NÚMEROS CLAROS
• Los empresarios mexicanos se han irradiado del optimismo del gobierno nacional por llevar a buen término la renegociación
Inició este 25 de febrero la séptima ronda de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Aunque estaba prevista para iniciar el 26 de febrero y concluir el próximo 5 de marzo, las negociaciones iniciaron mucho antes producto de la carga de pendientes en la mesa de discusión, sobre todo los más espinosos como las reglas de origen del sector automotriz, tema en el cual el presidente Donald Trump tiene en la mira a México.
Los empresarios mexicanos se han irradiado del optimismo del gobierno nacional por llevar a buen término la renegociación. El empresario Moisés Kalach, coordinador del Consejo Consultivo Estratégico para las Negociaciones Internacionales del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), ha señalado que esperan que las negociaciones puedan terminar antes de las próximas elecciones de julio y que en esta nueva ronda se puedan concluir acuerdo en al menos 10 capítulos.
Pero el optimismo del gobierno de nuestro país y de los empresarios sigue chocando con la promesa del presidente Trump de construir su muro a lo largo de la frontera sur de los Estados Unidos. Precisamente, el muro ha sido el responsable de la cancelación de la nueva reunión entre el presidente Enrique Peña Nieto y el presidente Trump, pues no hay quien le haga desistir de su promesa de campaña de construcción del muro fronterizo, bajo el argumento de poner fin a la inmigración ilegal a su país y detener el tráfico de drogas.
Sin duda alguna, no es la séptima ronda de la renegociación del TLCAN la más complicada, la renegociación del Tratado en sí misma es complicada. Cuando se crea una zona de libre comercio se hace con un espíritu, el de crear un espacio económico común entre los países firmantes, el de eliminar todas las barreras arancelarias y no arancelarias al comercio y a los movimientos de capital; pero ese espíritu ahora se ve coartado por el repentino arrepentimiento de los Estados Unidos de retractarse de sus compromisos adquiridos en 1993, año en que se negoció el TLCAN.
Cualquiera que sea el resultado de la renegociación del TLCAN ésta tendrá consecuencias económicas y financieras para los tres países. Sí la renegociación del TLCAN permite su continuidad o pone fin a su existencia, cualquiera que sea la opción, el Tratado no será el mismo. Si el TLCAN continúa, ya no tendrá como objetivos la creación de un espacio económico común, donde puedan circular mercancías y capitales libremente, se convertirá en un simple tratado comercial para facilitar el comercio en unos y otros sectores, en unas y otras ramas, de acuerdo a los intereses de cada país. Sí el Tratado es eliminado, simplemente habrá que reorientar el comercio y olvidarse de las ventajas de los mercados hacia donde México destina anualmente más del 80% del total de las exportaciones.
Son muchas las tensiones que rodean la renegociar del TLCAN, después de siete meses de discusiones entre Canadá, Estados Unidos y México, y siempre está presente la posibilidad de que el presidente Trump del carpetazo y ponga fin a su existencia. La proliferación de las amenazas de Washington continúan y los ataques proteccionistas contra México y Canadá en los temas de construcción de autos, madera, papel periódico, aeronáutica, acero, aluminio, carnes y paneles solares, por ejemplo; la propia cancelación del encuentro entre los presidentes de los Estados Unidos y México, dejan entrever lo complicado de llevar a buen término las negociaciones del TLCAN y de salvar el libre comercio.
Es probable que en los próximos meses veamos un reacomodo de los capitales en América del Norte. No se trata solamente de la reforma fiscal del presidente Trump, orientada a la repatriación de capitales, sino de la incertidumbre que hay en el medio financiero por el destino final del TLCAN; lo que ha provocado que algunos inversionistas estén optando por establecerse en los Estados Unidos en lugar de hacerlo en México o Canadá, para evitar ser atrapado en el lado equivocado de la frontera si se reinstauran las barreras comerciales.
Por lo pronto, Canadá no se duerme en sus laureles y México debería hacer lo mismo. El gobierno canadiense ha acelerado la búsqueda de otras oportunidades comerciales de cara a la disolución del TLCAN; la entrada en vigor acuerdo de libre comercio con Europa y la nueva versión del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), al que pertenece México; así como sus proyectos con China, India y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), muestran la gravedad de la situación y la necesidad de encontrar nuevos mercados, para el caso en que el TLCAN llegue a su fin.