CINE DE HOY

En esta ocasión vamos a hablar de “Pole Dance”, de la pareja de cineastas Marisa Systach y José Buil, una cinta que pudo haber sido mejor, pero terminó siendo palomera

Desde sus inicios con cintas como “¿Y si platicamos de agosto?” y “Adiós adiós ídolo mío”, me he declarado fan de las cintas del matrimonio de cineastas Marisa Systach y José Buil.

Por eso tenía curiosidad de ver “Pole Dance”, su último trabajo que se acaba de estrenar en las dos cinetecas.

Como siempre, el guion de Buil toca un tema social de actualidad: el del acoso y la violencia, como en su mejor cinta, “Perfume de violetas”.

Sin embargo, un desigual reparto echa por tierra las buenas intenciones.

La voluble esteticista Magda (una insípida Gimena Gómez) ha solicitado el divorcio de su esposo doblemente mariachi Ernesto (Norman Delgadillo), pese a que tiene un año en Alcohólicos Anónimos, por amor a su pequeña hija.

En cambio, la bailarina comienza a coquetear con el torvo taxista Jaime (David Calderón) que ni tardo ni perezoso pone cámaras por toda su casa “para espiarla mejor”, terminando en un malo de caricatura. 

De nada sirven las buenas actuaciones de Itati Cantoral como la jefa de Magda y de María Rojo como una insensible funcionaria, si el resto del reparto está por muy debajo de ellas, con Arcelia Ramírez como la madre más improbable del cine mexicano, como bicitaxista rubia chafa.

Buil anunció en sus redes su retiro, lo que sería una lástima que lo cumpliera con una cinta tan fallida como esta.