ALFIL NEGRO
Muchos de los que se sienten parte de los equipos de los dos candidatos fuertes para la gubernatura y no dude usted que hasta los seguidores del cantante, que no se ve cómo pueda ganar, se sienten ya con beneficios de nómina y poder porque tienen la esperanza de que su gallo gane, y de esa manera les toque rebanada del gran pastel del triunfo.
Del lado tricolor se nota, porque así se ve en las gráficas, el retorno de los brujos, de gente que en viejos tiempos fueron figuras en los gabinetes de gobierno, gente de indudable poder, que no les fue nada mal en cuanto a logros económicos y ni se diga en el renglón del poder, porque de alguna manera lo tenían y ejercían en las oficinas que tuvieron.
Con Omar muchas de esas figuras no fueron tomadas en cuenta y durante seis años no vieron la luz.
Fue tiempo para una propuesta, nueva en su mayoría de profesionistas que no la han hecho mal y que demostraron tamaños para el trabajo.
En la mayor parte de los casos, porque también los hubo que ya de salida cuando termina el sexenio, queda claro que no dieron el ancho, con errores muy graves que demuestran que no todos aprovecharon la oportunidad para crecer.
Pero son los menos, porque la mayoría lo hicieron muy bien.
Pero este sexenio está por terminar, y los que quedaron fuera ya se hacen presentes y tiran sus redes para ver qué pescan.
Del otro lado tampoco cantan mal las rancheras, porque más de uno ya se siente en Palacio de gobierno, decidiendo la vida del estado, porque lo menos que esperan es ser secretarios de algo.
Tocará a los candidatos poner orden en esa larga lista de soñadores ambiciosos, que sueñan en ríos de leche y miel, una vez que ganen.
Lo único malo del asunto es que quien decide es el ciudadano con su voto y los conoce.
Muchos cántaros de leche se van a romper, y muchos no verán hechos realidad sus sueños de buenas quincenas y poder de oficina.
