ALFIL NEGRO
Son las tres de la mañana
y no puedo dormir,
en la calle hay un perro
de hierro y roca negra
que desgarra con dientes
de acero y noche larga
cometas y estrellas,
y mil almas en pena
que sólo él puede ver.
En la casa silencio,
mi esposa bella duerme
y el recuerdo en los cuartos
donde dormían mis niños,
y parece que escucho
sus gritos y sus risas
porque nunca se van.
Pasa un coche a lo lejos
y suena una patrulla,
las calles no se mueven
la vida que descansa,
un bebé que llora
la verdad no sé dónde,
Pero tengo certeza
de que una madre tierna
lo alimenta y arrulla,
como lo hizo mi esposa
con mis hijos pequeños
Y ahora, fuertes y grandes,
carreras, gritos risas
que ya nunca se van.
Son las tres de la mañana
y allá arriba muy alto,
un avión que resuena
pasa, ruge y se va.
En la azotea hay un gato
maullidos de nostalgia
camina en un camino
de bardas y de luz.
Y en esta hora incierta
de silencios y nada,
vienen los pensamientos
las preguntas que duelen
¿cuánto queda de vida?
la salud de los hijos,
el tiempo del hermano
el destino final.
Y luego los recuerdos
que se mezclan y gritan,
el hermano que hace horas
se fue con esa risa
Pero sigue aquí en casa
y organiza todo
con ternura y amor,
Y platicamos mucho
mientras se escucha clara
la maquinaria eterna
que rige las estrellas
los planetas y el sol.
Los recuerdos se mezclan
y viven con nosotros,
la gente que se ha ido
la sentimos presente
como si fuera ayer.
Porque a las tres de la mañana
cuando no es día ni noche,
todo es tiempo presente
y el que ya se ha ido
camina con nosotros,
el miedo no se siente
la plática es ligera,
todo vuelve a la vida
y no existe el dolor.
Son las tres de la mañana
tan lejos de los miedos
y tan cerca de Dios.