Historias de Buró
La triste historia de Iván Candeville sucede de manera inesperada aquella tarde que volvió a ver a su mejor amigo acercándose penosamente a él mientras se encontraba trabajando en una construcción.
Como supervisor de la obra, Iván se encontraba en lo alto de una plataforma cuando lo vio desde lejos mirándolo con timidez por lo que decidió acercarse para ver qué le sucedía a la persona que fuera su cómplice en muchas aventuras cuando aún eran estudiantes de secundaria.
¿Tendrás trabajo para mi Iván? Aunque sea de chalán. Solicitó aquella tarde su viejo compadre, mientras describía la difícil situación económica por la que atravesaba, su esposa lo había dejado, no tenía comunicación con sus padres y su pequeño hijo recurrentemente se enfermaba.
Compadecido por él, Iván pudo ofrecerle un puesto de albañil en el área de cimentación inmediatamente. – Bueno esta tarde no puedo, tengo que recoger a mi pequeño en la escuela y buscar quien cuide de él por las tardes, mañana me presento sin falta.
Como lo acordó al siguiente día el amigo de Iván se integró a las actividades y una semana después su amistad se había fortalecido, compartían el transporte de regreso a casa, lo invitaba frecuentemente a comer y privilegiaba en las labores de la construcción.
Una tarde mientras realizaba supervisión general, notó una gran pérdida de material básico, atraso en un punto del área de cimentación y deficiencias en algunas partes de la edificación. Un compañero de trabajo le habría comentado anteriormente sobre el pobre empeño de su amigo y sospechas de que estuviera sacando material por la noche, sin embargo no quiso creerle.
Meses después Iván se enteró que su amigo llevaba semanas sin trabajar y cobrando por lo que decidió encararlo. –Entiéndeme Iván, tengo problemas en casa y mi hijo sigue enfermo, no puedo dejarlo solo, no me quites la chamba. Suplicó su amigo y terminó por ceder.
Mientras viajaba de regreso a la construcción recibió la llamada de su jefe, la obra se había derrumbado y provocado la muerte de más de 50 empleados que se encontraban al momento. Por el hecho nada pudo hacer. La causa, abaratamiento en materiales de la base del edificio.
Perdió su trabajo y su título como ingeniero, regresó a su pueblo derrotado a trabajar nuevamente desde abajo, como chalán de albañil en la construcción de casas.
