CONCIENCIA CIUDADANA
El tema más relevante de esta semana para esta conciencia ciudadana sigue siendo la salida de Carmen Aristegui de su espacio informativo en MVS Noticias. La conmoción provocada por éste hecho rebasa ya al caso de la propia periodista que durante años se constituyó en una de las voces más autorizadas de los medios de comunicación, pasando a ser un asunto de primer orden por sus múltiples implicaciones en diversos campos de nuestra vida política y social.
En primer lugar podríamos hablar de la opinión pública en nuestro país, porque para garantizarla se requiere la presencia firme y vigorosa de voces como las de Carmen Aristegui, las cuales no abundan en nuestro medio debido a una serie de mecanismos políticos, económicos y sociales que operan para impedir que periodistas independientes como ella se abran paso en los medios de comunicación y, cuando logran hacerlo, para impedir que sus mensajes pueda impactar exitosamente en las grandes audiencias.
En ese sentido, diremos que a pesar de su fama, Aristegui era poco escuchada en la sociedad hidalguense, debido al poco alcance de la radiodifusora MVS, lo que impedía acceder al importantísimo noticiario que ella dirigía. Aquí en Pachuca, la señal del 102.5 FM de la radiodifusora no llega directamente, y quienes tratábamos de seguir su noticiero teníamos que recurrir al internet para escucharlo. Aún en éste, curiosamente, la señal se perdía recurrentemente; pero da la casualidad que los programas anteriores y posteriores al de Carmen Aristegui sí podían escucharse sin interrupción alguna, lo que mueve a considerar, basándonos en un “sospechosismo” no comprobado pero plausible, en la existencia de acciones intencionadas para sabotear el programa por parte de no sabemos quién, aunque bien pudiéramos imaginárnoslo.
Sin Carmen, la opinión pública se queda sin una voz imprescindible en estos momentos en que las condiciones sociales y económicas se observan cada vez más acotadas por decisiones políticas tomadas unilateralmente por parte de los gobernantes, quienes cada vez más abiertamente parecen dirigir sus pasos hacia la restauración de un régimen autoritario, aunque de mayor alcance al que parecía haberse dejado atrás, pues ni siquiera el autoritarismo del viejo PRI puede compararse al sistema de control social, económico y político que se está fraguando en estos tiempos en México sin parar mientes en los peligros a los que se expone el país.
Con valentía, Carmen Aristegui hizo patente esta situación cada día de su tarea en MVS NOTICIAS; pero en los últimos tiempos, los casos fueron acumulándose en tal número, que no sólo quienes le escuchábamos a ella y a sus colaboradores fuimos cobrando conciencia de que algo grande y oscuro está invadiendo nuestra vida pública, sino aun afuera de nuestras fronteras va creciendo esa misma convicción. No en balde hasta el propio papa Francisco expresó su deseo de que la vida pública de Argentina, su país de origen, no fuera a ‘mexicanizarse’, es decir, no sufriera la misma suerte y las mismas calamidades que nuestra patria está sufriendo hoy en día.
Existe en la historia militar una estrategia que los ejércitos de ocupación y los dictadores sangrientos han utilizado a lo largo de la historia llamada ‘Raid’, palabra de origen árabe cuya traducción aproximada es la de ‘ataque preventivo’, porque tiene como propósito acabar con alguna futura amenaza a los intereses o posiciones de una potencia. Es una estrategia cruel, desalmada, injusta y desigual, porque no se ataca a algún enemigo actual, sino a seres inermes cuyo único delito es el de representar, a los ojos de sus atacantes, un peligro futuro al que ha de eliminarse antes siquiera que se convierta en realidad
En los últimos tiempos, hemos visto casos semejantes en nuestro país que resultan inexplicables desde cualquier otra lógica con los que queramos interpretarlos; lo mismo en la matanza absurda e inexplicable de Iguala; que con las detenciones de civiles inermes en las manifestaciones ocurridas en distintas ciudades del país (mientras que los incendiarios que las acompañan desaparecen o son protegidos por las fuerzas del orden); o en la eliminación de periodistas de provincia ultimados en el cumplimiento de su deber y en las desapariciones forzadas de personas inermes a quienes nunca se les vuelve a ver. Todos ellos son casos que sólo alcanzan a explicarse desde una lógica semejante a la que hemos descrito como “raid”; desde la cual, la eliminación de las voces críticas como la de Aristegui del espectro radiofónico, resultaría necesaria para quienes desde el poder tratan de evitar que sus propósitos e intereses puedan ser detenidos en un futuro cercano.
No queremos dejar de manifestar, como ya lo hacen otras voces de la conciencia ciudadana, que Carmen Aristegui debe contar con un espacio de expresión que dé cobijo a sus investigaciones y sus denuncias. Una sociedad democrática debe defender ese derecho porque al hacerlo estará defendiendo su propio derecho a estar informado con veracidad, oportunidad y objetividad. Cuando se acalla una voz, por discrepante que sea con las demás, se oprime a la sociedad, y se cancela el futuro de libertad y equidad a las que todos los seres humanos tienen derecho.