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“Tenías razón”

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RELATOS DE VIDA

“Tenías razón”, fueron las dos palabras poderosas con las que María José terminó de matar su amor sumiso, para dar comienzo a ese amor propio que tanto necesitaba; se trató de una bomba que acabó con su alma y que sólo pudo pronunciar teniendo el apoyo de su amiga de la vida Aracely.
Ambas se conocieron en la preparatoria, desde entonces su amistad, aunque lejana en distancia era muy cercana en cariño, respeto y comunicación; desde que Marijo, como cariñosamente le decían, inició su relación con el que hasta ese momento era su marido, su amiga le comentó que no era un hombre para ella, sin embargo respetó su decisión.
Durante años, platicaban de esa unión tortuosa, pero María José continuaba en ese infierno de humillaciones, agresiones y siempre carente de amor y caricias; la última vez que hablaron, Marijo le dijo, “me dijo que siempre seguirá siendo el mismo culero de siempre, que no cambiará, y que algún día sería yo la que le dijera que ya no quiero estar con él”.
Después de esa llamada, un par de meses después, Aracely recibió nuevamente la llamada de su amiga de preparatoria – “Por favor ven a mi casa te necesito” – le solicitó llorando y colgó. Le tomó cinco segundos tomar las llaves del carro y bolsa para salir corriendo en su auxilio.
Al llegar a la casa, se fundieron en un abrazo fuerte y sincero, y después Marijo le dijo – Hoy terminará todo, por favor te quiero a mi lado – Aracely asintió con la cabeza, en tanto la mujer tomó el teléfono, hizo la marcación y espero con tranquilidad, después de unos segundos replicó – Hola, tenías razón – y después un silencio, escuchando atentamente la respuesta.
Prosiguió – Tenías razón, ya no te quiero a mi lado, quiero esperar mensajes en la mañana, quiero que me rueguen, quiero caricias, ánimo en días difíciles, felicitaciones en mi cumpleaños, en un aniversario, en un logro…- y volvió a callar, en atención a la contestación.
Aunque no tardó mucho en continuar – Si, por eso te llamo, para decirte que tenías razón, para decirte que si bien aún no sé lo que quiero, lo que ya no quiero son ausencias de cuerpo, alma, espíritu, amor, mensajes; así que tenías razón – y colgó.
Al terminar la llamada, volteó a ver a su amiga, se volvieron a abrazar, lloraron juntas durante bastante tiempo, hasta que ya no tenían más lágrimas que derramar, tomaron una copa, platicaron del sentido de la vida, de algunos sueños y anhelos y de las siguientes metas.
Ese dia, Aracely se quedó a cuidar el sueño de Marijo, y por la mañana salieron a realizar compras, principalmente de adornos para la casa, algunas plantas, cuadros y un par de vestidos y zapatos; al llegar nuevamente a la casa, Marijo dijo – amiga, También tú tenías razón, ese hombre no era para mí – las dos sonrieron y comenzaron con la remodelación.