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Tirar la piedra y escupir pa’rriba

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OPINIÓN
    •    Hablaremos de tres ejemplos que hemos visto durante el primer año de pagos a los diputados… 


Quisiéramos cambiar un poco de escenario, pero la verdad es que el Congreso del Estado de Hidalgo da mucho de qué hablar con los diputados y diputadas que tiran la piedra y se les olvida esconder la mano, o de plano escupen pa’rriba, y como diría mi abuela, “cae más rápido un hocicón que un cojo”, perdón “hablador”.
Hablaremos de tres ejemplos que hemos visto durante el primer año de pagos a los diputados, porque al parecer no se puede decir que el primer año de labores cuando la única labor que hicieron fue pelearse por absurdos en tribuna.
El primero, cuando Ricardo Baptista González negó que se hubieran contratado asesores externos para que los diputados no se vieran ignorantes al presentar el análisis del paquete hacendario 2019 para el estado de Hidalgo, el problema no es haber negado que se hubieran contratado y que el diputado hubiera faltado al principio del partido que lo llevó al poder: “no mentirás”, sino que haya intentado ocultar que se pagó más de 1 millón de pesos por el servicio.
Ya que ahora la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo (ASEH), dio a conocer que hay problemas al hacer la comprobación de este gasto, es decir que los diputados gastaron más de un millón de pesos en ocultar su ignorancia, porque es bien sabido que muchos de ellos son becarios que tuvieron el infortunio de ser elegidos por el siempre amo de una gran universidad, sin embargo todo parece indicar que tendrán problemas al respecto.
Por lo anterior, Baptista queda como mentiroso al decir “no se contrataron asesores externos”, los diputados quedaron como ignorantes que tuvieron que contratar asesores para armar un paquete que ni siquiera estuvo bien hecho, y a quien paga por algo mal hecho, en mi pueblo no les dicen ignorantes, allá les llaman… de otro modo. Y al final esa ignorancia que se trataba de ocultar, la misma que se escupió pa’rriba, está cayendo sobre estos diputados.
El segundo caso del que tira la piedra y se le olvida esconder la mano o que escupe pa’rriba, es el eterno amigo del anterior, el diputado que bien podría convertirse en “Sonidero”, por la voz y énfasis que le echa a su discurso, o dígame usted si no se ha imaginado alguna vez que el diputado Asael le mande un saludo a mitad de canción tipo “tus jefes no me quieren”.
Ya hasta se parece a esas gentes que se casan en la playa y se llevan el arroz para no gastar en mariscos. Hablando de bodas, Asael fue al que en plena publicación de su matrimonio le salió una hija que le pidió la pensión en las redes sociales. Lo que sin duda ha dado mucho de qué hablar sobre todo en el tema de la Defensa de la Vida, ya que mientras el diputado se pronuncia a favor de la Vida, parece que la única vida que le dio a la pobre muchacha fue la del abandono, sabrá Dios si será suya, pero sí no, debería hacerse la prueba pa’evitar difamaciones.
Así el diputado podría defender la vida, pero la vida de olvido y engaño de las criaturas que se tienen en el largo camino de esta existencia, ese camino del machismo que te hace hombre por el número de hijos sin importar si los procuras o no.
Y finalmente, la diputada a la que ya le estamos apartando su calendario (porqué ha sido buena clienta de esta columna), la del copetito rojo, sí la que se llama Corina, que en plena declaración hasta agudiza la voz para enfatizar la victimización de la que se cobija para decir que un funcionario le faltó al respeto (funcionario que la verdad quien sabe si sería capaz siquiera de eso), avienta la piedra y se le olvida esconder la mano, escupe pa’rriba y hasta con flemas…
Porque parece que a la diputada se le olvida que copiar una iniciativa de ley agregándole al inicio sólo una cita de Monsiváis, y decir que es suya, es mentir y sobre todo es plagiar, pero se ofende si le dicen mentirosa.
Que la señora regaña horrible y en público a sus asesores y trabajadores dentro del Congreso y luego dice ser víctima de que le hablen golpeado, también es escupir para arriba, sin mencionar ya todas las muestras que ha dado de su ignorancia como legisladora, sin embargo, la bella imagen que no se olvidará, es cuando gritaba desde la mocheta que abre paso al área “tras banderas”: ¡fuera Julio Valera! y se escondía creyendo que no reconocerían su copete rojo. Tirar la piedra y olvidar esconder la mano, error pueril de cualquier politiquillo sin colmillo, errores que cometen los títeres que se dirán diputados, y creerán su propio cuento, al menos por dos años más.