, en una parte del establishment, de normalizarlo, y asumir que será el presidente de todos, pasar página y cruzar los dedos para que encierre en un armario los rasgos más abruptos de su personalidad y de su programa.