La revista “Arquine” en su edición 95, de marzo, está dedicada a la Ciudad de México Tenochtitlan. El número se llama, justamente, 500 años.
“Arquine” ofrece análisis desde la arquitectura, el urbanismo, la antropología, la cartografía y del crecimiento, a lo largo de cinco siglos, de esta ciudad que “ha hecho del sacrificio original la materia prima para su renacer, que sufre año con año los excesos y defectos de su origen lacustre, y que es el crisol mestizo de la cultura mexica y española”, como señala en el editorial de la revista, el director Miquel Adrià, o ciudad que es “un mosaico de retazos”, como la define en su texto Ernesto Betancourt.
El editor de la revista, Alejandro Hernández Gálvez, explica que los 500 años de la caída de Tenochtitlan, que se cumplen en agosto, los llevaron a reflexionar sobre qué se ha transformado en estos cinco siglos, por qué, cuáles fueron las condiciones, y a tratar de entenderlo desde la arquitectura y el diseño urbano. “Hubo varias preguntas; aunque es una fecha más que nada emblemática, no todo cambió de un día para otro. Entonces la primera pregunta es hacia dónde fue, qué cambió; la segunda pregunta fue cómo en estos cinco siglos se ha seguido desarrollando”.
La ciudad tiene la peculiaridad de que existen muchos mapas desde sus inicios y, a partir de esos mapas, el antropólogo social José Ignacio Lanzagorta, en una conversación, analiza los cambios que se registraron de forma cartográfica, con base en cinco mapas, el primero de los cuales es el de Uppsala.
“La lectura de José de ‘Cinco siglos, cinco mapas’, nos cuenta cómo en Uppsala no sólo se representa la ciudad sino su territorio; otro de los mapas nos muestra tres ciudades: en el centro la española de los conquistadores, y en los extremos, todavía ciudades de indios con gobierno propio, organizaciones y uso de suelo con base en la tradición prehispánica. Vemos en los mapas que conviven durante un tiempo la ciudad nueva con la antigua; los siguientes dan cuenta de que la modernización fue borrando esas otras formas de ocupar el territorio; hoy en muchos lugares de la ciudad se mantienen pequeños poblados que tienen sus raíces, costumbres, hábitos, pero en el tema de uso y distribución de la tierra poco se mantiene de lo que había entonces. La forma de concebir la propiedad de la tierra cambió paulatinamente hasta llegar a un cambio radical, con excepciones en Xochimilco, Milpa Alta”, explica el editor.
Al agua se destinan tres textos de la revista, son reflexiones sobre esa condición, de “una urbe que se ha desarrollado contra natura, con la progresiva desecación de los lagos”, como escribe Adrià. La revista retoma “proyectos utópicos”; es el caso del tema de la Ciudad Lacustre, que plantearon Alberto Kalach y otros arquitectos; luego Elena Tudela y Daniel Daou reflexionan sobre otras propuestas de manejo del agua y en particular de las aguas negras. Ellos escriben: “La conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlan y de la fundación de la Ciudad de México ofrece una oportunidad para revalorar, a través de una relectura histórica, tanto la relación de la ciudad, su arquitectura, infraestructuras y entorno como la del papel del diseño entendido como la integración de la arquitectura, el paisaje y el urbanismo. El objetivo es reposicionar al diseño como una forma particular y aventajada de producción de conocimiento indispensable para las mesas de decisiones, la mediación de intereses, la promoción de la justicia socioambiental, y, sobre todo, la imaginación de escenarios futuros deseables para los próximos 500 años.
Y por otra parte, se aborda el proyecto de Canal Nacional que hoy se lleva a cabo.
“Lo más notable, que todos reconocemos, es cómo se pasó de una ciudad en el agua a una ciudad sin agua”, explica el editor Alejandro Hernández.
Ernesto Betancourt indaga acerca de cómo la ciudad no se planeó de manera conjunta, unitaria, sino que se fue armando a partir de acciones específicas como la lotificación de haciendas. “Si vemos la ciudad, desde un avión o al caminarla o incluso en auto, nos damos cuenta de que es una ciudad rota: de repente vas por una calle y de pronto termina o la traza de una colonia se interrumpe”, comenta el editor.
Los textos que siguen, “Traza de la especulación posrevolucionaria”, de Juan Carlos Espinosa Cuock y Tania Tovar Torres, y “Modernizar la ciudad a partir de la casa”, de Fernanda Canales, son reflexiones en torno de la problemática de la vivienda en la CDMX.