Donald Trump, acusó ayer al empresario mexicano Carlos Slim de injerencia en la campaña electoral de EU. Trump cree que Slim, accionista del diario The New York Times y donante a la fundación filantrópica de la familia de la candidata demócrata, Hillary Clinton, participa en un complot internacional para destruir sus ambiciones presidenciales. La conspiración se encontraría detrás de la reciente avalancha de acusaciones contra Trump por acoso sexual, según esta teoría no demostrada.
“Los reporteros del New York Times no son periodistas”, dijo Trump en un mitin Greensboro (Carolina del Norte). “Son lobistas corporativos para Carlos Slim y Hillary Clinton”.
Slim ofrece a Trump el blanco perfecto de sus teorías conspirativas. Es extranjero y mexicano, la nacionalidad que más ha vilipendiado desde que en junio de 2015 anunció su candidatura identificando a los inmigrantes procedentes de México con violadores y criminales.
Es la cuarta persona más rica del mundo, según la lista Forbes, miembro de la élite global que, según la mentalidad conspirativa que el magnate cultiva, mueve los hilos de la humanidad a espaldas del pueblo.
Slim, además, posee 16% de acciones de The New York Times, el diario que ha publicado varios testimonios de mujeres que dicen haber sido agredidas por Trump. Y ha donado entre 250.000 y 500.000 dólares a la Fundación Clinton, uno de los flancos débiles de Hillary, por los posibles conflictos de intereses que pudo crear cuando ella era secretaria de Estado.