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Todo México en un punto

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LA GENTE CUENTA

Es un día apacible dentro de la gran ciudad, no hay muchas muestras de contaminación como en otras ocasiones. A pesar de que el sol calienta a plomo, el viento reduce esa sensación abrasadora en las cabezas. Y también sorprende que no haya tantos autos formados en kilométricas filas, tocando el claxon de forma casi al unísono.
    Una gran puerta de cristal me da la bienvenida al edificio en donde recibirán a miles y miles de visitantes, que albergará a cientos y cientos de artesanos, manos creativas que con esfuerzo, dedicación, pero mucha, muchísima paciencia desarrollan piezas únicas que lucen muy bien en las salas, en las oficinas… en donde sea.
    A primera instancia, para el visitante primerizo da la impresión de que se trata de un lugar muy grande y con la disposición de muy poco tiempo para recorrerlo en su totalidad, dejarse maravillar por las creaciones típicas de los pueblos indígenas… Es inútil elaborar un plan para visitar los puestos y terminar más tiempo en ellos.
    A pesar de todo, entré en la primera sala, donde el clima frío contrasta con la calidez que hay allá afuera. En el primer punto hay un stand con prendas, cojines, vestidos tapizados de tenangos. Enseguida, se asoma una colección de zapatos, también con tejidos, pero con motivos zapotecos. Simplemente una maravilla.
    En otra parte del recinto hay un área especial de juguetes de madera, lucen varios carruseles de colores, con figuras y formas muy llamativas; alebrijes con colas de dragón y cabezas de gato o cualquier otro animal, y al fondo del pasillo, muñecas de tela adornaban un arco. .
    En los siguientes pisos tienen diversas exposiciones gastronómicas: la miel yucateca, de un color ámbar luminoso y de un sabor insuperable, el café oaxaqueño, con un aroma inconfundible, y sus texturas privilegiadas. Se antoja una taza humeante.
    Cuando la noche se acerca y el hambre toca la puerta, la salvación está en el último piso. Una gran cocina preparaba delicias como mole poblano, cecina de Yecapixtla y tlayudas. Una forma deliciosa de terminar el día.